RECORDANDO LOS “DIARIOS CHICHA”
Y LA DECISIÓN DE ENVILECER AL PUEBLO
El reciente juicio a Fujimori sobre los “diarios chicha” alude a la compra de la línea y titulares de algunos diarios con el fin de asegurar las sucesivas reelecciones del grupo delincuencial en el poder. Pero no era algo aislado; había el objetivo de envilecer a la población a través de diversos medios. Por ello comparto un artículo que publiqué hace trece años que ilustra y hace memoria de un proceso del cual todavía seguimos sufriendo las taras.
ENVILECIMIENTO PROGRAMADO
Juan Borea, 21 de agosto de 2000, diario Liberación
Una de las peores lacras que ha sufrido el país los últimos diez años es el progresivo envilecimiento de la conciencia ciudadana. Ha habido personas viles antes del 80, pero nunca la vileza se exhibió con tanto descaro, nunca se convirtió en criterio para el "rating", ni se consideró mérito en el currículum político.
No se trata aquí de escandalizarnos farisaicamente por una falta individual, un defecto personal, o un pecado. Ninguno de nosotros es perfecto: comprendemos y aceptamos faltas y defectos nuestros y de quienes nos rodean porque somos humanos y sabemos de nuestra debilidad; pedimos perdón a Dios por nuestros pecados confiados en su infinito amor. Pero cuando la inmoralidad y el desprecio por la verdad inundan la globalidad de la persona y la sociedad, tenemos que alarmarnos. Porque ese envilecimiento nos lleva a la imposibilidad de la mejora o la reconciliación; nos convierte en cínicos, que hacemos de la falta de valores y de conciencia un instrumento para el "éxito en la vida".
Probablemente el repugnante espectáculo de congresistas y ministros de alquiler haya sido lo más llamativo en los últimos días. Pero esto no es sino la punta del gigantesco iceberg que amenaza con hundirnos como país. Hay muchos otros elementos que por su cantidad y por su dirección nos permiten sospechar que hay un proceso de degradación moral programado desde el poder para hacer de los peruanos una masa de individuos desprovistos de conciencia moral, y dispuestos a aceptar cualquier situación y justificar cualquier inmoralidad con tal de mantener el status privilegiado, evitar la inseguridad o por lo menos sobrevivir con limosnas.
Algunos de los operadores más conspicuos del proceso de degradación moral son los medios de comunicación masiva financiados con la publicidad estatal: programas televisivos como la mayoría de los "talk shows", chismes de espectáculos, cómicos ambulantes y similares, telenovelas, noticieros tendenciosos; diarios basura cuyos titulares denigrantes se exhiben en todos los kioscos. Otros operadores de este proceso son un conjunto de políticos cínicos justificando lo injustificable, distorsionando el sentido de las palabras y mintiendo con total desfachatez de tal manera que la gente ya no cree en nada. Un factor es la miseria tan atroz de nuestro pueblo, que obliga a la mendicidad, a la delincuencia, a aceptar el chantaje cotidiano a cambio de alimentos. Otro factor principal y al cual no prestamos la importancia que tiene es la práctica cancelación de los derechos laborales, que han convertido el trabajo de un derecho humano y constitucional en una dádiva. Dádiva que somete cotidianamente al trabajador a abusos del patrón, extensión de horarios, recorte de sueldos, inseguridad permanente, sin posibilidad de alegar por miedo al despido. Fomenta esta degradación la pésima calidad del sistema educativo, con una cultura autoritaria y donde niños y niñas no reciben ni el afecto necesario, ni la capacitación que requieren para ser ciudadanos de verdad.
Todos estos factores no se juntan por casualidad. El círculo gobernante del imperio romano impuso su dominio corrompiendo las instituciones como el Senado a las que mantuvo con su anterior apariencia de honorabilidad, pero inundándola con senadores a la vez sobornados y atemorizados; y con un populacho manipulado al que mantenían en la inmoralidad con los repartos gratuitos de trigo y dinero y los espectáculos circenses (la conocida consigna de "pan y circo").
Los ciudadanos de buena voluntad nos enfrentamos a un reto en el que está en juego la viabilidad del Perú. Tenemos que tomar conciencia del peligro en que estamos. ¿Cómo hacer un Perú que valga la pena si no existe la reserva moral que es la base de una vida humana de calidad? Tenemos que actuar YA, con todos los medios a nuestro alcance, antes que el deterioro sea irreparable.
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