miércoles, 4 de mayo de 2016


UN CURRÍCULO SIN LA DEBIDA CONSULTA
Otra equivocación del Ministerio de Educación
Por Juan Borea Odría


Preludio

Lo que muchos temíamos se produjo la semana pasada: el Ministerio de Educación ha decidido sacar el Currículo Nacional sin la consulta que establecen la Ley y su Reglamento. El preludio de la ópera se dio el martes 26 en la ceremonia de presentación del Balance del Proyecto Educativo Nacional por el Consejo Nacional de Educación; al cerrar dicho acto el Ministro Saavedra intervino con voz severa ante diversas apreciaciones del Balance sobre la gestión (temas de equidad, de descentralización, de la ley universitaria, de currículo, entre otros), sin conceder casi nada al esfuerzo del Consejo y al cumplimiento de su misión institucional. Ese tono enfático podría deberse a molestia por las críticas, a que sus asesores le presentaron una visión negativa del documento del CNE, al deseo que las críticas no empañen la imagen de cierre de su gestión, al deseo de atarantar a los Consejeros para que se autocensuren en las próximas consultas, o a la combinación de algunas. En todo caso fue evidente para los asistentes, entre ellos una numerosa delegación de funcionarios del Ministerio, el tono confrontacional, que de ninguna manera corresponde a la relación con una institución autónoma creada por Ley, y cuyos integrantes no son funcionarios del sector.

En lo que respecta al currículo dijo que se había trabajado varios años, y descartó una consulta sobre el mismo porque ya se habían hecho muchas consultas y no podía esperar la opinión del “centésimo especialista”. A continuación anunció que el día siguiente se enviaría al Consejo Nacional de Educación la propuesta curricular. Efectivamente el miércoles en la tarde el Viceministro de Gestión Pedagógica envió el documento dando al Consejo diez días para pronunciarsei; y el fin de semana lo ha colgado en la página web del Ministerioii; en esta última publicación ya no se descarta del todo la consulta (tal vez ha habido un mejor asesoramiento), sino que se indica que el mes de mayo se hará una consulta en “modalidad virtual”.

La consulta debe hacerse bien y no como justificación

En este tema somos enfáticos: la consulta no es una favor que se hace, o una liberalidad del poder: es una obligación establecida por el Art. 34° de la LGE y el Art. 27° de su Reglamento: ambos exigen una consulta amplia a la sociedad civil y la opinión del Consejo Nacional de Educación.

La consulta virtual no está mal, pero por un lado debe ser bien hecha, y por otro debe combinarse con estrategias para recoger opiniones institucionales. Por ejemplo la “consulta virtual” hecha para el documento Perfil de egreso y fundamentos del Currículo Nacional fue insuficiente 

Un ejemplo de lo que debe ser una Consulta lo ha dado el mismo Ministerio de Educación con el Proceso de Consulta Previa del Plan Nacional de Educación Intercultural Bilingüe: se publica como un parche especial en el frontis de la WEB, se consulta directamente a las instituciones implicadas, se establecen amplios períodos para aportar

Una consulta tampoco debe ser parcial; dentro del proceso de elaboración pueden consultarse segmentos para recoger opiniones, pero la consulta válida es sobre el documento final. Cuando sobre éste ha opinado la comunidad educativa y el Consejo Nacional de Educación, ya tiene el ministerio la legitimidad para decidir dentro de sus funciones. Pero queda claro que no se ha hecho una consulta del documento total. Recién ahora se ha publicado lo que sería el documento final, y es sobre este documento que deben pedir las opiniones no solamente al CNE, sino a la comunidad educativa. Las opiniones anteriores han sido sobre las tres versiones del marco curricular, y las otras dos versiones presentadas en Lima y en Ayacucho. Y por último, sobre el Perfil del egreso. Basta confrontar las versiones citadas con el producto actual para darnos cuenta que hay una enorme variación; ¿cómo entonces decir que ya se consultó lo que NO SE HA CONSULTADO?

Hay que recalcar que la consulta no es solo a los especialistas; es conveniente que el Ministerio contrate personas que opinen, pero la consulta de que habla la ley es a la COMUNIDAD EDUCATIVA. Los aportes de especialistas son indispensables, pero la ley va más allá. Incluso consultando al “centésimo especialista” (Ministro dixit) no se cumple con la consulta si no se pide la opinión a la comunidad educativa.

