domingo, 3 de octubre de 2010

NO SOMOS MAS QUE SIERVOS...
P. Ernesto León D. o.cc.ss

Lucas 17, 5 - 10:
"En aquel tiempo, los apóstoles dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. El Señor les contestó:
“Si tuvieran fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podrían decir a ese árbol frondoso: ‘Arráncate de raíz y plántate en el mar’, y los obedecería.
¿Quién de ustedes, si tiene un siervo que labra la tierra o pastorea los rebaños, le dice cuando éste regresa del campo: ‘Entra enseguida y ponte a comer’? ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame de comer y disponte a servirme, para que yo coma y beba; después comerás y beberás tú’? ¿Tendrá acaso que mostrarse agradecido con el siervo, porque éste cumplió con su obligación?
Así también ustedes, cuando hayan cumplido todo lo que se les mandó, digan: ‘No somos más que siervos, sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer’ ”.

Reflexión
La palabra del Señor, nos invita a reflexionar hoy sobre dos asuntos, el primero tiene que ver con una promesa de parte de Dios para Habacuc, promesa hecha también para nosotros y que se plantea así: "perecerá aquel que no tiene un alma recta y vivirá el inocente que confía en mí".

La palabra PERECER, no necesariamente habla de MUERTE FISICA, sino, de la lejanía del ser humano de la presencia de Dios, el hombre y la mujer se han alejado de Dios y han empezado a perecer, quienes han engendrado la guerra y el terror ya han empezado a perecer, aquellos que han negado la vida a seres inocentes, juntamente con ellos han empezado a perecer, aquellos que velan por sus propios intereses han empezado a perecer, aquellos que siembran a su paso violencia, discordias y peleas huelen a muerte aún estando vivos. Han empezado a perecer aquellos que saben amar y que poco saben perdonar, perecerán aquellos que no tienen hambre de infinito, hambre y sed de Dios; no así "los que tienen un alma recta, esos vivirán" dice el Señor, vivirá aquel que confía en Dios, confiar en el Señor es estar siempre cerca de él, en las situaciones adversas y en aquellas que denotan alegría, confían en el Señor los hermanos enfermos que unen su sufrimiento al de Cristo, confían en el Señor aquellos que esperan un mundo nuevo, en donde el Reino de Dios ya se haya instaurado, confía en Dios aquél joven que ha descubierto que su máximo valor es Dios, confía en Dios aquél que en medio de la tragedia, siempre encuentra en Dios una luz y su esperanza. Confían en Dios y siempre vivirán aquellos hombres y mujeres que en medio del lodo del pecado, se han levantado para empezar a vivir las bienaventuranzas.


Hermanos y hermanas nos encontramos frente a una gran promesa: "perecerá aquel que no tiene un alma recta y vivirá el inocente que confía en mí", confiemos en el Señor y viviremos.

De esta confianza, de esta fe, de esta esperanza en el Señor nos habla hoy el Santo Evangelio - que constituye el segundo punto de nuestra reflexión cuando dice: "si tuvierais fe como un granito de mostaza, le diríais a ese árbol de morera, arráncate de raíz y plántate en el mar, y les obedecería", bueno sería durante el curso de esta Santa Eucaristía observar en el gran bosque de nuestra existencia, cuáles árboles hay que extraer de raíz, cuáles hay que arrancar, para después sembrar en nuestra tierra fértil la semilla de la vida.

Arranquemos de nuestra vida el gran árbol de nuestro orgullo para sembrar la pequeña planta de la humildad, extirpemos de nuestro corazón el árbol inmenso del resentimiento, para sembrar en su lugar la semilla serena del perdón, saquemos de raíz el árbol de la guerra para que la simiente sea la paz; talemos el árbol de la desconfianza en Dios y plantemos la semilla de la fe, que nos llena de amor y de esperanza, arranquemos el inmenso árbol de la división y sembremos la gran semilla de la unión.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas, déjanos tu comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL PERÚ