jueves, 28 de octubre de 2010


VIAJE A HUANCAYA, ALIS, VALLE DEL MANTARO (LIMA - JUNÍN)
Crónica de mi tercer viaje a la Reserva Paisajística Nor Yauyos-Cochas
9, 10, 11 y 12 de octubre de 2010. Paseo de Panzers
Asistieron: Juan Borea, Carlos Rincón. Invitados: Miluska Falero, Rodrigo Puntriano, Alonso Ruiz.

El sábado 9 salimos hacia San Bartolo a las nueve de la noche; comimos panes con chorizo y nos acostamos. El domingo 10 nos despertamos a las 5.30 a.m. y salimos hacia el sur. Desayunamos panes con chicharrón y tamal, café en Alejandrina, cerca a Mala (7 soles c/u). Hacia las 8.00 a.m. paramos a la salida de Imperial en “El sabor de Santa Adela” a tomar cachina (5 soles la jarra), muy buena. Allí venden porción de chicharrón con panes y salsa, para dos, a doce soles.

A las 8.30 paramos en la bocatoma de Nuevo Imperial a conocerla; allí mismo en la falda del cerro estaban los restos del camino Inca hacia el Pariaqaqa, así que subimos a recorrer un tramo. A las 9.15 entramos a Lunahuaná a pasear por la plaza, la Iglesia, las calles del pueblo. Compramos vino de níspero (12 soles) y una bolsa grande de nísperos (1 sol) que nos comimos en el acto; visitamos un centro artesanal Runa Wanay, donde trabajan el bambú. Seguimos ruta; en el camino nos cruzamos con buses de Reyes SAC y San Juan, que hacen el servicio público y se puede tomar en alguna oportunidad. La pista está asfaltada, pero a partir de Zúñiga es estrecha, como para un carro.

Paramos en la represa del Platanal a conocerla. Seguimos camino, y pasando Catahuasi está la subida hacia Tupe, paseo que tenemos pendiente, son 21 Km. se subida. Cerca al desvío a Alis está la subida a Laraos, 6 Km. de camino, otra ruta pendiente. Llegamos a la repartición, donde acaba el asfalto para subir a la Reserva Turística del Nor Yauyos; de allí Vitis está a 12 Km. y Huancaya a 16 Km. El camino es muy bonito, a las orillas del río Cañete. Paramos en la caída de agua antes de la laguna Quispicocha, y luego en la misma laguna, donde hicimos contemplación de la naturaleza; es una laguna hermosísima con muchos patos y gallinetas. Un poco más allá paramos en el mirador de Vitis, donde se contempla el valle y las andenerías de los cerros. Llegamos a Huancaya; conseguimos hospedaje en “Brisas de Mayo”, de Paul. Contra 15 por cama, las dejó a diez soles; tomamos como refrigerio Cifrut con galletas y salimos a caminar para ver las cataratas y a conocer el pueblo, la plaza, el puente colonial sobre el río, etc.; pasando varias cataratas empezó la lluvia y luego una granizada, así que volvimos al hospedaje por la camioneta para subir al mirador donde se ve la última catarata. Todas muy hermosas. Luego caminamos por el sendero inca y colonial bordeado de eucaliptos y sembríos. Hacia las seis emprendimos el regreso, pero nos cogió la lluvia y nos quedamos en la entrada de la iglesia hasta que la lluvia amainó nos apresuramos a llegar al hospedaje. Cenamos sopa a la minuta, lomo saltado, gaseosa y mate (7 soles). En la noche tomamos el vino de níspero y jugamos cartas hasta las 9 p.m., hora en que fuimos a dormir.

El lunes salimos a las 6.22 a.m.; llegamos a la repartición a las 7.00; echamos gasolina en baldes, y entramos por la cuenca del río Alis. Es una cuenca estrecha pero hermosísima, con eucaliptos, plantas, estrechos cañones. Pasamos Alis y llegamos a Tomas, donde paseamos a pie por el pueblo. La plaza es bonita pero están construyendo una monstruosidad de cemento, huachafa, que rompe la armonía del conjunto. Desayunamos café, mate y panes con queso (8 soles total). Seguimos ascendiendo por la margen del río, poco a poco cambiaba el entorno.

En el pueblo de Tingo Yauricocha vimos un sistema de transporte de minerales de cerro a cerro por los aires, tipo oroyas. En la puna vimos algunos pueblos, grandes rebaños de auquénidos, minas artesanales de carbón; cruzamos las abras de Chaucha y Negro Bueno; pasamos por una laguna llena de aves, entre ellas docenas de marihuanas. Iniciamos el descenso entrando a la provincia de Chupaca; estaban anchando el camino, que es asfaltado desde la repartición pero estrecho. Fuimos al pueblo de Ahuac; en su plaza vimos la fiesta de un matrimonio civil.

A pocos Kms. del pueblo está la laguna Ñahuinpuquio, en la que paseamos en bote (1 sol paseo). Almorzamos trucha frita, papas, arroz y ensalada, gaseosas y sublimes. Luego subimos a las ruinas de Arhuaturo, donde quedan básicamente colcas y un camino preinca, desde lo alto se ve la llanura de Chupaca y la ciudad de Huancayo. En el trayecto paramos en el Manantial medicinal Matahuasi, muy descuidado. Entramos a la ciudad de Chupaca a ver su plaza de armas, calles, y la plaza del Obelisco. Salimos por Pilcomayo a la margen derecha del Mantaro; los cultivos muy bonitos. Cruzamos el Mantaro por el puente Balsas para ir a la ciudad de Concepción; la plaza linda, la más ordenada y limpia que vimos en el viaje; había un monumento a la batalla del mismo nombre contra los chilenos.

Visitamos el convento de Santa Rosa de Ocopa (5 adultos, 2 estudiantes); vimos la Iglesia de estilo neoclásico, el nuevo convento con varios claustros, el claustro original “La obrería”, varias pinturas antiguas y modernas, animales disecados y un retrato mural. De este convento salían los misioneros franciscanos a evangelizar la selva en el siglo XVIII. Enrumbamos luego a Jauja donde nos hospedamos en el hostal “El Molino”, limpio, acogedor, agua caliente, TV cable; 40 soles doble con baño propio, cochera; 50 soles triple en baño común. Buena atención, se ubica en Cahuide 288, teléfono 361849. Salimos a comer pollo con papas, ensalada y gaseosa en Hawain Chicken, cerca al mercado. En el hotel jugamos partidas de dados mientras veíamos el partido de voley Perú – Argentina; y nos fuimos a dormir.

El martes nos levantamos a las 5 a.m. y emprendimos el regreso. Pasamos por la Oroya y paramos en Ticlio e hicimos una oración para Dante (un amigo), en medio de la nieve que había caído con fuerza. En San Mateo paramos a desayunar en un nuevo restaurante, limpio y bueno: jugos de fresa con leche, enormes, sánguches de pollo. En Chosica entramos a conocer el Club del Colegio de Ingenieros de Lima. A las doce estuvimos en el colegio, cansadazos pero felices por haber conocido muchos lugares hermosos en tan poco tiempo.

Juan Borea Odría

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