La consulta debe tener el tiempo necesario

Estudiar el documento curricular no puede hacerse a la carrera; si queremos que sea un producto duradero debe darse el tiempo suficiente, por lo menos un par de meses para que opinen las instituciones, y un mes más para procesarlas en el Ministerio.

Las instituciones deben organizarse para que sus especialistas la estudien, hagan la discusión interna y por último opinen de manera institucional. Los docentes, quienes realmente conocen a los alumnos y los procesos de aprendizaje concretos, están trabajando y no pueden en un corto plazo darse el tiempo para opinar. Más aún en un documento tan voluminoso como el actual.

Al respecto cabe recordar las críticas de muy largo, denso y frondoso que le hacían al DCN los autores de la actual propuesta. Pues bien, el DCN con fotos y diagramas tiene 484 páginas; la actual versión, de puro texto sin fotos, es de 650 páginas…el comentario sobra.v

Para la opinión del Consejo Nacional de Educación le dan diez días. Los Consejeros tienen diversas especialidades, pocos de ellos son maestros, y poquísimos siguen en aula. Tienen necesariamente
que convocar a otras personas para que opinen, tal como acertadamente lo hicieron en anteriores oportunidades. Y eso no lo van a hacer en un plazo tan corto. Menos podrá opinar adecuadamente la comunidad educativa, que incluye en su seno diversidad de actores distribuidos a lo largo del territorio nacional.

Resaltar el papel del Consejo Nacional de Educación

Es justo resaltar el papel que en estos años ha jugado el CNE con respecto al currículo. Han sido ponderados pero claros; han convocado consultas y han dado opiniones orientadoras que han impedido que apresuradamente se promulgaran propuestas muy deficientes.

Los dos últimos documentos que han sacado sobre el currículo son esclarecedores: la carta al Viceministro de Gestión Pedagógica con la que le pidió opinión sobre el documento de Perfiles de Egreso, y las propuestas del Balance del PEN.

En la carta con la que responden al Viceministro le dicen que “De acuerdo al Reglamento de la LGE el documento en mención no se ajusta a la definición de currículo, por tanto, el CNE no puede emitir opinión sobre una propuesta curricular incompleta”.

En las propuestas sobre el Currículo incluidas en el Balance (P. 65) dicen así: “Consideramos que a la siguiente administración le corresponderá finalizarlo de acuerdo a los lineamientos en el reglamento de la Ley General de Educación”.

Ojalá que no se dejen atarantar y sigan fieles a su actuación anterior. En primer lugar no deben aceptar el plazo de diez días, claramente insuficientes; en tan corto tiempo la opinión que puedan dar será incompleta y sin una consulta adecuada a las personas que antes les han ayudado

Para finalizar

Invoco al Ministerio de Educación, donde tengo tantos amigos: no saquen el currículo sin la debida consulta. La presión de dejar un producto antes de finalizar la gestión no debe llevarlos a precipitarse y generar un problema a los docentes. Es mejor dejar el producto listo para que la administración que asumirá en agosto lo revise y de continuidad. Para ello basta con modificar el plan de implementación, y poner como objetivo hacer la consulta y procesarla. Es un trabajo arduo para los ochenta días que les quedan, pero sí es posible hacerlo.

Invoco también a las instituciones de la comunidad educativa para que se pronuncien. Hasta ahora la voz pública sobre el tema curricular la hemos llevado unas cuantas personas, y a nivel institucional el Consejo Nacional de Educación, asumiendo el desgaste y los costos de una confrontación de opiniones con el Ministerio.

Es el momento de que eleven su voz pidiendo al Ministerio de Educación una consulta que las convoque de manera explícita y en plazos razonables. Y desde este momento deben convocar a sus especialistas para estudiar la propuesta y hacer conocer públicamente sus opiniones. Ya está publicada, hay que estudiarla y opinar.

Que el nuevo currículo sea bueno y que tenga una larga duración es responsabilidad de todos. Está en nosotros honrarla o dejar que otros decidan.
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