EL PODER DEL AMOR
Proclamemos la paz y la armonía social
Por el P. Clemente Sobrado
San Mateo 5, 38 - 48:
“Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda. Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir u sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial.”
Reflexión
Hola amigos, comencemos hoy con una pregunta. El pasado domingo se nos decía que Jesús no vino a anular la ley, sino a darle el verdadero cumplimiento. Hoy, nos plantea un problema candente, diario y esencial: ¿Cómo andan nuestras relaciones de los unos con los otros? Que en el fondo es también preguntarnos quién es el otro para nosotros. ¿Un amigo? ¿Un enemigo?
Jesús sigue con el mismo paralelo del “se os dijo”, “pero yo os digo”. Es decir, el antes de Jesús y el después de Jesús, que traducido en nuestras vidas pudiera ser: “Yo antes de conocer a Jesús” y “yo después de conocerle a Él y aceptarlo en mi vida”.
En realidad, el Evangelio que hoy proclamamos pudiera ser el camino de la paz, de la armonía social, de entendernos como hermanos. Puede que las afirmaciones de Jesús choquen con nuestras mentalidades y nuestros criterios, pero son los que mejor expresan el nuevo mundo, el reino de Dios.
Porque eso de ojo por ojo y diente por diente, es un sistema donde prevalece la fuerza. Si te respondo con lo mismo que me has hecho, ganará el que pueda más; pero si en vez de enseñarte mis puños, soy capaz de responderte con amor, las cosas cambian.
Si se trata de odiar a mi enemigo, nos quedamos en ese pobre sistema de relaciones que más parecen una pelea de boxeo que un saber buscar caminos de encentro.
En cambio, si logramos amar a nuestros enemigos, es hacer amigos de los enemigos. Es convertir el mundo en una sociedad de amistad.
Si solo saludamos a los que nos saludan quedamos todos a la misma altura. ¡Qué lejos quedamos de ese ideal que nos propone Jesús hoy! “Sed perfectos como vuestro Padre es perfecto.” Buena diferencia entre tener a Dios Padre como modelo nuestro o tener como modelos a los poderosos, a los que cada día nos amenazan con sus armas.
Digamos, que no podemos quedarnos en el mundo que vivimos y tenemos que construir un mundo nuevo de amor.
Fuente: La Iglesia que camina