EL PAITITI DE FUJIMORI Y MONTESINOS
Ahora, en la conyuntura está toda esa cantaleta sobre la "recuperación" de parte de nuestro patrimonio histórico que en calidad de préstamo exhibe la Universidad de Yale en los Estados Unidos -y todo el embrollo que se ha forjado con la "metida de pata" de Hernán Garrido-Lecca- y que el actual gobierno trata por todos los medios que se concrete el regreso al Perú de todo lo llevado después del "descubrimiento" de Hiram Bingham; trae a colación ahora, otra noticia relacionada y que se refiere también a la herencia histórica de los antepasados peruanos.
Cuántos de nosotros, los peruanos, hemos escuchado y leído acerca del Paititi? No sé pero me imagino que cuando escuchamos la frase "El Dorado" si se nos hace más familiar. Desde siempre se habla de la existencia de una leyenda que relata sobre este lugar tan codiciado y a la vez deseoso de ser encontrado.
Ahora, en la conyuntura está toda esa cantaleta sobre la "recuperación" de parte de nuestro patrimonio histórico que en calidad de préstamo exhibe la Universidad de Yale en los Estados Unidos -y todo el embrollo que se ha forjado con la "metida de pata" de Hernán Garrido-Lecca- y que el actual gobierno trata por todos los medios que se concrete el regreso al Perú de todo lo llevado después del "descubrimiento" de Hiram Bingham; trae a colación ahora, otra noticia relacionada y que se refiere también a la herencia histórica de los antepasados peruanos.
Cuántos de nosotros, los peruanos, hemos escuchado y leído acerca del Paititi? No sé pero me imagino que cuando escuchamos la frase "El Dorado" si se nos hace más familiar. Desde siempre se habla de la existencia de una leyenda que relata sobre este lugar tan codiciado y a la vez deseoso de ser encontrado.
Se dice que esta "ciudad"está enclavada y perdida al este de los Andes, en plena selva tropical del sureste de nuestra patria y parte de Bolivia y Brasil. La leyenda gira en torno al héroe cultural Inkarri, quien después de fundar Q'ero y Cusco se retiró hacia la selva de Pantiacolla, a vivir sus últimos días en la ciudad de su refugio, Paitití. Otras versiones de la leyenda habla de Paititi como un refugio de los Incas en la zona fronteriza entre Bolivia y Brasil.
En 2001, el arqueólogo italiano Mario Polia descubrió en los archivos de los Jesuitas en Roma un informe del misionario Andrea López. En este informe, cuyo origen data de alrededor del año 1600, López habla de una ciudad grande, rica en oro, plata y joyas, ubicada en medio de la selva tropical, cerca de una catarata llamada Paititi por los nativos. López informó al Papa de su descubrimiento, pero algunas teorías conspiracionistas cuentan que el lugar exacto de Paititi ha sido mantenido en secreto por el Vaticano.
Quienes suponen que el mito refleja una realidad concreta, sugieren que la ciudad del Paititi y sus riquezas se encuentran probablemente en las selvas montañosas del sureste patrio, en el departamento de Madre de Dios, en algunos de los valles actualmente íncluidos dentro del Parque Nacional del Manú, al este del Cerro Atalaya, hacia los lugares llamados Pantiacolla en cuyas cercanías existen sugestivos montículos llamados "pirámides" de Paratoari, aunque estos llamativos montículos piramidales vistos desde el aire y recubiertos de densa yunga parecen ser formaciones geológicas naturales.
Desde entonces, se han llevado a cabo investigaciones más serias asociadas con Paititi en lugares perdidos de montañas y selvas peruanas. Algunos de estos nuevos exploradores han sido el médico y explorador peruano Carlos Neuenschwander Landa, el sacerdote salesiano argentino Juan Carlos Polentini Wester, por informaciones y relatos del hacendado Aristides Muñiz Rodríguez de la zona de Lares y Lacco como lo relata el libro "Paititi: En la Bruma de la Historia", y "Paititi" de Editorial Salesiana y, desde 1984, hasta fechas recientes (2007), el psicólogo/explorador Gregory Deyermenjian (EEUU) y el explorador/cartógrafo Paulino Mamani (Perú).
En ese afán por encontrar este lugar, se han realizado sorprendentes hallazgos y descubrimientos como el Gran Pajatén y otros de no menos importancia. Muchos peruanos y extranjeros han emprendido expediciones en busca del preciado oro inutilmente. Cuantos programas y documentales de la televisión se han referido sobre este lugar sin ser convincentes del todo.
