domingo, 3 de noviembre de 2013

 
LA HISTORIA DE ZAQUEO
"...pues el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido"
Por el P. Clemente Sobrado
 
Lucas 19,  1 al 10:

Habiendo entrado en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: “Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa.” Se apresuró a bajar y le recibió con alegría. Al verlo, todos murmuraban diciendo: “Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador.” Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: “Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo.” Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.”

Reflexión

Hola amigos: Nosotros celebramos hoy la fiesta de San Martincito, el del perro, gato y pericote. El negrito simpático blanqueado por la gracia de la santidad. Me vais a permitir que comente el Evangelio de la Iglesia universal porque a mí me dice mucho, incluso en relación a San Martín.

En el Evangelio vemos a Jesús haciendo amistad con los ricos. cosa que a muchos puede extrañar, pues hoy todo el mundo habla de los pobres. Las riquezas pueden llenar los bolsillos pero no el corazón, entonces Zaqueo siente necesidad de ver y conocer a Jesús y no le importa hacer el ridículo de subirse a un árbol para poder verlo. Jesús no tiene reparo en invitarse a su casa.

Ahí tienen al rico tenido por pecador, convertido con el encuentro con Jesús. El corazón que vivía lleno de riquezas se convierte a la pobreza, al desprendimiento y, por primera vez, descubre el valor de los pobres y comienza a compartir lo que hasta entonces solo pensaba en acumular. Así termina siempre el encentro con Jesús, cuando se descubre a Jesús.

Ahí tenemos a Martincito, un negrito marginado, que también es tocado por la gracia de Jesús. Para muchos en aquel entonces hasta se dudaba de que los negros tuviesen alma, y el conocimiento de Jesús, demostró que el negrito tenía una almaza, un alma grande como el mundo. Y el negrito se gana el corazón de todos y hasta perro, pericote y garo que nos cuenta su vida logran hacer amistad.

Nadie hubiera imaginado a Zaqueo repartiendo sus riquezas y entrando por los caminos de la justicia, pero Jesús hace posible lo que los hombres vemos imposible. “Hoy la salvación entró en esta casa.” No sabemos cuán rica fuese la cena, pero sí sabemos las murmuraciones de la gente.
Nadie hubiese imaginado que un negrito entrase por los caminos de la santidad. Hoy, después de tantos siglos, sigue siendo la admiración y el cariño de todos.
 
Fuente:
La Iglesia que camina

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