"SAMANIEGO - EL VASCO"
Hace unos días, visité a una amiga que regresaba de un viaje por Alemania, no la encontré pero su hija me dijo que regresaba pronto y que podía esperarla, me hizo pasar a su biblioteca y como quien espera me puse a curiosear sus libros y me detuve en uno pequeño y bastante trajinado titulado “LOS GRANDES PARA LOS CHICOS / Félix M. de Samaniego / Fábulas morales”y me hizo recordar cuando era niño y alguna vez leí estas fábulas en alguna enciclopedia escolar, ahora tenía esta lectura pero en su versión original en verso.
La biografía de Samaniego (12–10–1745 / 11–08–1801) es interesante y muy singular ya que a pesar de provenir de una familia acomodada y con suficientes recursos económicos su obra fue vanguardista y anticlerical cuestionando el statu quo político y moral de su época. De origen vasco de un pueblito llamado Laguarda de Álava se educó en la Francia pre-revolucionaria que abonaba en la Ilustración de los Enciclopedistas la semilla de la revolución francesa de 1789 y toda esa influencia la absorbió Samaniego y la trasladó de regreso a España que lo llevó a ser perseguido y censurado por la Inquisición que llegó a quemar sus libros e intentar encerrarlo en un monasterio sobre todo cuando publicó “El jardín de Venus” con poemas de corte erótico y anticlerical. Las fábulas que Samaniego escribe eran para ser leídas por los niños y jóvenes y, sin abandonar la métrica de la poesía, lo hace de una manera simple asequible sobre todo en sus mensajes finales, veamos un ejemplo de ello en esta fábula transcrito del libro de mi amiga.
LOS DOS AMIGOS Y EL OSO
A dos amigos se aparece un Oso:
el uno, muy medroso,
en las ramas de un árbol se asegura;
el otro, abandonado a la ventura,
se finge muerto repentinamente.
El Oso se le acerca lentamente:
mas como este animal, según se cuenta,
de cadáveres nunca se alimenta,
sin ofenderlo lo registra y toca,
huélele las narices y la boca;
no le siente el aliento
ni el menor movimiento;
y así, se fue diciendo sin recelo:
“Este tan muerto está como mi abuelo”.
Entonces el cobarde,
de su gran amistad haciendo alarde,
del árbol se desprende muy ligero,
corre, llega y abraza al compañero,
pondera la fortuna
de haberle hallado sin lesión alguna,
y al fin le dice: “¿Sabes que he notado
que el Oso te decía algún recado?”
¿Qué pudo ser”. Te diré lo que ha sido.
Estas dos palabritas al oído:
“APARTA TU AMISTAD DE LA PERSONA
QUE SI TE VE EN EL RIESGO TE ABANDONA”
Mario Domínguez Olaya
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