miércoles, 7 de octubre de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE EL CURRÍCULO QUE SALDRÍA A FIN DE AÑO
El Rumbo de la politica de educación
Por Juan Borea Odría



El Ministerio de Educación está elaborando una nueva propuesta curricular, que recogería parte de lo trabajado en el Ministerio desde el 2012, aunque esta vez sin denominarlo Marco Curricular, y sin considerar lo que en un momento se denominó Aprendizajes Fundamentales. Para ello ha conformado diversos equipos y contratado consultorías externas. La intención es publicarlo a fines de año y aplicarlo de manera experimental en mil instituciones educativas, para luego generalizarlo el 2017; aunque siempre cabe que por alguna consideración de tipo político decidan generalizarlo este año.

Ante este hecho quisiera compartir algunas consideraciones. El currículo es importantísimo por ser un documento que expresa la intención educativa del país, y eventualmente de la región o localidad. Es una guía para que los maestros desarrollemos nuestra tarea cotidiana. Para que tenga continuidad debe seguir lo que mandan la Constitución, la Ley General de Educación y su Reglamento, normas que en la práctica muchas veces no son tomadas en cuenta.

Por ejemplo, un currículo frondoso y detallista incumple con el Art. 16º de la Constitución, que a la letra dice: “El Estado coordina la política educativa, formula los lineamientos generales de los planes de estudio, así como los requisitos mínimos de la organización de los centros educativos. Supervisa su cumplimiento y la calidad de la educación”.

El currículo debe ser pertinente para los estudiantes y claro y comprensible para los docentes. En estos momentos los maestros estamos confundidos sobre qué currículo seguir. Formalmente el Diseño Curricular Nacional del 2009 está vigente, pero en los últimos cuatro años salieron una serie de documentos como Rutas de Aprendizaje, Mapas de Progreso, Estándares, Aprendizajes Fundamentales, Marcos Curriculares, Autopistas de Aprendizaje, que aun cuando no tuvieran vigencia oficial eran exigidos por los funcionarios del sector, e incluso tomados en cuenta para la evaluación de la labor docente.

Esta confusión se ha acrecentado con la RM 199 promulgada a fines de marzo de este año, que modifica parcialmente el DCN respecto a las competencias y capacidades de la mayoría de las áreas curriculares, y coloca indicadores que deberían ser trabajo de las instituciones educativas. Lo publicaron cuando se había iniciado el año escolar, y las programaciones y unidades estaban desarrolladas en las instituciones educativas. En la práctica no tiene vigencia, pues la mayoría de los docentes no lo conoce, y de los pocos que lo conocen casi nadie le hace caso; y dejará de tener vigencia con el nuevo currículo; pero este es un ejemplo más de lo errática de la política curricular del Ministerio y lo mejor que podrían hacer es derogarlo para no dificultar más la tarea educativa.

Una de las garantías de que el currículo sea claro y pertinente es que no sea fruto de un trabajo de escritorio o solo de especialistas, sino que sea consultado con la comunidad educativa. Al tratar sobre el Currículo la Ley General de Educación Art. 34º dice así: “El Proceso de formación del currículo es participativo y se construye por la comunidad educativa y otros actores de la sociedad, por tanto está abierto a enriquecerse permanentemente y respeta la pluralidad metodológica”. El Art. 27º del Reglamento de la Ley General de Educación (DS 011-2012-ED) señala que "la construcción de este currículo es fruto de un proceso de consulta amplia con la comunidad educativa, las organizaciones sociales y comunales, otros agentes del Estado y la sociedad civil". Párrafos más adelante señala que "La aprobación o modificación se realiza sobre la base de un proceso de consulta y con opinión del Consejo Nacional de Educación, con el propósito de asegurar el logro de sus objetivos y mejorar la calidad educativa. El Currículo Nacional tiene una vigencia de cinco años".

Quiero resaltar aquí dos temas: la necesaria consulta y la pluralidad metodológica.

No voy a reiterar las críticas que hice en su momento a la falta de consulta abierta en las tres versiones anteriores del Marco Curricular. Pero sí exijamos que esa consulta se de ahora, y se dé con seriedad. Se debe hacer una consulta amplia, como dice el Reglamento de la LGE, sobre la propuesta curricular que se está construyendo; no una consulta parcial, dando a algunos sectores algunos insumos para que opinen. Eso puede aceptarse para el proceso de construcción del documento; pero la comunidad educativa, las organizaciones sociales y comunales, tenemos el derecho de conocer la propuesta completa y opinar sobre ella. El currículo es un documento integrador, con principios, objetivos, perfiles, lineamientos, generales; la consulta sobre un aspecto no es válida, pues debe conocerse el conjunto. Y debe darse el tiempo necesario para el debate. Los funcionarios del Ministerio dicen que a más tardar debe promulgarse el currículo a mediados de diciembre. Con esa meta no va haber tiempo para la consulta; máxime cuando ahora mismo, a inicios de octubre, los funcionarios encargados no tienen un producto terminado.

Algunas autoridades del Ministerio señalan que no podemos seguir esperando, y que hay que sacar el currículo ya. Ante este argumento hago notar que si ellos están haciendo esta nueva propuesta, es porque saben que la anterior era deficiente e inacabada (lo que puso en evidencia el evento que sobre la Tercera Versión del Marco Curricular organizó el año pasado el Consejo Nacional de Educación). Si un amplio sector de educadores no hubiésemos levantado nuestra voz de protesta, esa versión que los actuales funcionarios consideran deficiente (por algo la han vuelto a elaborar) sería el currículo vigente en el 2015. Claro que hay que sacar el nuevo currículo, pero hay que sacar algo bueno que se mantenga en el tiempo.

El otro tema es la pluralidad metodológica que contempla la ley; las diversas versiones que hemos conocido no la permiten, pues son detallistas; ¿por qué un docente no puede aplicar diversas metodologías, siempre que estén consideradas en el Proyecto Curricular de la Institución Educativa? ¿Por qué la RM 199 que modifica el DCN señala indicadores desde Lima para todo el país? El currículo debe ser sencillo, consensuado, pertinente, y flexible. Debe dejar a los docentes y a la institución educativa el espacio que nos corresponde y no apabullarnos con normas, metodologías, indicadores y competencias que no van a ser posibles de desarrollar.

Asimilar un currículo es un proceso de larga duración; no es, como simplistamente piensan algunos, tarea de unas cuantas capacitaciones. Los profesores, estudiantes y padres de familia requieren tiempo para interiorizarlo. Para ello necesitarán material educativo, curricular, orientación, tiempo, y sobre todo convencerse que lo que propone el nuevo currículo es mejor que lo existente. Si esto último no sucede, los docentes trabajarán en clase según aquello de lo que están seguros, e informarán según pide la administración.

Una última consideración sobre la validación y generalización. Para validar en mil colegios deberán primero tener la propuesta culminada; en base a ella elaborar el material educativo y capacitar a los profesores. El documento lo tendrán hacia diciembre, y sin la consulta que deberán hacer. No van a poder hacer los trámites administrativos para elaborar el material educativo; no podrán capacitar a los profesores pues ellos están enero y febrero de vacaciones. Mil es un número que puede causar efecto mediático, pero es excesivo para hacerlo bien con las posibilidades actuales.

Y por último, no se debe decir que se generalizará el 2017, porque esa decisión corresponderá al nuevo gobierno. Sería poco adecuado, luego de dar tumbos en esta materia durante cuatro años, sacar al finalizar su período un candado que comprometa a la próxima gestión.

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