jueves, 18 de noviembre de 2010


CENTRARNOS EN EL PROBLEMA PARA DAR LA SOLUCIÓN

Hace poco dos escolares perdieron la vida en el Cusco en el marco de un viaje de promoción al chocar el vehículo en que viajaban. El accidente es lamentable, y como educador expreso mi solidaridad con las familias y el colegio. Sin embargo los comentarios periodísticos y oficiales han tomado un rumbo equivocado, que creo necesario discutir. Aquí hay dos temas diferentes que son los que deben analizarse: el primero es conocer las medidas que tomó el colegio para la seguridad de los estudiantes en el viaje, y el otro tema es lo referente al permiso de la UGEL.

De lo publicado en los medios, pareciera que el colegio tomó todas las medidas del caso: pidió las autorizaciones de los padres, designó profesores y padres de familia que acompañaron a los estudiantes, viajó al Cusco en una empresa regular, y contrató para sus desplazamientos los servicios de una agencia de turismo. Suponiendo que esto fuera así… ¿qué más podría haber hecho el colegio? Lo que sucedió fue un accidente de tránsito como los que suceden cada día en nuestro país, y a los que todos quienes viajamos estamos expuestos. Estos accidentes seguirán ocurriendo mientras las carreteras sigan en mal estado, las empresas no formalicen sus servicios, no haya un control exacto (como sí ocurre en otros países) del tiempo que un chofer debe manejar y descansar. Tenemos que tener claro que cada vez que salgamos de viaje el riesgo de un accidente está latente, y la autorización de la UGEL no servirá para evitarlo. Si, como parece ser, el colegio cumplió con las medidas de seguridad a su alcance, la investigación debe deslindar responsabilidades en la agencia de turismo, en el conductor o en la idoneidad del vehículo.

Pero la crítica de medios y autoridades hacen cargamontón en que no tuvo permiso de la UGEL. Esto es desplazar el problema, y para centrarlo propongo una pregunta de sentido común: suponiendo que hubieran tenido el permiso de la UGEL… ¿este permiso hubiera evitado el accidente? ¿Es la autorización de la UGEL un talismán que arregla carreteras, formaliza agencias de turismo, despierta conductores, establece la operatividad de las máquinas?

Hace dos años se promulgó la RM 0394-2008-ED que establece que las Unidades de Gestión Educativa Local deben aprobar las excursiones o visitas de los estudiantes. Su promulgación estuvo ligada a otro accidente de escolares y a la presión de los medios de comunicación cuestionando la labor del Ministerio. En lugar de dejar establecidos los niveles de responsabilidad de cada instancia y deslindar una responsabilidad que no le compete, el Ministerio recurrió a la fácil y efectista medida de emitir una norma más.

Esta Resolución tiene tres partes: una donde se establecen algunas medidas que deben tomarse en cuenta para viajar, otra que exige la aprobación de la UGEL para que el viaje o excursión se lleve a cabo, y otra que encarga la UGEL la orientación y aprobación de las rutas turísticas. Analizaremos cada una de ellas.
La que señala requisitos de seguridad para el viaje (permiso de los padres, relación de adultos acompañantes, constancias de operatividad de los vehículos de transportes, plan de excursión) es razonable y todo director debe tenerla en cuenta cuando programa una excursión. Asimismo debe ser tomada en cuenta por los padres antes de dar autorización a sus hijos a participar. Pero no tiene por qué esta parte razonable llegar a la sinrazón del permiso de la UGEL.

El responsable de la vida del colegio es el director; el discurso oficial del Ministerio habla de la importancia de dar autoridad a las instituciones si se quiere una verdadera descentralización educativa, pero sus normas centralistas niegan en la práctica este discurso oficial. Que los estudiantes salgan de viaje es algo que compete a la dirección y a los padres de familia, que son los responsables de los hijos. Ir a la UGEL por la autorización quita tiempo y cuesta dinero, cosas ambas que deben ser orientadas en la labor educativa y no en trámites administrativos inútiles. Cómo se nota que las autoridades ministeriales no tienen que pasar la vía crucis de los trámites en las UGEL, y desconocen las horas de tiempo y las energías que se pierden en el papeleo. Es el director quien debe autorizar; y si una administración no confía en el criterio de un director para saber cuándo autoriza o no un viaje, que no lo nombren para el cargo; pero que no obliguen a una persona idónea a realizar un trámite inútil más que se añade a los muchos que tiene que hacer.

