TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
EL JESÚS QUE ESPERABA JUAN EL BAUTISTA
“¿Eres tú el que ha de venir"
Por el P. Clemente Sobrado
Mateo 11, 2 - 11:
Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: “¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?” Jesús les respondió: “Id y contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!” Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: “¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué salisteis a ver? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. Entonces, ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino. En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.”
Reflexión
Hola amigos: ¿No os extraña este Evangelio en este tiempo de Adviento como preparación para la Navidad? Si bien los Evangelios la sitúan al comienzo de la vida pública, también tiene un sentido de preparación para la Navidad. Quiero rescatar algunas ideas que nos ayuden en este caminar hacia la Navidad.
La primera idea que me viene es esta, la figura de Jesús siempre nos resultará un tanto ambigua. ¿Acaso resulta fácil reconocer al hijo de Dios en un niño? ¿Acaso resulta fácil reconocer al hijo de Dios recostado en un pesebre? ¿Acaso resulta fácil reconocer a Dios sin casa propia y naciendo en un establo de animales?
La segunda, Dios se revela y manifiesta no sentado en un trono sino rebajándose hasta tocar lo más bajo de la realidad humana.
Juan, que está en la cárcel, tiene una idea de grandeza sobre Jesús. Y ahora le llegan noticias de un estilo de vida rebajado a tener que convivir con la miseria humana y le entran dudas. La oscuridad de la cárcel se une ahora a la oscuridad de sus ideas y de su pensamiento. De ahí una duda tan profunda como preguntarle: “¿Eres tú de verdad o tenemos que esperar a otro?”
¿No creen que también la Navidad es una experiencia de fe? ¿Dios niño? ¿Dios en un pesebre? ¿Dios en un establo? Le miramos y lo que vemos no es sino un niño como cualquier otro, le miramos y vemos la debilidad de un recién nacido y tenemos que decirle Dios. ¿No es como para preguntarle al Niño recién nacido: "Eres de verdad tú el que tenía que venir o tenemos que seguir esperando"?
Me atrevería a descubrir un nuevo horizonte. La Iglesia será tanto más Iglesia cuanto más se rebaje a compartir la pobreza de los pobres. La frase del Papa Francisco: ¡Cuánto me alegraría ver a la Iglesia entre los pobres!
Fuente.
La Iglesia que camina
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