domingo, 21 de abril de 2013

 
EL BUEN PASTOR
"Mis ovejas escuchan mi voz"
Por el P. Clemente Sobrado

Juan 10,  27 - 30:

Dijo Jesús a sus discípulos: "Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna: no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las ha dado, supera a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. Yo y el Padre somos uno."

Reflexión

Hola amigos: Para vosotros ya no es noticia el que en este Cuarto Domingo de Pascua celebremos el Día del Buen Pastor, lo celebramos todos los años. Jesús habla de sí mismo como el Buen Pastor. Jesús nos habla de la relación que existe entre Él como Pastor y las ovejas que somos cada uno de nosotros. Además, habla de una relación personal.

Nosotros casi siempre nos quedamos con el rebaño y hablamos poco de los Pastores. Y hablamos de los problemas que tenemos con nuestra comunidad de fieles.

Con permiso de ustedes, yo quisiera hoy fijarme más en los pastores. Benedicto XVI, en el mes de septiembre pasado, dirigiéndose a un grupo de Obispos recién consagrados, habló primero de las nuevas Iglesias, de la primavera de las vocaciones nativas y de la nueva forma de cooperación misionera. Ahora comienzan las nuevas Iglesias a ofrecer misioneros a las viejas Iglesias que se van envejeciendo. Hasta llega a decir: "Las Iglesias jóvenes constituyen, por lo tanto, un signo de esperanza para el futuro de la Iglesia universal."

Resulta hermoso que el Papa descubra en los nuevos rebaños y en las nuevas ovejas un signo de esperanza. Es aquí donde Benedicto XVI quiere animar a los nuevos Obispos en dos direcciones. La primera, "os animo a no ahorrar fuerza y valentía con vistas a una solícita obra pastoral, conscientes del don de gracia que ha sido sembrado en vosotros en la ordenación episcopal".

Luego abre un nuevo campo del que se suele hablar poco. Hablamos mucho de atender al rebaño, pero hablamos poco de prestar también atención a los pastores. Porque también nosotros necesitamos del cuidado, de la atención, del calor humano y cristiano de nuestros Pastores, que son los Obispos. También nosotros los sacerdotes somos parte del rebaño. No somos simples fichas que se cambian y mueven en el tablero de la Diócesis, somos también ovejas entre las ovejas. Y también necesitamos de ese calor de nuestro pastor que nos mantenga firmes en nuestra vocación, alimente nuestro espíritu y nos sintamos acompañados en nuestras dificultades. Porque también nosotros somos humanos. Y también nosotros tenemos nuestro corazoncito. Y también nosotros tenemos nuestra sensibilidad. Por eso hablaré a Ustedes, pero quiero hablarles de nosotros. Ustedes nos siguen y conocen. Nosotros también tenemos que seguirles a ustedes y conocerles.
 
Fuente
La Iglesia que camina

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