MEDIOCRIDAD
Un cáncer moral en el Perú
El diccionario señala tres acepciones de la palabra en cuestión: a) Calidad baja o casi mala. B) Falta de valor o interés. C) Falta de inteligencia o de capacidad para realizar algo. Las tres acepciones concurren en el ejemplo anterior. Pero esta mediocridad no es algo ocasional o pasajero; es una actitud que subyace en el subconsciente de mucha gente, casi me atrevería a decir en la mayoría de la población, y origina incontables inconvenientes. Como es tan generalizada ya no llama la atención, y se ha convertido en modus vivendi que aceptamos con resignación, cuando no con entusiasmo.
Estudiantes que estudian poco y celebran un once, gente que llega cotidianamente tarde a su centro de labor o de estudio, trabajadores que mezquinan esfuerzo, pobladores que cumplen la norma sólo cuando los están vigilando, deportistas que entrenan a desgano, profesionales descuidados que hacen su labor a medias…todos son manifestación de la misma enfermedad moral. No es algo nuevo, es algo que lleva siglos; como muestra, hace un siglo ya (1913) que José Ingenieros publicó su libro “El Hombre Mediocre”.
La mediocridad sólo es posible de combatir con la integridad; es decir, vivir a plenitud cada momento, ser íntegro en las convicciones y compromisos, honrar la palabra dada, mantener la capacidad de indignación y el espíritu de combate. Invoco a sumarnos a esta cruzada por la integridad generando condiciones en los lugares donde nos desempeñamos casa para que no aceptemos vivir a medias.
Juan Borea Odría
(*) Centro educativo de Borea Odría
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