jueves, 6 de junio de 2013

 
LA BATALLA DE ARICA
Un ejemplo de dignidad
 

Este viernes conmemoramos un aniversario más de la batalla de Arica, ocurrida el 7 de junio de 1880. Vale la pena recordar lo sucedido no solamente por curiosidad histórica, sino por reconocer el heroísmo de nuestros compatriotas que debería servir de ejemplo para la actualidad.

Para esa época la armada chilena había tomado el control de mar tras el hundimiento de la fragata Independencia y la captura del Monitor Huáscar; asimismo tras la batalla de Alto de la Alianza el 26 de mayo el ejército chileno había tomado Tacna, faltándole solamente Arica para completar la ocupación del sur peruano. El último reducto del Perú en ese territorio era la ciudad de Arica, coronada por su emblemático morro; la defendían 1,600 soldados al mando del coronel Bolognesi.

Los peruanos no tenían posibilidades de refuerzo, dado que no podían usar el mar, y el norte de Arica estaba ocupado; el ejército chileno dispuso 7,000 hombres para el ataque, muy superior al peruano además de la amplia superioridad en artillería y armamento. Conocedor de esta situación, el mando chileno ofrece al coronel Bolognesi la rendición honrosa de la plaza, a lo que los jefes peruanos se negaron sabiendo que su decisión los iba a llevar a la muerte. Esta negativa es rubricada por la frase de Bolognesi: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. Ante la negativa de rendición, las tropas chilenas luego de un intenso cañoneo asaltan y toman el morro, donde muere la mayoría de sus defensores.

El ejemplo dado por este grupo de personas debe ser un aliciente para nosotros. Muchas veces ni siquiera conocemos cómo va el país, pensando sólo en nuestros intereses personales o familiares; y mucho menos nos preocupamos sobre sus problemas o necesidades. Este egoísmo compartido hace que la nación no avance; quede constancia que no estamos hablando sólo de las autoridades sino del conjunto de ciudadanos, pues todos somos responsables del Perú. De una sociedad egoísta y desinformada no podemos esperar que surjan como por arte de magia instituciones sólidas y autoridades ejemplares. Si en estos días el gran debate político es sobre las intenciones de perpetuarse en el gobierno o sobre las propiedades inmuebles de ex presidentes, es porque hay un sustrato social que lo genera.

Una colectividad surge únicamente cuando sus integrantes anteponen el interés colectivo al particular, cuando el esfuerzo por lo de todos hace que paralelamente se generen condiciones adecuadas para los individuos. Los ciudadanos que hace 133 años decidieron ofrendar sus vidas en el Morro de Arica pusieron por delante la patria, y aunque fueron derrotados nos dejaron un legado de dignidad que todavía nos alumbra.
 
Juan Borea Odría
  

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