viernes, 10 de octubre de 2008

A continuación otra historia contada por Humberto Barreto, una de la época escolar en donde el protagonista era Juanito Velarde...

EL PEQUEÑO PUNTO ROJO

Un día, la profesora de inglés -de apellido Gonzáles y que tenía de chapa "La Poronguito" porque se manejaba un derriere bien abultado y macizo que atraía miradas a montones- entró al salón más palteada que nunca y con un genio de miércoles. Dijo que estábamos en condiciones de hablar inglés fluídamente y que en esa clase no iba a hablar nada en castellano. Nos jodimos ese día, yo la verdad no entendía casi nada de su clase, sólo algunos de la promo la entendían, los que estaban estudiando en academías de idiomas.

Ella era una profe que solo duró por poco tiempo, entró reemplazando al profesor de inglés apodado "Mono seco". Ese día no se porqué se desquitó con nosotros diciendo que nos iba tomar un examen al final de la clase, practicamente sin avisarnos nos tomó desprevenidos. Muy pocos eran los sobones que la aguantaban, se había ganado la antipatía de casi la mayoría del salón.

En algún momento de la clase, cuando alguien llamó a la puerta y la profe salió, Velarde se levantó de su lugar y se acercó al pupitre de la "miss" y encima de la silla colocó un pequeño chinche parado y mirando hacia arriba, lo hizo tan disimuladamente que muy pocos nos dimos cuenta de la travesura.

La profe regresó a su sitio y se sentó, en ese momento Juan estaba agachado con la cabeza dentro de su carpeta. Como un resorte ella se vuelve a parar, nos da la espalda, se agarrra el traserazo y...horrorrrrr...!!, se vislumbraba un punto rojo en medio de una nalga, aquel punto pequeño iba creciendo y manchando su pantalón color blanco. Y no solo eso...todavía estaba clavado el chinche en su nalga!!!!. Sin decir una palabra "la poronguito" salió de la clase mirándonos con cólera y como una centella fue con rumbo donde el "colorado" (director) Un grupo de nosotros parados en la puerta del salón la vimos ingresar en la dirección muy mortificada.

Resultado final: Todos castigados sin excepción. Palomino y López por más que protestaron que ellos no sabían nada y que no eran complices de la travesura, que no merecían el castigo que consistía en bajarnos 5 puntos en conducta al final del bimestre e ir con los padres de familia en la tarde al colegio. La mayoría terminó con el poto rojo aquella tarde.

Mientras solo un puñado de nosotros conocía la autoría de aquel "chinchecidio", la mayoría se preguntaba ¿quién ...erda fue el de la travesura? Velarde se cagaba de la risa y se mofaba de nosotros hasta el cansansio....

Humberto Barreto García

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