PRIMERA SEMANA DE CUARESMA
JESÚS ES TENTADO EN EL DESIERTO
"No solo de pan vive el hombre"
Por el P. Clemente Sobrado
San Lucas 4, 1 - 13:

Reflexión
Comenzamos la Cuaresma con un Jesús conducido por el Espíritu y haciendo la experiencia del drama del corazón de cada uno de nosotros. La experiencia de sentirse tentado. Tres tentaciones: “Convertir las piedras en panes: manipulación de Dios.” “Conseguir poder y gloria: ansia de dominar a los demás.” “Tentar a Dios, pidiéndole milagros inútiles.” Y tres respuestas: “No solo de pan vive el hombre.” “Solo adorarás al Señor tu Dios.” “No tentarás al Señor tu Dios.”
En el fondo, la historia de la lucha interior que todos llevamos dentro, nuestro drama espiritual, que yo resumiría en pocas palabras: El hombre estómago. El hombre dios. El hombre milagros.
Este año nos toca vivir la Cuaresma del Año Jubilar y que el Papa Francisco quiere “sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios”. Por eso pone el acento en la misericordia y nos dice:
“Nunca me cansaré de insistir en que los confesores sean un verdadero signo de la misericordia del Padre. Ninguno de nosotros es dueño del Sacramento, sino fiel servidor del perdón de Dios. Cada confesor deberá acoger a los fieles como el padre en la parábola del hijo pródigo: un padre que corre al encuentro del hijo no obstante hubiese dilapidado sus bienes. Los confesores están llamados a abrazar a ese hijo arrepentido que vuelve a casa y a manifestar la alegría por haberlo encontrado. No se cansarán de salir al encuentro también del otro hijo que se quedó afuera, incapaz de alegrarse, para explicarle que su juicio severo es injusto y no tiene ningún sentido ante la misericordia del Padre que no conoce confines. No harán preguntas impertinentes, sino como el padre de la parábola interrumpirán el discurso preparado por el hijo pródigo, porque serán capaces de percibir en el corazón de cada penitente la invocación de ayuda y la súplica de perdón. En fin, los confesores están llamados a ser siempre, en todas partes, en cada situación y a pesar de todo, el signo del primado de la misericordia. La palabra del perdón pueda llegar a todos y la llamada a experimentar la misericordia no deje a ninguno indiferente.” (Bula n 17)
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