domingo, 14 de abril de 2013

 
HEMOS CREÍDO EN EL AMOR
"Apacienta a mis corderos...apacienta a mis ovejas"
Por el P. Clemente Sobrado
 
Juan  21,  1 - 19: (Lectura abreviada)
 

Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos. Después de haber comido, dice Jesús a Simón Pedro: "Simón de Juan, ¿me amas más que éstos?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis corderos." Vuelve a decirle por segunda vez: "Simón de Juan, ¿me amas?" Le dice él: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas." Le dice por tercera vez: "Simón de Juan, ¿me quieres?" Se entristeció Pedro de que le preguntase por tercera vez: "¿Me quieres?" y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero." Le dice Jesús: "Apacienta mis ovejas.""En verdad, en verdad te digo: cuando eras joven, tú mismo te ceñías, e ibas adonde querías; pero cuando llegues a viejo, extenderás tus manos y otro te ceñirá y te llevará adonde tú no quieras." Con esto indicaba la clase de muerte con que iba a glorificar a Dios. Dicho esto, añadió: "Sígueme."

Reflexión

Hola amigos: El tiempo pascual tiene una doble vivencia y experiencia. Por una parte, es el tiempo en el que la Iglesia va descubriendo la verdad del resucitado. A los discípulos les costó mucho hacer la digestión del Jesús Crucificado, pero no les costó menos el descubrirlo y reconocerlo resucitado.

A la vez, es un tiempo en el que Jesús les va descubriendo el misterio de la Iglesia como misterio pascual. Jesús les va descubriendo una Iglesia en torno a la Eucaristía. Un Iglesia eucarística en cuyo centro está el "pan compartido", la Misa.

Por eso mismo una Iglesia llamada a ser "sacramento del amor, sacramento de la caridad". Ya lo había dicho antes Él: "En esto conocerán que sois discípulos míos si os amáis como yo os he amado."

Muchos admiran a la Iglesia por su organización, por sus estructuras. Y está bien. Pero la misma organización se corre el peligro de matar lo esencial, no siempre una buena organización significa plenitud de vida.

La Iglesia necesita organización, pero la Iglesia es una vida. La Iglesia necesita estar organizada, pero sin que las estructuras maten lo que tiene que ser esencial, el amor, la caridad.

Jesús no examina a Pedro como ingeniero y arquitecto, sino lo examina del amor. "Eres capaz de amar más que los demás." Resulta curiosa la pregunta de Jesús: "Simón de Juan, ¿me amas más que estos?"

Por eso Jesús no lo examina como quien va a ser el Maestro de todos, el que lo sabe todo. Le examina si ama. Tampoco le encarga sea un buen organizador y planificador social, lo único que le encarga es que sea "pastor". "Apacienta mis corderos." "Apacienta a mis ovejas."

En la Iglesia es importante la organización, pero es esencial el amor que apacienta "los corderos y las ovejas". No estamos llamados a ser modelos de ingeniería sino a ser modelos de amor, de pastoreo. Una Iglesia, una Diócesis, una Parroquia bien organizada, pero donde no brilla la caridad no es precisamente la que Jesús quiso, sino la que hemos hecho nosotros.
 
Fuente
La Iglesia que camina

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