lunes, 25 de junio de 2012

 
JG
Una historia real de la vida misma
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO 2

Ella fue llevada al centro asistencial de la avenida Grau y luego de veinticuatro horas salió bajo su responsabilidad de aquel nosocomio, débil y muy adolorida, dando pasos con mucha dificultad, se dirigió en búsqueda de sus hijos quienes se encontraban en casa de aquella vecina que compadecida la ayudo durante algunos días en la atención de sus criaturas que por las noches no podían dormir por el recuerdo fantasmal de los hechos vividos.

El llanto y la pena por lo sucedido caló hondo en los sentimientos de los tres niños. Durante los siguientes tres meses no tuvieron noticias de aquel mal padre, y representaron de esta manera de los mejores momentos de sus años pueriles donde anduvieron casi solos, cachueleandose ya sea cantando, bailando o contando chistes en las calles o en los omnibuses, o cargando bolsas en la Parada en aquellas calles llenas de lodo. en medio de un triste paisaje invernal lleno de gente de mal vivir entre la delincuencia y la prostitución más deprimente.

Había pasado un par de semanas de los hechos, cuando estando los tres hermanitos en casa haciendo sus tareas escolares, irrumpió tirando la puerta la joven madre llorando desconsoladamente. Acababa de suceder que a unos metros de su departamento se encontraba uno de aquellos amigos que en las noches más de una vez vio JG acompañar a su mamita, yacía cadáver ensangrentado con un profundo corte en la cabeza fruto del impacto de una botella de vidrio que le habían partido en el cráneo. Su esposa se encontraba a su lado llorando, acusando al padre de JG de haberlo matado en venganza, y todo por aquella mujer que según ella lo sedujo y lo llevo a ese fin.

Nadie indago sobre los hechos, todo fue pasando con los días subsiguientes. La pobre madre de JG prosiguió su vida lavando ropa, limpiando casas, cuidando niños y ancianos, vendiendo con sus hijos arroz con leche o mazamorritas, hasta limonada heladita para los jóvenes que durante las mañanas tardes o noches se la pasaban jugando fulbito en el parque de aquel populoso barrio de la Rica Viqui. Adolorida a no más terminaba su jornada diaria agarrándose la cintura como sosteniendo su creciente abdomen que fruto de lo sucedido había engendrado a la cuarta criatura en ese sufrido hogar.

Así fueron pasando los días, la mama de JG más animada y repuesta continuaba bregando, manteniendo su orgullo no recurría mucho al apoyo de su familia, quienes de condición mas acomodada Vivian en zonas de Lima de condición socioeconómica muchísimo mejor. Recordaba ella que sus padres y hermanos nunca vieron con buenos ojos el hecho de que hubiera dejado su condición anterior por irse con tal alimaña. Era por este motivo que nunca la visitaban y más bien ella y sus tres hijos de vez en cuando iban a visitar a los abuelitos a su casa de Miraflores, donde vivían con todas las comodidades con sus dos hermanos, tíos muy queridos por sus niños.

JG fue avanzando en sus estudios sin ser sobresaliente no dejo de ser aplicado y querido por sus maestros y compañeros que le agregaron a su abreviado nombre el mote de Loquito y fue así conocido por todo el mundo como el Loquito JG.

(esta historia mañana continuará)

El Dr. Joe 90

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