POR UNA IGLESIA PERUANA CON DIGNIDAD
Síntoma de decadencia de un grupo social es cuando pierde la capacidad de indignarse ante situaciones que atentan contra sus derechos o agravian su dignidad. En estos días nuestra Iglesia peruana ha sido objeto de una grave falta de respeto ante la cual, como católicos conscientes de nuestra condición de libertad y dignidad de hijos de Dios, sentimos la necesidad de expresar nuestra indignación
Para entender este artículo es imprescindible leer dos documentos que adjuntamos en archivo, y conocer el entorno en el que han sido emitidos. Los documentos son: a) La carta del Cardenal Bertone, Secretario de Estado del Vaticano dirigida al Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana; y b) El comunicado del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana del 7 de agosto. El entorno es el conflicto entre el Cardenal Cipriani y las autoridades de la Universidad Católica del Perú. No queremos en esta oportunidad tratar el conflicto de la PUCP en sí, sino la concepción eclesial manifiesta en los documentos.
La carta dirigida a Monseñor Piñeiro refleja desprecio por la iglesia peruana; la trata como una institución vasalla, exige sumisión de los obispos, ignora la colegialidad planteada por el Vaticano II. Es así que sin importarle que los obispos del Perú ya se han pronunciado al respecto buscando el diálogo, dice textualmente que .esa Conferencia Episcopal debe sostener tanto la posición de la Santa Sede como la del Arzobispo de Lima, desautorizando con vigor cualquier intervención contraria e invitando (sic) al Episcopado del País a una acción colegial y leal. En caso de eventuales dudas, Usted y los demás Obispos tendrán la amabilidad de consultar al Sr. Nuncio Apostólico en Lima.. Es decir, los obispos (ni qué decir de los demás integrantes de la iglesia a los que no se toma en cuenta) no pueden pensar ni discernir; deben asumir servilmente la posición de uno de sus integrantes (el Arzobispo de Lima) al cual en varias elecciones han rechazado que los presida y .en caso de duda. obedecer al Nuncio, vocero de una posición dictada por un sector de la curia vaticana. Esta carta expresa una concepción que distorsiona lo que debe ser la comunidad de discípulos de Jesucristo y que rechazamos en toda su dimensión.
El segundo documento más que indignarnos, nos apena: es el comunicado del Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal que ante la presión echa marcha atrás y dice lo que es obvio (por los antecedentes de público conocimiento) que no quiere decir. Conocemos de obispos integrantes de este Consejo que se negaron a poner su firma en el comunicado; otros que por no hacer un conflicto interno accedieron a .tragar el sapo., y algunos que lo firmaron con entusiasmo. Les decimos fraternalmente que no debieron bajar la cabeza; y que una posición firme los hubiera afirmado en su papel de autoridades eclesiales tanto ante la curia como ante los ojos de quienes deseamos sentirnos representados por nuestros obispos.
Detrás de esta situación están no solo posiciones personales; subyacen ante todo estilos de entender la iglesia, estilos de conducirla, estilos de vivir la fe. Como institución optamos por un estilo que nos permita (como pide el Vaticano II) ser corresponsables y actores en la vida eclesial y ser parte de las decisiones eclesiales. En todo caso, cumplimos con expresar nuestra opinión e invitamos a otras instituciones a discernir y expresar la suya. No podemos ser testigos del menosprecio e insolencia de la carta firmada por el Cardenal Bertone sin dejar sentada nuestra disconformidad.
Para que estos estilos distorsionados no se perpetúen es tarea de todos los que deseamos ser discípulos de Jesucristo tener cada vez más presencia y más voz. Para ello es una condición formarnos en la lectura de la Biblia, en teología, en documentos eclesiales, e insertarnos en instancias eclesiales en las que demos de nuestro tiempo y de nuestra acción.
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Comunicado Oficial de la Conferencia Episcopal Peruana
sobre la ex Universidad Católica
De CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA,
el miércoles, 8 de agosto de 2012
Los Obispos del Perú,
reunidos en Consejo Permanente, ante la decisión de Su Santidad Benedicto XVI,
en torno a la delicada situación de la ex Pontificia Universidad Católica del
Perú (PUCP), manifestada a través del Eminentísimo Señor Cardenal Tarcisio
Bertone, Secretario de Estado, -como expresión de nuestra total fidelidad y
adhesión al Santo Padre-, manifestamos lo siguiente:
1.
Nuestra plena adhesión al comunicado emitido por el Excmo. Mons. Salvador
Piñeiro García-Calderón, Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana, el 24
de Julio del presente año.
2.
Rechazamos las expresiones ofensivas, vertidas en medios de comunicación, tanto
contra la persona del Emmo. Señor Cardenal Secretario de Estado, cuanto a
las mismas decisiones de la Santa Sede, hecho que se torna más lamentable cuando
proviene de las autoridades que representan a dicha Universidad.
3.
Manifestamos nuestro respaldo al Señor Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne,
Arzobispo Metropolitano de Lima, ante las infundadas acusaciones y agravios que
ha recibido.
4.
Valoramos la actitud de aquellos miembros de la Comunidad Universitaria que
aspiran a mantener la identidad católica en la universidad.