Y eso que estoy hablando de instituciones de ciudad. ¿Se imaginan al director de una IE rural que viaje un día entero a la UGEL para (si lo atienden) dejar su expediente, regresar en otro día de viaje a su pueblo, y volver nuevamente en otro día de viaje para ver si ya le resolvieron el expediente? ¿Y qué pasa si no lo resolvieron y le dicen que vuelva otro día? Por otro lado… ¿de dónde en esos pueblos se consiguen las empresas de transporte o agencias de viajes que les hagan el contrato, les den la póliza, la constancia de operatividad del Ministerio de Transporte? Si esos colegios quieren viajar (como se les pide para los Juegos Nacionales Deportivos Escolares, los desfiles o concursos) simplemente agarrarán el primer camión, canoa o bus que encuentren; pues de otra manera NO VIAJAN.

Por otra parte, la UGEL no tiene capacidad de procesar estas solicitudes, y lo máximo que podría hacer es una revisión somera de papeles. Tomemos el ejemplo de la UGEL 03 de Lima, que tenía el año 2009 la cantidad de 2,103 instituciones educativas. Supongamos en un cálculo conservador que en promedio cada una de esas instituciones programase tres viajes anuales; ¿podría la UGEL estudiar y contestar a tiempo las 6,309 solicitudes de excursión? La respuesta salta a la vista: NO PODRÍA. Aun contando con que la directiva del Año Escolar suavizó la Resolución Ministerial en cuestión disponiendo que sólo se pide permiso cuando se sale más de un día; si se mantuviese la disposición original tal como figura en la RM, el promedio de excursiones y visitas sería de por lo mínimo diez por escuela, con un total de 21,030 solicitudes. Las UGEL tienen otras actividades más importantes que hacer, y ya en ellas demoran por falta de personal, de equipamiento, por la complejidad de los procesos, por el exceso de normas. Encargarles esta tarea es irracional.

En cuanto a la autorización de rutas por parte de la UGEL, el dispositivo señala textualmente: “Las Unidades de Gestión Educativa Local darán a conocer a las instituciones educativas de su jurisdicción un catálogo de rutas turísticas de todo el Perú con un calendario de visitas (…) Establecerán el número máximo de excursiones mensuales por cada ruta turística, teniendo en cuenta la demanda de solicitudes de aprobación formuladas por las instituciones educativas”.

Esta norma daría risa sino significara un desconocimiento por parte de quienes dan las normas de lo que una UGEL está en capacidad de hacer. ¿De dónde va a sacar una UGEL el catálogo de rutas turísticas, y su calendario de visitas? ¿Cómo van a conocer las demandas de aprobación de solicitudes de las demás UGEL del país (más de 200) para decir a los colegios de su jurisdicción el número máximo de visitas en una ruta? ¿Con qué conocimiento niegan a alguien el ir a un lugar?

La pedagogía moderna pide que el estudiante salga de las cuatro paredes del colegio y conozca otros lugares, personas, culturas, ecosistemas. Para ello debe realizar permanentemente visitas y excursiones, cuya realización sería IMPOSIBLE si requirieran el permiso de las UGEL.

Algunas recomendaciones a nuestras autoridades para finalizar esta reflexión:

1) En el caso concreto de los estudiantes fallecidos, investiguen si el colegio cumplió o no con las medidas de seguridad, que es lo importante; no podemos aceptar que se abran procesos penales o se amenace con cierre de colegio por una falta administrativa, que es no tomar en cuenta una disposición que además, como hemos demostrado, no tiene sentido.
2) Piensen bien antes de dar una norma; tenemos en el Perú el defecto de creer que las cosas se solucionan con normas. No emitan una norma por presiones mediáticas. Faciliten el trabajo educativo de los directores y docentes, no los carguen con exigencias burocráticas sin sentido, déjenles tiempo para EDUCAR.

3) Deroguen cuanto antes la RM 0394-2008-ED, y saquen en su reemplazo una norma que establezca los requisitos de seguridad que deban ser tomados en cuenta por los directores, responsabilizando por su cumplimiento a ellos y a los padres que deben autorizar el viaje previo conocimiento de las medidas de seguridad adoptadas.
4) Si con esa nueva norma ocurre un nuevo accidente, expliquen con claridad a los medios que los responsables del viaje son director y padres, y que ellos responderán si el accidente fue fortuito o si tuvo como causa la falta de previsión.

Juan Borea Odría

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