La Peña Criolla Sanjuanina 1968 - 1978: Década importante en la historia de San Juan de Miraflores (Parte II)

Hoy es el Día de la Canción Criolla, mes morado, un mes de mucha tradición para Lima y el Perú. "Criollo" es sinónimo de cruce, de mestizaje. Nuestra música tiene mucho de eso, de sabor, de dulzura, alegría, de romance y nostalgia; también de despecho y tristeza. Los sentimientos humanos convertidos en canción. Intérpretes de todas las etnias ponen a nuestra música en un lugar -al igual que nuestra gastronomía- muy importante dentro del sentir y cultura latinoamericana. El "Vals peruano", género muy de moda a mediados del siglo pasado en todo el mundo, sigue cobrando vigencia en nuestros días. El rescate de todo lo nuestro parece que a calado muy en lo profundo, en las nuevas generaciones de peruanos que gustan de nuestro acervo musical (costa, sierra y selva). Todo parece indicar que a pesar de todos estos años transcurridos nuestra música sigue siendo respetada por propios y extraños.

La Peña Criolla Sanjuanina cumplió un rol sobre todo en la década de los setenta como Casa del Criollismo y cuna de nuevos valores que hasta ahora muchos de ellos son vox populi en los escenarios del país. No solo significó un restaurante turístico más, sino otorgaba trabajo al artista peruano. Una de las pocas cosas rescatables del gobierno militar de la época, era el valorar lo peruano. Artistas de la talla musical de Tania Libertad, José Escajadillo, Edith Bar, Eloíso Angulo, Esther Granados, Lucha Reyes, Alicia Maguiña, Nicomedes Santa Cruz, María de Jesús Vasquez, Alicia Lizárraga, Roberto Tello, Oscar Avilés, Julio Mori y su saxo, Arturo Zambo Cavero, Pepe Torres, Los Zañartu, Los Ases del Perú, Los Chamas, La Pastorita huaracina, Chabuca Granda, Caitro Soto, Porfirio Vasquez, Luis Avanto Morales, Cecilia Barraza, Lucila Campos, Los Embajadores Criollos, Los Dávalos, Juan Mosto, Juan Gonzalo Rose y la lista sigue interminable; significaron en esa época un boon nacional en la valoración de compositores, músicos y cantantes. El Instituto Nacional de Cultura trabajó mucho en eso, en especial la escuela de Danza a cargo de Victoria Santa Cruz Gamarra (hermana de Nicomedes) y es aquí que el grupo de danza de "Perú Negro" -fundado por Ronaldo Campos en 1969- es reconocido su arte a nivel mundial. Compositores peruanos también son muy reconocidos, tal es el caso particular de Augusto Polo Campos al cual se le encargó la composición de dos temas íconos dentro de nuestra música como son "Y se llama Perú" y "Contigo Perú"

Rescatemos ahora el gran valor cultural que aportó La Peña Criolla Sanjuanina, aquella que llevó de la mano el auténtico sentir peruano al público. Trajo al llano a los artistas para que vivan de cerca el calor de su público y que a la larga fue imitado por otros locales. Cabe resaltar que en un comienzo, más del 90% del público que acudía era de fuera de San Juan, sin embargo con el paso de los años, los san juaninos aprendimos a frecuentar La Peña.

Muñoz Zanabria -su propietario- tuvo que lidiar con los vecinos, con los trámites burocráticos y hasta con su propia familia para consolidar ese gran sueño. Se pensaba que el tener un local como La Peña iba a demandar a la larga desorden, borracheras y escándalos dentro del distrito. Cosa que nunca sucedió, ya que los fines de semana el local se cerraba pasada la medianoche sin llegar a los excesos, más aún los Muñoz Urteaga vivían justamente en el mismo lugar.

Alguito de historia

Muchas cosas se innovaron y marcaron un hito dentro de esta Casa de Criollismo, pero para esto tenemos que retroceder en el tiempo. En los años sesenta existía un restaurante llamado El Parral, no me acuerdo si quedaba en el Rimac o en Barrios Altos, aquí es donde comenzó la costumbre de comer viendo un show criollo. El público la pasaba muy bien dentro de sus instalaciones y fuera, ya que tiempo después se comenzó a transmitir el show en vivo por la radio. Todo Lima estaba conectado a la hora del almuerzo a Radio Atalaya. El escenario estaba en un lugar céntrico del local donde todos podían observar el show que se brindaba. En La Peña -en los setentas- la situación era diferente, gracias a un micrófono de cable largo el artista se paseaba por todo el local llegando a cantar muy cerca del comensal, existiendo una extrecha relación con el público. Hoy en día esto se logra con el micrófono inhalambrico, pero en aquellos años no era frecuente.

