viernes, 13 de noviembre de 2009

LA COMUNIDAD DE LOS SS.CC. DE RAMÓN ZAVALA


Cuando nos referimos a Ramón Zavala, no lo hacemos porque se trata del papá de Tito Zavala -nuestro condiscípulo- o del nombre de alguno de sus hermanos, nada de eso. Este nombre significó por muchos años, lugar de compartir la fe católica impregnada de mucho amor, compartir vivencias a la luz de la fe, buscando la unidad en encontrar respuestas y soluciones a los problemas de la juventud y de la sociedad. Compenetrarse en el vivir del laico comprometido con su fe, actuando siempre con buena disposición a través del medio en que nos movemos, llámese familia, estudios, trabajo y demás agrupaciones.

Es una calle de Miraflores en donde funcionaba -en sus primeros años- un grupo de jóvenes liderados por laicos y sacerdotes que contemplaban su fe con una propuesta muy distinta para ese entonces. LA COMUNIDAD DE LOS SAGRADOS CORAZONES, sede Lima.

Se trata de una congregación que nació en 1800 (Francia), desde entonces se ha extendido a cerca de 35 países en los 5 continentes. En 1848 se concreta la llegada de la Congregación al Perú , es aquí que llegan a nuestra patria las primeras hermanas. Pero cómo nace el grupo al cual alguna vez fuimos invitados a pertenecer cuando estábamos en secundaria?

Alrededor de 1972, el Padre Héctor de Cárdenas ss.cc. organizaba jornadas y retiros para los jóvenes de los colegios religiosos de clase media de Lima, en especial alumnos del Colegio Recoleta. De Cárdenas era poseedor de un gran carisma natural para los jóvenes, muy pronto atrajo alrededor suyo a un grupo de muchachos que empezaron a frecuentar su casa, la Comunidad de Formación de los Sagrados Corazones, en la calle Ramón Zavala 243, Miraflores. Se acuerdan? Aquella que quedaba muy cerca del colegio Mater Puríssima. Inicialmente lo buscaban para conversar, ser escuchados, tener un “refugio” de comprensión en su adolescencia. Luego, comenzaron a ayudarlo en la preparación y realización de sus jornadas y retiros. Poco a poco, los hizo participar en pequeñas eucaristías domésticas, involucrarse en la búsqueda de Cristo en sus vidas. De alguna manera, sin que nadie lo advirtiera, comenzó a germinar la comunidad.

Originalmente, la comunidad era muy juvenil donde los miembros tenían entre 14 y 18 años. Con el tiempo, nuevos miembros fueron llegando, a la vez que los primeros directores se hacían menos jóvenes. Se llamaba "comunos" a los miembros de la agrupación y muchos padres de los asistentes formaban tambien parte, al ir a "curiosar" que pasaba dentro del local. Hoy la Comunidad agrupa a personas entre los 15 y los 65 años de edad, sin contar a los hijos de los comunos, que oscilan entre los 3 meses de gestación y los 17 años de edad.

Me acuerdo cuando iba al local de Miraflores, ver al Padre Héctor muy disminuído en el hablar ya que tenía cáncer en la lengua. Con él, un grupo de jóvenes laicos daban todo de sí en la evangelización y en despejar las interrogantes comunes que todo adolescente tiene y que a veces no tiene la oportunidad de poder plantearlas. Nuestro profesor Juan Borea en el año 1977, nos invita a participar como invitados a jornadas, charlas y compartir dentro de la comunidad, como un buen complemento al trabajo que él realizaba como tutor nuestro y como profesor de religión. La convocatoria era abierta y voluntaria, lamentablemente muy pocos de nosotros continuó frecuentando el local. Las pocas veces que asistí a esas reuniones pude darme cuenta de lo bien organizados que estaban sus líderes y moderadores. Aportaron mucho a mi formación y despejaron muchas dudas que tenía con respecto a algunos temas del momento y de mi propia edad.

Era una casa antigua de techos altos y de estilo muy propio de comienzos del siglo veinte, no era creo un local propio, pero dentro se respiraba vida, entusiasmo y mucha hermandad. Las oraciones, reflexiones y cánticos siempre eran fijos en cada jornada. Me acuerdo que muchas veces Juan nos citaba en ese sitio para muchas cosas referentes al estudio y demás.

Uno de los pilares era el Padre Héctor, gran maestro de Juan, mentor, asesor y consejero espiritual. Desde muy joven entregado a su fe. Lamentablemente muy poco tiempo lo conocí. El cáncer fastidió un poco su andar por la vida. Tras varias operaciones que le fueron extirpando gradualmente la lengua, se inició en él la costumbre de escribir (al no poder hablar) en un pizarrín o en un cuaderno, pensamientos e ideas que luego compartía con sus amigos. Algunos de éstos recogieron estos pensamientos y los publicaron en el libro Desde la Vida. Aquí Juanito cumple una misión muy importante. Mientras tanto, el cáncer siguió avanzando hasta localizarse en su garganta. El Padre Héctor, entre internamiento e internamiento, siguió realizando retiros hasta el año 1979. En enero de 1980, fallecía en el Hospital de Neoplásicas. Es aquí en donde toma la posta en la asesoría general, el Padre José Luis Ramírez ss.cc. quien asumió un estilo muy particular en el acompañamiento del grupo: asesorar pero no mandar, dar su opinión pero dejar las decisiones a la organización de la comunidad. Años después de su muerte Juan Borea también recoge en un libro las memorias y vivencias de este padre, al igual que lo hizo con el Padre Hector. Durante las celebraciones por nuestras Bodas de Plata, Juan nos obsequió el libro que resultó muy valioso e interesante. Juanito Borea se encargaría años más tarde -en 1982- de la coordinación general de la comunidad. Su trabajo estaba también muy relacionado al Colegio Recoleta, cuna de los Sagrados Corazones aquí en Lima.

Cuantas vivencias tras su creación, que no se sabe como empezó todo, solo que se gestó convencidos y alimentados por hacer bien las cosas y sentirse parte del gran grupo que es la comunidad de cristianos que es la Iglesia Católica, y viven su fe insertos en un contexto histórico concreto que es el Perú y Latinoamérica, caracterizado por la miseria en que vive gran parte del pueblo, las diferencias sociales abismales y la crisis política interna.

Es muy dificil el vivir compartiendo, muchos de nosotros hasta ahora no lo hemos aprendido en su totalidad, nos cuesta el sentir al otro, en emprender algo juntos, inclusive dentro del matrimonio. Nos fijamos en nuestro entorno y ahí queda la cosa, somos egoístas. Paradigma de agrupación, Los Sagrados Corazones viven en comunidad, compartiendo parte de su tiempo valioso, aportando por el bien común y mejorar como personas y como país.


Quiero terminar esta nota agradeciendo públicamente a Juan Borea y a la gran admiración y respeto por el Padre Héctor de Cárdenas, que llegué a conocerlo más al leer sus memorias y que ahora comprendo , cuanto significó su testimonio de vida para Juan Borea, dándole un lugar en su corazón, en su vida y en su trabajo de cada día. La comunidad a la cual Borea Odría pertenece, actualmente trabaja justo en las instalaciones de su colegio, al cual le dió el nombre del gran maestro que tuvo y que fue gestor en Lima de estos "corazones solidarios".

Paco Cárdenas Linares

Fuentes
Comunidad SS.CC. "Héctor de Cárdenas"
Congregación de los Sagrados Corazones de Jesús y de María - Sede Principal ITALIA
Google maps
Colegio ss.cc. La Recoleta

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