jueves, 31 de enero de 2013

 
ANTE EL PROCESO DE REVOCATORIA
Mi punto de vista...SÍ o NO.
 

A mes y medio de la votación por revocar o no a la alcaldesa y los regidores de nuestra ciudad, quiero expresar mi opinión ante un problema que atañe a nuestra ciudad.

El proceso de revocatoria que manda la ley tiene una intención positiva: poder sacar a una autoridad cuyo accionar está teñido por corrupción o por una total ineficiencia. Lamentablemente como ha sucedido con otras normas de intención positiva (por ejemplo el voto preferencial) su uso se ha distorsionado y ha generado problemas mucho peores de los que quería solucionar. En la práctica esta ley ha servido para que apenas culminadas las elecciones, centenares de candidatos perdedores, o tenientes alcaldes con ánimo de llegar a la alcaldía, inicien la carrera de la revocatoria cuando aún no han podido ver el trabajo del burgomaestre al cual quieren sacar. Se ha generado detrás de esta distorsión un cúmulo de tinterillos que se ofrecen como operadores del proceso, con el “gancho” de cobrar sus servicios cuando el nuevo alcalde asuma el encargo.

A esto se suma que por la legislación actual, se llega con frecuencia al consejo municipal con un porcentaje de votos reducido, ya que pueden presentarse entre 10 a 15 candidatos, con lo cual la votación se reparte y el ganador suele ser la primera minoría, y asume el cargo con mucha inestabilidad.

Estas consideraciones se hacen más complicadas en el caso de Lima Metropolitana, en la que se pueden entrever manejos poco claros en los promotores de la revocatoria, y dificultades técnicas muy serias para votar y para el caso de que la alcaldesa fuese revocada.

La primera alerta es que a pocos meses del triunfo electoral, ya los revocadores habían comprado el Kit electoral; es decir, sin haber constatado el trabajo de la autoridad edil, ya estaban iniciando el proceso.

La segunda es la irregularidad en la aprobación de las firmas requeridas, las que fueron presentadas fuera de plazo pero que fueron admitidas por la carta de un funcionario, que alargaba el plazo contra lo dispuesto por la norma. ¿Desde cuándo el error real o “estimulado” de un amanuense puede reemplazar a la ley? Sin tocar las firmas conseguidas a cambio de paquetes de fideos, o los miles de firmas falsas que lamentablemente no han sido investigadas ni generado una denuncia de los organismos correspondientes.

La tercera alerta es la inconsistencia moral de los revocadores; es obvio que quien da la cara es sólo un operador, un profesional de las revocatorias que ya actuó con éxito en Tarapoto. ¿Por qué los verdaderos revocadores no dan la cara? Es obvio que quienes dicen financiarla no son los reales; es vergonzoso ver dónde viven y todo lo que deben los supuestos financistas, que al estilo Comunicore son personas sin recursos que han prestado sus nombres para ganarse algo de dinero. Otro ejemplo de inconsistencia moral es el tipo de ataques racistas, insultantes y falsos contra la alcaldesa (“vaga”, “pituca”…) que pinta de cuerpo entero la catadura de los revocadores.

Las dificultades técnicas empiezan con la cédula de votación. Se debe votar 40 veces por el sí o el no. ¿Es eso realista? ¿Cuánta gente va a saber por quién vota SI O NO? ¿Cuántos simplemente no llenarán la cédula más que los tres o cuatro primeros nombres, deslegitimando el sentido de la votación?

Continúan con lo que sucederá en Lima si se produce la revocatoria: tendremos 3 alcaldes en un corto lapso, con lo cual todas las obras y proyectos de la ciudad se vendrán abajo, y Lima entrará en el caos, cuando no en un rápido aprovechamiento de “los meses que quedan” para comprometer obras a la volada con el estímulo de la coima.

La alcaldesa puede haber tenido algunos errores de gestión; puede tener fallas a la hora de comunicarse, pues le falta la malicia, la demagogia de la que otros políticos hacen gala, que por ejemplo la llevó a no poner su nombre en las obras que iba haciendo (lo que con nuestro electorado es lamentablemente un “error”). Pero es una persona que trabaja por la ciudad, y honesta a carta cabal. Ha tenido el coraje de enfrentar mafias como las enquistadas entre comerciantes y transportistas. Y no está dispuesta a los “arreglos” a que algunos estaban acostumbrados.

Por todo ello, y dejando claro nuestro respeto a quienes honestamente piensan en contra, esperamos que la alcaldesa Susana Villarán culmine su mandato en el tiempo que estipula la ley; allí será el momento de una evaluación serena y transparente de los logros y deficiencias de su gestión.

Juan Borea Odría

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