domingo, 21 de julio de 2013

 
LAS DOS HERMANAS
Jesús visita a Marta y María
Por el P. Clemente Sobrado
 
San Lucas  10,  28 - 42:

 

Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude." Le respondió el Señor: "Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada."

Reflexión

Hola, amigos: Un Evangelio familiar, sencillo, pero con un gran mensaje. Jesús siempre rompiendo esquemas. Primero, entra en casa de unos amigos donde pareciera que no viven sino dos hermanas. En segundo lugar, en aquel entonces las mujeres estaban prohibidas de sentarse a escuchar a los maestros. En tercer lugar, ningún hombre de aquel tiempo respondería con la ternura y suavidad de Jesús a Marta que se queja de tanto trabajo mientras su hermana está sentada.

¿Estará Jesús criticando el servicio de Marta? Pero si todo el Evangelio es una invitación a servir a los demás. ¿No estará más bien rescatando a la mujer de vivir encerrada en los quehaceres, reduciendo la misión de la mujer a los menesteres de la cocina? ¿No estará Jesús demostrando que también la mujer tiene derecho a sentarse? ¿Qué la mujer no es, perdonen la expresión, el burro de carga de la casa y que también ella tiene derecho a sentarse, a respirar, a darse y regalarse un espacio a sí misma?

Servicio y escucha son los dos ejes del Evangelio. Ambos son igualmente necesarios. Claro, que antes de hacer es preciso escuchar. Antes de hablar de Dios hay que escuchar a Dios. Antes de hablar de los hombres hay que escuchar a los hombres. No para quedarnos siempre sentados, sino para que luego vayamos a servirles.

El trabajo es necesario. En el Evangelio no tienen cabida los vagos que no saben sino ver televisión y sus telenovelas. Pero el trabajo tiene que ser planificado. Los quehaceres nos cansan, pero no podemos caer en el nerviosismo que, como decimos hoy, nos lleva a vivir estresados, nerviosos, porque las tensiones nerviosas nos quitan la paz y además hacen difícil la convivencia.

Todos necesitamos de tiempo para trabajar, pero también necesitamos de tiempo para estar con nosotros mismos y de estar también escuchando a Dios. De lo contrario, terminamos vaciándonos por dentro. Como alguien ha escrito: "Derecho a sentarse." Caminar, sí; pero descansar también. Quien no sabe descansar se desgasta trabajando
 
Fuente
La Iglesia que camina.

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