2010 será en nuestro país un año electoral; ese hecho nos da a los ciudadanos conscientes (aún los menores de dieciocho años) una gran responsabilidad. En realidad todo el tiempo los ciudadanos somos responsables de la democracia como sistema, pues es nuestra actitud la que la fortalece o envilece. Pero en los años electorales la mayoría de la población está más abierta y preocupada por el tema, y podemos por ello colaborar en generar la conciencia democrática que tanto falta en nuestro país.
Debemos lamentar la carencia casi absoluta de partidos. Un partido de verdad debería tener una visión organizada del país, una propuesta de gobierno basada en su respectivo diagnóstico, un núcleo de militantes y afiliados que adhieren a la ideología y propuesta de la organización, y una organización que les permita actuar en todos los ámbitos políticos. ¡Cuán lejos estamos de eso! La mayoría de las organizaciones que se presentan como partidos son en realidad clubes electorales, federaciones de intereses, o seguidores de un caudillo. Incluso los partidos con más tradición y vida en el país han ido poco a poco degradándose y son una débil sombra de lo que en algún momento fueron.
Este panorama no es solo nacional, atraviesa Latinoamérica, pero eso no nos debe servir de consuelo sino de acicate para actuar en donde podemos hacerlo: en el Perú. Debemos hacer fuerza en nosotros y en quienes nos rodean para que se conviertan en electores informados, el primer paso para poder luego decidir el voto. Es momento también de hacer presión desde abajo, para ir creando sentidos comunes de política que obliguen luego a la acción de los gobernantes.
Debemos lamentar la carencia casi absoluta de partidos. Un partido de verdad debería tener una visión organizada del país, una propuesta de gobierno basada en su respectivo diagnóstico, un núcleo de militantes y afiliados que adhieren a la ideología y propuesta de la organización, y una organización que les permita actuar en todos los ámbitos políticos. ¡Cuán lejos estamos de eso! La mayoría de las organizaciones que se presentan como partidos son en realidad clubes electorales, federaciones de intereses, o seguidores de un caudillo. Incluso los partidos con más tradición y vida en el país han ido poco a poco degradándose y son una débil sombra de lo que en algún momento fueron.
Este panorama no es solo nacional, atraviesa Latinoamérica, pero eso no nos debe servir de consuelo sino de acicate para actuar en donde podemos hacerlo: en el Perú. Debemos hacer fuerza en nosotros y en quienes nos rodean para que se conviertan en electores informados, el primer paso para poder luego decidir el voto. Es momento también de hacer presión desde abajo, para ir creando sentidos comunes de política que obliguen luego a la acción de los gobernantes.
Debemos lamentar la falta de figuras nuevas que tengan propuestas serias de gobierno. Los caudillos no propician un espacio para que se promuevan liderazgos, pues temen que figuras promovidas los desplacen del poder. Es que en el fondo muchos políticos no acceden al cargo para servir al país, sino para servirse de él. Entramos aquí al terreno ético, en donde nuestros políticos tienen su punto más débil.
En octubre elegiremos gobiernos locales y provinciales, y el 2011 Congreso y Presidente. Invoco a todos quienes lean estas líneas a convertirse en constructores de libertada. La mera existencia de elecciones no es igual a democracia; se requiere mucho más, y cada uno de nosotros podemos dar nuestro aporte.
En octubre elegiremos gobiernos locales y provinciales, y el 2011 Congreso y Presidente. Invoco a todos quienes lean estas líneas a convertirse en constructores de libertada. La mera existencia de elecciones no es igual a democracia; se requiere mucho más, y cada uno de nosotros podemos dar nuestro aporte.
Juan Borea Odría
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