5.
Exhortamos a las autoridades de dicho centro de estudios universitarios,
en especial a su Rector y a la Asamblea Universitaria, a que acojan lo
dispuesto por el Papa Benedicto XVI y adecuen sus Estatutos a la
Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae.
Que María Santísima,
Nuestra Señora de la Asunción y Santa Rosa de Lima, nos ayuden a construir un
Perú unido en torno a la verdad.
Lima, 7 de Agosto del 2012
N.
3169/12/RS
Vaticano,
11 de julio de 2012
Excelencia
Reverendísima,
Deseo
informarle que en fecha de hoy ha sido enviado al Rector de la Pontificia
Universidad Católica del Perú (PUCP), a través de la Nunciatura Apostólica de
Lima, el Decreto por el que se prohíbe a dicha Universidad seguir utilizando en
su denominación los títulos de Pontificia y de Católica.
Deseo
también subrayar que, sin embargo, el mencionado Centro, como persona jurídica
publica de la Iglesia, continúa vinculado
como antes a la legislación canónica en
materia de entidades eclesiásticas, administración de bienes y Centros de
enseñanza superiores, y que sigue teniendo el deber de acomodar sus Estatutos a
la Constitución apostólica Ex Corde Ecclesiae.
Para
el bien de la Universidad y por la responsabilidad que tiene la Iglesia en el
campo educativo, esa Conferencia Episcopal debe
sostener tanto la posición de la Santa Sede como la del Arzobispo de Lima,
desautorizando con vigor cualquier intervención contraria e
invitando al Episcopado del País a una acción colegial y leal. En caso de
eventuales dudas, Usted y los demás Obispos tendrán la amabilidad de consultar
al Sr. Nuncio Apostólico en Lima.
Le
ruego que evite que esa Conferencia Episcopal sea
instrumentalizada por el Rectorado de la Universidad, como
lamentablemente ha sucedido con el Comunicado del 17 de abril de 2012, tal y
como puede comprobarse a través de la carta abierta que con el título “Carta de
la PUCP al Cardenal Tarcisio Bertone”, del 9 de mayo pasado, el Rectorado ha
divulgado en el Diario “La República”.
El
citado Comunicado no era lo que esta Secretaría de Estado, a través del Sr.
Nuncio Apostólico, había solicitado a la Conferencia Episcopal. Al contrario,
al invitar a reanudar el diálogo a las partes encontradas, tal Comunicado
colocaba en plano de igualdad las diversas posiciones y al sufragar la tesis
del Rectorado de la Universidad de dar al caso una “solución integral” hacia
propia la propuesta del Rectorado, asumiendo una posición contraria a la
justicia y poniendo en dificultad a quienes, en esta materia, se limitan a
exigir a la citada Universidad el cumplimiento de la ley canónica y de una
voluntad testamentaria.
Lamentablemente ese
Comunicado ha contribuido a la desinformación de los fieles sobre
lo que está sucediendo y por eso será conveniente que la Conferencia, y en
particular su Presidente, repare la desinformación causada.
Por
último deseo señalar a Vuestra Excelencia que considero inapropiada la
participación de cinco miembros de la Conferencia Episcopal, que además no
habían sido elegidos por la Asamblea Plenaria de los Obispos del Perú, en un
organismo previsto por unos Estatutos que no han sido legítimamente aprobados.
El
Santo Padre espera que, en lo sucesivo, la
Conferencia Episcopal preste un decidido y claro apoyo a las decisiones tomadas
por la Santa Sede con respecto a la situación de la PUCP y se eviten nuevas
incomprensiones y divisiones. Lo que está en
juego es el reconocimiento de la libertad y autonomía de la Iglesia para llevar
a cabo su propia y específica misión en todos los ámbitos de la sociedad,
también en el campo educativo.
Por
lo tanto, es de suma importancia que los
Obispos estén unidos entre ustedes y con la Sede de Pedro para
hacer frente a las cuestiones urgentes que afectan a la vida de la Iglesia, y
por tanto a aquellas que atañen a la PUCP.
No
quiero por último dejar de manifestar también la perplejidad que
recientemente han causado algunas iniciativas promovidas por esa Universidad,
tales como: los reconocimientos al Sr. Gregorio
Peces-Barba y al Rvdo. P. Gastón Garatea Yori,
SS.CC., y la programación de un ciclo de lectura del
libro “Teología de la Liberación: perspectivas”, del P. Gustavo Gutiérrez,
organizado por el Centro de Estudiantes de Humanidades, con el respaldo y
participación del Departamento de Teología de la PUCP.
Copia de
la presente Carta se envía para conocimiento a todos los Obispos peruanos.
Confiando
en el interés que Vuestra Excelencia y todos los miembros de esa Conferencia
Episcopal prestaran a los referidos asuntos, por el bien de la Universidad y de
la enseñanza católica en ese País, agradezco su colaboración y aprovecho la
ocasión para renovarle los sentimientos de consideración en el Señor,
TARCISIO
CARDENAL BERTONE
Secretario de Estado de Su SantidadJuan Borea Odría
Secretario de Estado de Su SantidadJuan Borea Odría
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