CELEBREMOS TAMBIÉN A LOS PADRES (Y MADRES) SIN HIJOS
Conforme se acerca el Día del Padre los mensajes escolares, oficiales y comerciales celebran a los papás con cariño y gratitud, lo que es justo y bueno. Pero en esta ocasión quiero salir de lo tradicional y ampliar la celebración y la gratitud a otras personas, motivado por un pensamiento del P. Héctor de Cárdenas
Mientras existan hijos sin padres, serán necesarios padres sin hijos
¿Quiénes son estos padres sin hijos a los que alude Héctor? Es un dato de la realidad que muchos padres engendran a sus hijos y luego abandonan a la madre dejándola sola en el cuidado de los niños y niñas. Hay otros que luego de dejar el hogar “cumplen” económicamente en mayor o menor medida pero tienen una presencia muy escasa en la vida de sus hijos y no son para ellos referentes en su desarrollo. Los hay también quienes por enfermedad incapacitante o fallecimiento dejan desamparados a los niños.
Es ante estas situaciones que surgen los padres sustitutos, y los hay de varias clases.
La primera de ellas corresponde a los parientes cercanos (tíos, abuelos, padrinos) que teniendo o no sus propios hijos e hijas, motivados por amor asumen la responsabilidad de apoyar a esos “nuevos” hijos en lo económico y lo afectivo, convirtiéndose en la práctica en los papás, aun cuando a veces los padres biológicos tengan alguna presencia. He conocido en mi actividad magisterial a muchos de ellos, sin los cuales sería muy infeliz la vida de los niños y niñas que en la práctica (aunque no legalmente) han “adoptado”.
La segunda clase de “padres sustitutos” está conformada por quienes en el desempeño de su rol profesional, vida familiar o local, se relacionan con niños y adolescentes que requieren a alguien que juegue el rol de adulto cercano, tan necesario para el desarrollo normal de la personalidad. Tienen su propia familia y por ello no comparten hogar ni responsabilidad económica (aunque a veces apoyen) con sus “ahijados”, pero sí les dan de su tiempo con generosidad, los acompañan, escuchan, motivan, aconsejan y reprenden, e incluso les sirven de “pararrayos” cuando son adolescentes.
En estos dos casos de padres sustitutos podemos hablar también de madres que asumen el rol de sustitución, pero son mucho menos cantidad porque, como decía el P. Gastón Garatea, el Perú “es un país de madres”; con pocas excepciones son ellas quienes crían a sus hijos e hijas contra toda adversidad y no los abandonan.
Una tercera clase de padres y madres sustitutos la conforman quienes por vocación personal han decidido no formar familia para tener una mayor disponibilidad de servicio y acogida: son los religiosos y religiosas, así como muchos maestros, maestras y asistentes sociales. En este caso su “paternidad” o “maternidad” es más difusa, menos cercana personalmente que las dos clases anteriores, más abierta a lo grupal, pero no por ello deja de ser importante.
Se dice con razón que a padres y madres se les debe agradecer y celebrar siempre, no solo en sus días. La proximidad del Día del Padre y el recuerdo del texto del P. Héctor han sido la ocasión cercana, pero tengamos siempre presente el papel de los “padres y madres sin hijos”, y sepamos agradecer el rol que juegan en nuestra sociedad.
Un saludos a todos los padres!
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