miércoles, 27 de junio de 2012

JG
Una historia real de la vida misma
PRIMERA PARTE
CAPÍTULO 4

Trabajaba ella por aquel entonces como secretaria de un primo lejano, joven abogado postulante a un curul al congreso por aquellos años muy relacionado al rectorado de la UNFV. Oportunidad que no desaprovecho para solicitarle el favor de facilitarle el ingreso a JG a la primera oportunidad que tuviera para postular y así fue como fue logrando asegurar el futuro anhelado más por ella que por el loquito...

Habían y transcurrido pocos meses de haber terminado el colegio, era cada día mas cercano a la fecha del examen de admisión, y el Loquito, se le veía mas preocupado en las fiestas y otros compromisos con los amigos ya sea de su antiguo barrio, que no agradaban para nada a su madre, o con sus patas del colegio que tampoco eran nada santos. La droga y el alcohol rondaban por su lado, pero JG nunca cayó ni siquiera una probadita mínima del troncho de su mejor amigo, pero eso si, en su recuerdo más orgulloso están las pocas pero bien soberanas borracheras que desde el cuarto año de secundaria recordaría en base a las consecuencias que sus patas le contaron, porque recordar el muy poco hubiera podido, ya que habrían sido cerca de cinco veces que llego a tal grado de embriaguez que semidesnudo fue llevado a su casa y dejado en la puerta dándole el susto de su vida a su madre y abuelos al encontrarlo casi calato e inconsciente, apestando a puro licor.

Recuerda que en una de esas fiestas en lo cargoso y fastidioso que se encontraba, sus patas decidieron vengarse de sus jodas y tal es así que al no transcurrir mucho tiempo de estar tomando a vaso lleno cerveza, ron y pisco puro cayo rápidamente embriagado y dormido. De esta manera le pintaron la boca y en complicidad con las chicas de la fiesta lo maquillaron y hasta las uñas se las pintaron le habían preparado un peluca, pantis, minifalda y una blusa escotada y así lo dejaron en la puerta de la casa de sus abuelos quienes al verlo no dejaron de reírse y recordárselo siempre.

A vísperas del examen JG pasó ya la mayor parte del tiempo encerrado en su habitación y trataba de leer un poco de todo lo que le exigía el balotario de ciencias para postular, pero él sabía muy bien que si quería llegar a ingresar de forma lícita, eso no era suficiente.

Faltaba ya menos de una semana, y sus nervios parecían reventar, se mostraba sumamente irritable, casi no comía, el insomnio lo consumía al temer por defraudar sobre todo a su mamita que había hecho tanto esfuerzo por sacarlo adelante. Pero he allí que su hada mágica no lo dejaría solo ni un instante. Moviéndose de aquí allá, había logrado contactarse gracias a su primo, con ciertos personajes relacionados con el proceso de admisión, y JG de esta forma fue incluido en su selecto grupo de muchachos para la noche previa del examen les faciliten las respuestas del esperado examen. Los costos para lograr este beneficio eran extremadamente elevados para la mama de JG pero ella supo utilizar sus seductoras habilidades para que uno de aquellos individuos, dicho sea de paso muy influyente le otorgue a su engreído semejante beneficio a cambio tan solo de compartir con ella algunas veladas de forma muy reservada.

Y así fue como JG logro ingresar a la UNFV, al ver su nombre ocupando los primeros lugares, la alegría y su orgullo enaltecido elevaron de sobremanera la autoestima de JG, quien nunca se dio tiempo para reflexionar sobre tales formas y más bien sobre el tema el olvido voluntario fue radical, todos podían ser corruptos, tramposos, deshonestos pero él y los suyos jamás, peor aun si se tratase de juzgar a su progenitora.

(esta historia en su segunda parte continuará la próxima semana)
Dr. Joe 90

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