domingo, 12 de julio de 2015


MISIONEROS
"Envió a sus discípulos de dos en dos.."
Por el P. Clemente Sobrado

San Marcos  6,  7 al 13:

Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que llevasen para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que lleven sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y les dijo: “Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos.” Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Reflexión

Amigos, a este Evangelio tendríamos que titularlo “ligeros de equipaje”. Jesús envía a los suyos con lo puesto y nada más. ¿Qué hay detrás de estas indicaciones de Jesús que lo hacen actual también hoy?

Yo creo que es toda una lección para cuantos nos dedicamos a anunciar y proclamar el Evangelio. Criterios muy concretos y fundamentales.

Lo primero: Quien anuncia el Evangelio no debe presentar con aires de superioridad ante nadie. El no es sino un simple instrumento. Lo importante no es la figura del que evangeliza sino el Evangelio que anuncia. Por tanto, que nuestros atuendos y nuestros aditamentos no escondan la riqueza y la belleza del Evangelio mismo. El evangelizador, sea quien sea no puede presentarse con aires de superioridad ni con exigencias y privilegios. Su único privilegio es el Evangelio mismo.

Lo segundo: Los envía sin nada, con lo indispensable para el camino. Unas sandalias para los pies y un bastón. El típico bastón del peregrino para apoyarse y, en todo caso, por si algún perro se le cruza en el camino.

Pero, uno se pregunta: ¿cuál es la razón o motivo de esta desnudez total de apoyos humanos? Por cuando uno sale de viaje o de camino, nadie sabe lo que pueda pasarle. Y sin embargo ellos tienen el mandato de caminar sin seguridad humana alguna, como es el dinero, un vestido de repuesto. La idea de Jesús está bien clara: “el que sale a proclamar el Evangelio tiene que hacerlo llevando en su corazón una gran fe y confianza en la providencia de la gente. Tiene que creer en la bondad de la gente. Tiene que confiar en que el amor y la caridad de los demás suplirán todas sus carencias.

Un criterio esencial y fundamental para anunciar el Evangelio: creer en el hombre, creer en el corazón del hombre, creer en todos los hombres, buenos y malos. Quien no tiene fe en el hombre no tiene nada que decir a los hombres. Quien no cree en el corazón de los demás ¿qué buena noticia les puede anunciar? Esto es fundamental para cuantos nos sentimos mensajeros del Evangelio de Jesús a los hombres.

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