martes, 6 de abril de 2010

EL OPTIMISMO Y EL SISTEMA INMUNOLÓGICO

Una reciente investigación sugiere que una perspectiva optimista podría fortalecer la capacidad del organismo para combatir las infecciones. El hallazgo no prueba que verle el lado bueno a las cosas permita tener mejor salud, pero sí incrementa la evidencia de relaciones entre la actitud y las enfermedades sugiriendo que "una sola persona, con los mismos genes y personalidad, tiene una función inmunitaria distinta según se sienta más o menos optimista", señaló Suzanne C. Segerstrom, autora del estudio y profesora del departamento de psicología de la Universidad de Kentucky.
Entre 2001 y 2005, Segerstrom y un colega administraron encuestas a 124 estudiantes de derecho de primer año. Los estudiantes, la mayoría de los cuales eran blancos (90 por ciento) y de sexo femenino (55 por ciento), respondieron preguntas sobre temas como sus niveles de optimismo sobre su éxito académico.

A los participantes también se les administró una inyección de un antígeno que hace que el sistema inmunitario reaccione creando un bulto en la piel. Si el bulto era más grande, el sistema inmunitario reaccionaba más intensamente.
Los investigadores, que informaron sobre sus hallazgos en la edición de marzo de Psychological Science, hallaron que la respuesta inmunitaria se hizo más intensa entre estudiantes individuales a medida que adquirían optimismo, y se redujo a medida que adquirían pesimismo. Y hay más. "Cuando la gente se sentía más optimista, también se sentía más alegre, atenta y feliz, lo que explicó parte de la relación entre optimismo e inmunidad", señaló Segerstrom.

En líneas generales, los hallazgos sugieren que el efecto del optimismo sobre la inmunidad podría ser limitado "porque da pie a muchos factores más que contribuyen a fluctuaciones en la inmunidad con el tiempo", dijo. James E. Maddux, profesor de psicología de la Universidad George Mason, asegura que los hallazgos son "otro ejemplo más del poder del optimismo, de lo que solía llamarse pensamiento positivo en los cincuenta y los sesenta".

Agregó que "es difícil sacar conclusiones firmes a partir de un solo estudio, pero es una pieza más de evidencia de que lo que pensamos realmente importa, de formas muy importantes". ¿Qué está pasando en el organismo? Si hay una relación entre la actitud, las emociones y la salud, ¿cómo funciona? La Dra. Hilary Tindle, investigadora del Centro de investigación sobre la atención de la salud de la Universidad de Pittsburgh, tiene varias teorías.

Una es que "la gente más feliz o más positiva, más esperanzada, tiende a vivir más saludablemente", dijo. Y esperamos que mucha gente reaccione de maneras más saludables al estrés, lo que les ayudaría a recuperarse más rápidamente. Además, "los individuos más positivos también son más propensos a cumplir con las recomendaciones y las terapias médicas, y por consiguiente son más saludables en ese aspecto", agregó Tindle.

En un estudio de mujeres publicado a finales de agosto, Tindle halló que el optimismo parece tener efectos sobre el corazón y la longevidad. "Las mujeres optimistas tenían perfiles de riesgo más estables, menos hipertensión arterial y diabetes. No fumaban tanto y tendían a hacer más ejercicio. Entonces, su riesgo más bajo está asociado con una vida más sana", dijo.

O, anotó, tal vez la perspectiva vital de una mujer afecte su respuesta al estrés. El pesimismo y la hostilidad cínica podrían llevar a una presión arterial más elevada, un ritmo cardiaco más elevado y a otros factores físicos de riesgo, apuntó, Tindle.

Lic. Carmela Fernandini

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