EL FIN DE LOS TIEMPOS
"El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán"
Por el P. Clemente Sobrado
San Marcos 13, 24 -32:
"Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas.
Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre."
Reflexión
Hola amigos: El Evangelio de hoy pareciera como una de esas películas de terror, que personalmente no aguanto. Sin embargo, aquí no hay nada de terror, ni de Drácula. Aquí lo que hay es Evangelio y, por tanto, Buena Noticia.
La buena noticia de que este mundo tal como lo conocemos no es lo definitivo, que esperamos un mundo nuevo y un cielo nuevo. ¿Cómo será? Pues igual que ustedes yo no le sé. Lo que sí sé es que Dios no destruye nada de lo que hizo. Lo cambiará, lo transformará. Además, que Jesús, a quien ahora no vemos sino por la fe entre nosotros, volverá y será la gran manifestación de su triunfo.
Otra buena noticia es que Dios no está lejos de nosotros. Al contrario, cada día viene a buscar frutos de Evangelio en la higuera de nuestras vidas. Todos estamos llamados a florecer y a dar frutos de Evangelio. Todos estamos llamados a ser testigos de esta presencia de Dios en medio de nosotros. Es bien doloroso pasar al lado de la gente y que nadie te salude porque no te conoce. Me imagino cómo sentirá el Señor, pasando a nuestro lado sin que nadie lo reconozca.
Por eso mismo Jesús nos pone de sobre aviso para que aprendamos a ver, aprendamos a mirar el paso de Dios, como miramos aprendemos a ver la proximidad del verano cuando vemos brotar nuestras higueras.
Quienes somos capaces de ver los signos de la naturaleza, con mayor razón debiéramos ser capaces de ver los signos de que Dios anda por ahí rondando nuestras vidas.
Quienes somos capaces de descubrir la proximidad del verano en los brotes de una higuera, con mayor razón debiéramos descubrir la cercanía de Dios que cada día está viniendo y está brotando en nuestras vidas.
El cristiano es aquel que, aún en medio de las oscuridades de la vida, sabe reconocer la presencia de Dios. Aquel que aún en los momentos difíciles de nuestra vida sabe descubrir el anuncio de la esperanza de que algo nuevo nos espera.
Fuente
La Iglesia que camina
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