Tantas alternativas teníamos para divertirnos de niños, no? Con juegos sencillos, sin mucha complejidad, muy divertidos y sobre todo que casi nada o nada le costaban a nuestros padres. En honor a la verdad mucho nos deparaba aquellas diversiones infantiles de nuestros años como niños. No existían problemas para realizarlos, algún palo, pelota, trompo o chapita era suficiente para pasarla bien. Los viejos nos dejaban hasta tarde fuera de casa con nuestros patas, no existía tanto peligro rondando por ahí. También que nos ganábamos los permisos con nuestra forma de ser, muy respetuosos con los mayores. "Buenas dias señora Inés?" ,"Como está señor Leonidas?", "La puedo ayudar con la bolsa del mercado Doña..?" eran frases que decían mucho de las buenas costumbres que teníamos. Ahora las cosas no son tan parecidas que digamos. Se cae la pelota a nuestra casa, y los chicos te tocan el timbre o la puerta insistentemente para que se la devuelvas como si tu tuvieras la obligación de hacerlo en el acto, por tan solo poner un ejemplo.
Las cosas han variado y a veces para peor, los juegos infantiles están también involucrados en estos cambios. Hoy transcribiré un artículo que justamente habla sobre este tema y como influye en la niñez de hoy. Aunque su publicación data de algunos años, no deja de ser un aporte que espero compartir con ustedes.
"Los juegos infantiles se han convertido hoy en día en un sin número de avances tecnológicos que hacen de los chicos adictos de ellos, a veces los vuelve autómatas y en extremos ludópatas. Es cierto que los tiempos han cambiado, que no existen muchos espacios ni tiempo para el juego con amigos, en el campo, en la casa. Que para algunos padres es mas seguro que sus hijos jueguen frente al computador o con el Play station por ejemplo, que estar saltando y brincando de un lugar a otro.
El jugar por jugar, ligado al placer profundo, donde el niño puede armar una puesta en escena que sostiene en el tiempo, como un ritual que se repite. Una vez le pregunté a una amiga pedagoga sobre el juego en los niños, y ella me dijo: "Como profesora de expresión corporal tengo la posibilidad de acompañar a los niños en su desarrollo desde los tres años, a veces desde los dos, hasta que cumplen su ciclo en el jardín de infancia. Esto me permite ver procesos; y así comprobar cómo un grupo sostiene el juego a través de los años, y cómo ese juego evoluciona al crecer ellos". A veces para el adulto, lo espontáneo puede resultar caótico, la estereotipia, el desorden, la incoherencia, actividades novedosas, actividades sin finalidad aparente. Sin embargo no es lo mismo para los chicos. Uno juega sin razón, no debe haber razón para jugar. Jugar es razón suficiente. En él está el placer de la acción libre, con la dirección que el jugador quiere darle.
Correr, saltar, girar, trepar, sentados, parados, de cabeza, en las alturas, en equilibrio, agachados, escondidos, sostenidos. Juegos de conquista del espacio: la altura, los objetos, los otros; juegos de placer sensoriomotriz: estimulación laberíntica (control de la postura y equilibrio) y vestibular (giros, balanceos); de descargas tónicas: combates, luchas; del placer de moverse (bailar). La vivencia de situaciones simbólicas, como en el caso de la escondida, que remite al aparecer-desaparecer, el juego del carretel o “fort-da” estudiado por Freud cuando observa a su nieto crear la acción de alejar y acercar el carretel para mitigar/representar la ausencia de la madre. La rayuela, un juego que tiene 4000 años, y que originalmente se jugaba por la necesidad de hacer el tránsito de la Tierra al Cielo, de la vida a la muerte. Saltamos hasta llegar al cielo y retornamos de la muerte con una visión diferente de la que teníamos al comenzar. Primero se jugaba en la cruz egipcia; con la llegada del cristianismo, se empezó a jugar con un esquema de templo: en el pasillo las dos naves y el altar.
Aquí en el Perú, hubo un mestizaje también en los juegos, los niños en el tiempo del Imperio Inca, se sabe que jugaban con ovillos de lana extraída de animales y los pateaban y se pasaban entre si ese artefacto. Podría interpretarse esto también como el origen del fútbol en Latinoamérica. Con la llegada de los españoles, se introdujo una gran cantidad de juegos para niños y el mestizaje en la forma de jugar también se dió. La bata, el juego de la chapada, las escondidas, el trompo, las canicas, que pase el rey..., mata gente, etc, son claros ejemplos de aquellos tiempos donde la expresión corporal hacía de catarsis para los infantes. Los niños de hoy suelen entrar facilmente en estrés, en comparación con los niños del ayer, por muchos motivos: competencia, mucha importancia al consumo, divorcios y separación de los padres, ritmo de vida familiar, y los juegos que experimentan solos o en grupo.
Los juegos interactivos despiertan la concentración, reacciones rápidas y la improvización. La destreza en las manos muy buena y la psicomotriz fina también están muy favorecidas. Pero son más las cosas que el niño pierde con los juegos de hoy. Uno de los problemas mas notorios es el SEDENTARISMO que conlleva a seguir estos juegos. Desde su invención a comienzos de los ochenta, estos entretenimientos se han ido sofisticando y atrapan mucho la concentración del niño por horas. La falta de movimiento junto con la "comida chatarra" (snacks, fast food, etc) están creando altos índices de obesidad en niños que viven en el hemisferio norte y que siempre coinciden con los que viven en países desarrollados.
El juego está siempre presente en nuestro quehacer de padre de familia y de los docentes en el aula, por esto resulta importante repensar nuestro rol cuando los niños con los que estamos juegan. ¿Cómo nos posicionamos frente a esta actividad? ¿Podemos observarlos sin intervenir? Y cuando intervenimos, ¿cómo lo hacemos? ¿Permitimos que el juego se desarrolle?
¿Comprendemos el placer que se juega cuando se juega? No permitamos que nuestros hijos se conviertan en robots. Hagamos que desarrollen su imaginación y que inventen juegos nuevos cada día. El canto, la pintura y la danza son muy buenos complementos y despiertan el desarrollo de la expresión corporal en el niño."
A veces me resulta a estas alturas un poco dificil jugar con mi menor hijo, los años parece que pesan un poco pero al verlo sonreir, al gestar una linda sonrisa y sentirlo feliz, es el mejor pago al esfuerzo. No existe mejor placer el escuchar de tu hijo después de darte un fuerte abrazo un sonoro ....."Te quiero papá!"
Paco Cárdenas Linares
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