lunes, 8 de noviembre de 2010


"ME VOY A CASAR...!"

Sí, esa es una expresión algo común, para nosotros los Maristas. Era una expresión que la usábamos siempre, sobre todo cuando en nuestra mira estaba una “viuda”, y decíamos: yo me voy a tumbar a esta viuda aunque todo el mundo la correteaba. Ella tenía una extremidades y qué extremidades.... y aparecía justo cuando nadie había en la calle. Yo le había tirado lente, sé que era peligrosa porque mordía rico, y no importaba donde como y cuando y ni con quien; era una devoradora y muy peligrosa. Los que ya me conocen, sabrán la adrenalina que me produce el peligro y gusto de lo prohibido, y lo que se esta por descubrir, etc..

Teníamos 9 ó 10 años cuando salíamos algunas tardes, creo que eran los viernes que nos juntábamos un grupo para ir a cazar viudas negras, alacranes, tarántulas, etc… Por si acaso creo que el editor volvió a equivocarse en el titulo del artículo debió ser: "Me voy a Cazar…” no se, creo que a este editor le hace falta “Noni”.

Como en el colegio ya habían empezado con las ampliaciones de los pabellones, habían pasado tractores afirmando el terreno, y con ésto mataron a todos estos animales incluyendo sus guaridas, también fue destruido una filtración de agua que había en cierto sector del colegio que el loco Palomino bautizó como el “Cañón del Buda” en honor a nuestro amigo “Japi Cárdenas Solís”. Y es en estas circunstancias, algún amigo dijo: "vamos a cazar alacranes en la Ciudad de los Niños", un lugar cerca - en el mismo San Juan- donde se veía caer a los paracaidistas regularmente para realizar sus maniobras.

Disculpen si me olvido de alguno, (me lo hacen recordar en sus comentarios) de los que recuerdo que salíamos en grupo eran “Japi Cárdenas” al mando, Alfredo, Percy, William, Richard, el Loco Palomino, Paco, etc.. hasta “Cali” se nos unía para ir a cazar.

Íbamos buscando debajo de las piedras, o en algún agujero sospechoso, o quizás en las inmediaciones de alguna vegetación que difícilmente había, porque era un desierto practicamente, arena porque probablemente estas pampas alguna vez estuvieron cubiertas de mar. Encontrábamos trincheras no muy profundas que quedaron de la Guerra del Pacifico, es decir, vestigios del escenario de la batalla que se libró en estas Pampas de San Juan.

Cuando capturábamos a dichos insectos, no sabíamos que hacer, estudiarlos, soltarlos, hacer el “circo romano”, en algunas ocasiones lo negociábamos con alguna chica estudiante de biología, pero éramos tantos que no alcanzaba ni para una galleta.

Recuerdo en una oportunidad que Alfredo jugando y toreando a un alacrán pequeño, por estar provocándolo le clavó el aguijón en su mano, ésta se inflamó poco a poco, y la gente del grupo le decía que haga lo que quiera porque tan solo tenía pocas horas de vida, pero al final el que se murió fue el alacrán. Alfredo recio como siempre no hacía caso, hasta que ya no pudo más y se fue a su casa a curarse, pero eso si, antes fue todo galante en negociar los insectos, al final las chicas le pagaban con una sonrisa.... ya vieron eso no alcanzaba ni para una galleta. Luego corría a su casa a curarse aguantando el dolor y escozor que producen estos insectos al atacar al humano.

En otras ocasiones salíamos con "hondas", a cazar pajaritos, pero la verdad es que tratando de darle solo a la pata o al ala, para llevarlo a casa y luego soltarlos, porque éstos tenían unos piojillos que podían pasárselos a mis canarios.

En cierta forma a pesar de nuestras “aventuras” íbamos aprendiendo las cosas en vivo y en directo, tanto con los insectos como con las plantas, del terreno, los vientos que nos sorprendían al atardecer, porque ese era el verdadero trabajo de campo, lo palpamos y obteníamos los conocimientos a mano y descubríamos sus características antes de recurrir al libro o a la enciclopedia, por supuesto que ahora todo eso lo obtienes en un segundo mediante tu computadora en la internet, pero solo ves la foto pero no ves lo real que es; lo sencillo o complicado que pueden ser; lo inócuo o peligroso que puede ser; lo manso o agresivo que pueden ser. La Internet te lo dice pero tu no lo compruebas si es así.

Me da mucho gusto cuando algún sobrino o hijo de algún amigo o pacientito me cuenta que salió de paseo al campo a investigar y hacer tarea sobre la naturaleza, nos recuerda mucho a nuestros años de niños que hacíamos lo mismo pero no porque sea una tarea, lo hacíamos por diversión. Sea como sea así se descubre el conocimiento de las cosas, el conocimiento esta ahí, sólo hay que ir a buscarlo, tomarlo y aplicarlo.

Pasaron 5 ó 6 años , salíamos y decíamos en casa “me voy a cazar”, pero esta vez era viernes en la noche y no íbamos a cazar alguna “viuda negra”, sino íbamos a la caza de algún “cuero” que encontráramos en alguna fiesta sicodélica de viernes por la noche, o sino el sábado por la noche, y si no pasaba nada nos quedaba la misa del domingo y sino ya pues que importa el lunes nuevamente al colegio, a las chicas les tocaba educación física, alguna ganancia había.

Así que no se preocupen amigos, porque todavía no me voy “amarrar” solo me voy “a Cazar con Z” ojala sea como la Zeta Jones. Pero el día que lo haga les exigiré amigos Maristas Boys 78 “un ciclo de despedidas de soltero” y pobre del que falte, le hacemos “apanado como a Sayán”.

Y como ya hemos descansado mucho de Julián, en el próximo artículo les traeré otra historia de Julián, por supuesto que real y verídica, en vista que Julián todavía no se ha manifestado con el “Chifa” que ofreció.

Saludos, y sino váyanse a la …….
Hasta la próxima.
Martín Orellana Manrique.

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