domingo, 19 de diciembre de 2010


CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO
Emmanuel: Dios con nosotros
Por el Canónigo Dr. Daniel Meynen
Mateo 1, 18-24


"La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que traducido significa: Dios con nosotros. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer".

Reflexión

En poco tiempo, Dios estará con nosotros! Pués Jesús nacerá, Jesús, este niño Dios, este niño de quien su nombre profético es "Emmanuel", es decir: "Dios con nosotros"! Pero Jesús existe ya, me dirán ustedes; Jesús ya nació... Es verdad! Y sin embargo, es necesario que Él nazca de nuevo, es necesario, que el venga de nuevo al mundo, al mundo de nuestro corazón!

No hay día, ni hora, ni minuto, ni segundo que pase, sin que Dios obre en nuestra vida. Y aún así, cuando nos damos cuenta, de esta acción divina en nosotros, no queremos pensar, y nos esforzamos por pensar lo menos posible. Pero esta acción de Dios es real y ella se impone en nosotros, lo queramos o no. Entonces, la única escapatoria que nos queda, es reconocernos a nosotros indígnos de un tal favor. La misma cosa le pasó a José. El solo se había dado cuenta que algo misterioso pasaba en María: ella estaba encinta. Aunque los dos habían resuelto no tener contacto carnal. También, la única respuesta a este misterio, era pensar que Dios había sin duda intervenido en esta concepción. Pero José gracias a su inmensa humildad, optó por eclipsarse, dejando a María sola, con su Señor. Esto, no le concernía: seguramente, José se estimaba indigno de participar en tal misterio.


La decisión de José estaba tomada: El iba a dejar a María. Esto estaba bastante claro en su espíritu: era necesario que el hiciera este sacrificio, que el abandonara lo que él quería mas en el mundo, María, pues el se estimaba indigno de tener una esposa como esta, llena de tan grandes dones... Como Abraham cuando estuvo a punto de sacrificar a Isaac, el hijo de la promesa divina, José llevó a cabo su sacrificio en su espíritu. Fue entonces que el Angel del Señor intervino impidiéndole actuar, así como impidió a Abraham de matar a Isaac.


Jesús viene a quedarse con nosotros en la Navidad y siempre. Todo lo que pasó la noche de Navidad en el momento del nacimiento de Jesús puede realizarse hoy, cuando nosotros recibimos al Señor en la Santa Comunión! Porque Navidad es también, cada vez que nosotros comulgamos, solo necesitamos creer que lo que recibimos no es el pan que vemos, sino el Cuerpo de Cristo! Cuando Jesús nació la noche de Navidad, José no pudo ver otra cosa diferente que un niño, igual a todos los niños que llegan al mundo... Pero José creyó! Él creyó en lo que el Angel le había dicho en sueños! El creyó que este niño, era el Hijo de Dios! "Y despertando José de su sueño, hizo como el ángel le habia mandado, y recibió a su mujer."

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas, déjanos tu comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL PERÚ