El motivo de este artículo es nuevamente poner sobre la mesa el tema de El Paititi, asociado a una etapa penosa de nuestra historia contemporánea no muy lejana. Uno de los que tuvo una experiencia muy de cerca con el lugar -por lo menos así lo afirma- es el sacerdote salesiano Juan Carlos Polentini que ha escrito dos libros sobre el tema: "Por la Rutas del Paititi" (1979) y "El Paí Titi del Padre Otorongo" (1999) y que ahora, ya muy anciano ha denunciado publicamente en un libro, no solo su reafirmación categórica de la existencia de este lugar sino que hace referencia al gigantesco saqueo que se hiciera durante el gobierno de Fujimori y que hasta la fecha -según él- es el más grande de los robos que la humanidad ha podido experimentar.
He leído el segundo de sus libros y resulta interesante prestarle atención, aunque por ahí alguien salga diciendo que es un cura con Alzheimer. Lo cierto es que la prensa escrita ha dicho muy poco o casi nada para confrontar datos y darle el tono debido a este tema.
En una parte de su libro, el Padre Carlos Polentini dice: "Soy testigo real de cómo era el Mantto antes de ese infame operativo, y cómo quedó después. Y que ciertamente eso mismo, o peor, ha sucedido en el mismo Paititi. Ha sido el robo no del siglo ni del milenio. Es el robo de la creación de la humanidad. ¿Mil, dos mil, toneladas de oro labrado, artístico? ¿O más? Nadie ha podido robar más que estos dos señores. ¿Cómo será una eternidad fritándose en un charco de oro derretido? Y con condimentos de mentiras, engaños…y cómplices". Por lo menos para comprender lo que afirma deberíamos leer el texto en su real contexto y es por eso que les dejo aquí el enlace para que lo hagan. Espero les sirva de algo.
Son muchas las cosas que pasaron durante la dictadura anterior, cuántos sucesos se conocerán con el tiempo. La historia de los libros y enciclopedias, sabemos que no es la verdadera. Es por eso que los exhorto a que continuen leyendo las lecturas relacionadas que pongo al final de esta nota, de esta manera ustedes mismos saquen sus conclusiones.
Paco Cárdenas Linares
Lecturas relacionadas
Fuentes
Angles Vargas, Víctor, El Paititi No Existe, Imprenta Amauta SRL. , Cusco, 1992.
Bayle, Constantino, El Dorado Fantasma, Editorial Razón y Fe, Madrid, 1930
Bayle, Constantino, El Dorado Fantasma, Editorial Razón y Fe, Madrid, 1930
Polentini Wester, Carlos, El Paí-Titi Padre Otorongo, Editorial Salesiana, Lima, 1999.
Con nuestro Perú.com (web)
Wanamey.org (web)
Mision rahma (web)
Rpp noticias online (web)
La operación de robo tiene que haber sido
ResponderEliminarsecreta, pero no estaría de más pedir
información del movimiento de aviones y
helicópteros --del estado o privados-- en la
fecha en que menciona el sacerdote. Se
debe averiguar también movimientos similares
en las cercanías de Apata, dpto. de Junín,
donde durante el gobierno corrupto también
hubo movimientos parecidos.
Hasta cuando se seguirán repiendo gente como estos dos hampones. Nosotros tenemos la culpa porque votamos mal en las elecciones y después nos estamos quejando. Hay que pensar mejor para que estos delincuentes no pisen palacio jamás.
ResponderEliminarCreo que para denunciar algo, aparentemente, tan grande tiene que haber algo más que solamente un dicho, alguna evidencia de que ese lugar existe y que hubo lo que dicen que hubo, porque hasta el día de hoy nadie sabe siquiera si el lugar existe.
ResponderEliminarEs bien poco creible que exiistió y que se robaron todo sin que nadie se de cuenta.
En contraposición a lo que menciona Aldo, diré que nunca es poco creíble que alguna atrocidad (gigantescos robos, genocidios, dictaduras, etc) suceda delante de todos y que nadie se dé cuenta de ello. Eso ha sucedido muchas veces en la historia, a causa de la indiferencia de la mayoría y del individualismo que no permite ver más allá de los propios intereses.
ResponderEliminarTeniendo en cuenta acerca de quién estamos hablando (Fujimori y compañía) hay que darle un poco más de crédito a la historia. Al menos amerita una investigación más completa, con acceso a datos que, por mucho que los haya presenciado, evidentemente, un cura no tiene cómo probarlos.