domingo, 28 de abril de 2013

 
EL MANDAMIENTO NUEVO DE JESÚS
"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros"
Por el P. Clemente Sobrado
 
 
 
Juan  13,  31-33.34-35:

Cuando salió, dice Jesús: "Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto." Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros."

Reflexión

Hola amigos: Muchos hablamos demasiado y decimos poco. Jesús habla poco pero dice mucho. Yo quisiera destacar en este Evangelio de hoy tres cosas fundamentales.

La primera: Ahora que Judas ya salió a hacer de las suyas, Jesús como que respira más libremente. Por más que sabe a lo que va, Jesús mira con ojos nuevos su futuro. Sabe lo que le espera, pero no lo ve ni como algo trágico ni como una desgracia. Al contrario, siente que ahora ha llegado la hora de de su propia glorificación y la glorificación del Padre en Él. Lo que para muchos serán unas horas de dolor y frustración, Jesús es capaz de ver en ello el momento de dar gloria a Dios y Él mismo ser glorificado. Parece algo extraño, ¿verdad? Es que Jesús siempre ve las cosas desde el otro lado.

La segunda idea es el gran mandamiento que nos deja: que nos amemos unos a otros. Pero, ojo, que hoy hablamos de un amor demasiado hueco y vacío. Se trata de amarnos como Él mismo nos ha amado a nosotros. Aquí no se trata de palabras bonitas como "mi cielo", "te adoro", "te comería" y tantas tonterías más que el viento se lleva y no sirven de nada. El amor de verdad es amar como Dios ama. El amor de verdad es amar como Jesús ama, hasta dar su vida por el mundo.

La tercera idea me parece clave: El verdadero testimonio cristiano que hace creíble nuestra fe y hace creíble nuestra fe en Jesús, no es hacer grandes cosas ni ocupar altos puestos, sino el "amarnos los unos a los otros". No faltan humoristas que lo han traducido de otra manera, tal vez mas real: "armaos los unos contra los otros".

Ese no es el amor que anuncia Jesús, ni tampoco el amor que nos hace creíbles ante el mundo. Nuestras palabras las puede llevar el viento, pero el amor fraterno se convierte en el gran signo de que somos verdaderos discípulos de Jesús. La pregunta ahora es si nosotros seremos sus testigos hoy..

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