LA VUELTA DE LOS DISCÍPULOS
El reencuentro con el Maestro
Por el P. Clemente Sobrado
San Marcos 6, 30 - 34:
Los apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado. Él, entonces, les dice: "Venid también vosotros aparte, a un lugar solitario, para descansar un poco." Pues los que iban y venían eran muchos, y no les quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron en la barca, aparte, a un lugar solitario. Pero les vieron marcharse y muchos cayeron en cuenta; y fueron allá corriendo, a pie, de todas las ciudades y llegaron antes que ellos. Y al desembarcar, vio mucha gente, sintió compasión de ellos, pues estaban como ovejas que no tienen pastor, y se puso a enseñarles muchas cosas con calma.
Reflexión
Hola amigos, el Evangelio de hoy nos trae en un mensaje bien concreto que yo resumiría así: Jesús sabe mirar siempre con los ojos del corazón. Jesús no solo se compadece de los enfermos que acuden a él, también sabe mirar a la masas que viven desorientadas, "como ovejas sin pastor"; a Jesús no le importa que la gente le estropee sus planes; Jesús siempre tiene tiempo para no tener prisas cuando se trata de atender a la gente.
Lindo programa, ¿verdad? Un programa donde la gente, las personas, son siempre lo más importante para Dios. Un Dios que siente y le duele ver a esa gente desorientada, perdida, sin rumbo, precisamente porque no tienen pastor.
Uno siente resonar aquí lo que decía el Profeta Ezequiel anticipándose a la conducta de Jesús, escuchen el texto de Ezequiel que yo resumo: "Yo mismo cuidaré de mi rebaño y velaré por él. Como un pastor vela por su rebaño cuando se encuentra en medio de sus ovejas dispersas, así velaré yo por mis ovejas. Buscaré a la oveja perdida, tomaré a la descarriada, curaré a la herida y sanaré a la enferma; pero examinaré a la que está gorda y robusta. Las pastorearé con justicia." (Ez 34)
Los discípulos están de regreso y cansados, no tienen tiempo ni para comer y Jesús los invita a un lugar solitario. Pero la gente tiene una gran sensibilidad y un gran olfato. Cuando llegan al "lugar solitario" ya la gente se les había adelantado. Todo el programa de Jesús de descansar se hizo trizas. Su corazón ve mucho más que sus ojos y se da cuenta de que andan como ovejas descarriadas y sin pastor. Se olvida del descanso, también del almuerzo y se sienta a atenderlas con tranquilidad y calma, como si no tuviese nada más que hacer.
¿Qué nos dicen hoy a nosotros todas esas ovejas desorientadas y descarriadas? ¿Cuántas ovejas hay también hoy sin pastor? ¿Cuánto estamos dispuestos a renunciar a nuestros planes para atender a la gente? ¿Dónde están los pastores? ¿Qué hacemos los pastores?
Fuente
La Iglesia que camina
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