Uno de los íconos que la historia guarda celosamente en lo referente a la gastronomía peruana es el que se refiere al Restaurante de Rosita Rios, cuya fundadora fue Doña María Rosa Rios Portales vda. de Barrenachea -nacida en 1881- en 1954 pone su talento y buena sazón al servicio del público limeño en el tradicional distrito del Rimac. Su restaurante quedaba en la calle Cajatambo (ahora Av. Lorenzo de Encalada) en donde “Piérola se chupó los dedos, Odría prefería el cau cau, Prado encargaba el piqueo, Belaunde comió todo con gusto y Chabuca, emocionada, degustaba bajo el puente y la Alameda”. En este restaurante también existían los shows artísticos eventuales que se le conocía en el argot criollo como "mangas" y se solía servir en esos tiempos los potajes en plato hondo, como índice de cariño y generosidad en el comer. Las frejoladas llenaban los platos destinados para caldos y sopas para beneplácito de los comensales, y ese era uno de sus "jales"o atracciones. En la Peña Criolla Sanjuanina se mejoró aquella iniciativa. Se comenzó a servir todos los potajes en fuente, aquí el decorado, el "emplatado" y la cantidad de lo servido hacía que la gente acuda con mayor frecuencia al local. Esto, con el atractivo show musical y humoristico que se ofrecía, hizo que todos los días La Peña estuviera abierta al público. Uno tenía la oportunidad de degustar lo mejor de nuestra comida y a la vez apreciar la calidad interpretativa de nuestro mejor acervo criollo, todo a precios muy por debajo que el promedio.

"El Botón de Oro": Reconocimiento de La Peña

Una de las cosas que nunca se descuidó dentro de la administración, fue el de otorgar en premio a la trayectoria profesional de valores tanto en lo musical como en lo deportivo, un recuerdo y galardón. El BOTON DE ORO significó el más grande reconocimiento al desempeño especial que gente querida por todos los peruanos recibía de manos de Jorge Muñoz Zanabria en nombre de la Peña Criolla Sanjuanina. Muchas personalidades recibieron esta especial distinción, tal es el caso de Jesús Vasquez, Pedro Pacheco Cuadros (compositor peruano) y Daniel Carpio Massioti "Carpayo" aquel gran nadador arequipeño que tuvo como proezas el haber cruzado a nado el Rio de la Plata, El Canal de la Mancha y el Estrecho de Gibraltar.

El día que Pedro Pacheco Cuadros (compositor de bellas canciones, entre ellas "Mi última Canción" que interpretara la "Morena de Oro" Lucha Reyes) también se le rindió un homenaje a Lucila Sarcines Reyes "Lucha Reyes" el 31 de octubre de 1974, conmemorando el primer año de fallecida. En aquella ocasión se dieron cita en la Peña todo lo mejor del criollismo. Pedro Pacheco develó una foto mural a colores de la artista de 1.20 m de altura, en aquel cuadro también estaba impresa la letra de la ultima composición que hiciera él para la voz de Lucha Reyes, semanas antes de morir. En un ambiente muy emotivo y en reconocimiento a su talento "la Morena de Oro" y su compositor Pedro Pacheco recibieron los aplausos de los asistentes a tal evento. Toda la prensa estuvo cubriendo tal acontecimiento, entre los que estuvieron allí resalta la presencia del calificado periodista Fabián Aparcana que trabajaba en aquel entonces el el periodico Extra y que significó un gran apoyo en torno a la publicidad y relaciones públicas de La Peña.

La Familia Muñoz Urteaga: Detrás de la escena

Detrás de todo el esfuerzo que significó la creación de esta casa de criollismo, La Peña era manejada por toda la familia Muñoz Urteaga. La esposa del dueño, Doña Ramona Urteaga de Muñoz era la que dirigía el negocio mientras Don Jorge estaba ausente en el local. Otra pieza fundamental es la "pequeña" Ruth, hija mayor de Jorge Muñoz, que fue a su corta edad artícife del éxito de La Peña. Fueron años de mucho sacrificio por sacar adelante tan ambiciosa inspiración. Se respiraba un ambiente familiar entre los comensales y los artistas, como entre estos últimos y el dueño. Nos cuenta Don Jorge que después del trabajo todos compartían la mesa y cenaban juntos, terminando muy alegremente la noche de trabajo. Nunca hubo ningún reparo en lo referente a los honorarios o también llamados "bolos" en el ambiente artistico. Inclusive se contemplaban a veces ayuda para los artistas que experimentaban problemas económicos y de salud. Siempre hubo una mano amiga para todos ellos.

Y como todo tiene su final, y como siempre se dice: "Hay que retirarse en el mejor momento" La Peña Criolla Sanjuanina cerró sus puertas a finales de 1978, coincidiendo al alejamiento de Jorge Muñoz del municipio san juanino y su jubilación trabajando para la Municipalidad de San Juan de Miraflores. Acabó de esta manera esta etapa muy enriquecedora, para pasar a otro tipo de actividades comerciales que se realizaron con éxito.

Soy testigo y puedo dar fe de lo que se ha relatado en esta nota sobre La Peña. Este es mi humilde homenaje a un hombre que hizo patria en su propia tierra, que ama lo suyo y que valora nuestra cultura. La Peña Criolla Sanjuanina fue un símbolo de ese amor del que me refiero. Es cultura, historia y bohemia de San Juan de Miraflores y de todo el Perú.

Cualquier consulta o inquietud escribir a

Jorge Muñoz Zanabria

terceritojmz@gmail.com

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Paco Cárdenas Linares