Una buena siesta puede hacer que estés más alerta, reduce el estrés y mejorar el funcionamiento cognitivo. El sueño de medio día genera más paciencia, aumenta la capacidad de aprendizaje, mejora tu salud, mejora el tiempo de reacción, te hace más eficaz y también aumenta la capacidad de tu cuerpo para construir tus músculos.
Investigadores de la Universidad de Arizona en Tucson encontraron que los niños pequeños que dormían la siesta eran más propensos a mostrar un nivel avanzado de aprendizaje llamado abstracción, la capacidad para detectar un patrón general en una nueva información.
En este estudio, 48 bebés, escucharon de forma repetida frases de un idioma falso a los 15 meses de edad hasta que se familiarizaron con ellos. Las pruebas de seguimiento mostraron que los niños que dormían en un plazo de entre cuatro y ocho horas después de escuchar las frases mostraban evidencia de aprendizaje abstracto. Ese no fue el caso de los niños que no durmieron la siesta dentro de ese intervalo de tiempo.
"Lo que sabemos es que los niños tienen mayormente sueño MOR, dado el tipo de sueño que tienen y el desarrollo del cerebro en ese punto. Y tienen que dormir una cantidad de tiempo razonable después de la introducción de información para que el trabajo abstracto pueda tener lugar. Si no duermen dentro de las cuatro u ocho horas, probablemente pierdan lo que han aprendido", dijo la investigadora principal Lynn Nadel, profesora del departamento de psicología, en un comunicado de prensa de la universidad.
Después de almorzar
La siesta es un período en el que el cerebro precisa de un breve descanso (entre las dos y las cuatro de la tarde.) Por eso tenemos sueño en este periodo de tiempo. La digestión produce un pequeño estado de sueño que se une a la siesta.
La siesta es un período en el que el cerebro precisa de un breve descanso (entre las dos y las cuatro de la tarde.) Por eso tenemos sueño en este periodo de tiempo. La digestión produce un pequeño estado de sueño que se une a la siesta.
Es muy difícil encontrar un bebé al que no le guste echar una siesta después de comer o después de una jornada de mucha actividad. Los expertos insisten que el sueño de los niños es tan importante cuánto su alimentación. Al dormir, los niños reponen energías y relajan al mismo tiempo. El hábito de "echar la siesta" es fundamental para su desarrollo. Por esta razón, los padres deben insistir a que sus hijos echen la siesta por lo menos, según los expertos, en los cinco primeros años de vida.
Lic. Carmela Fernandini Artola
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