domingo, 27 de mayo de 2012


DOMINGO DE PENTECOSTÉS
LOS FRUTOS DEL ESPIRITU SANTO
Pentecostés es la fiesta de los que van por delante
Por el P. Clemente Sobrado

San Juan  15, 26 - 27 y  16,  12 - 15:

"Cuando venga el Paráclito, que yo os enviaré de junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, Él dará testimonio de mí. Pero también vosotros daréis testimonio, porque estáis conmigo desde el principio. Mucho tengo todavía que deciros, pero ahora no podéis con ello. Cuando venga Él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad completa; pues no hablará por su cuenta, sino que hablará lo que oiga, y os anunciará lo que ha de venir. Él me dará gloria, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso he dicho: Recibirá de lo mío y os lo anunciará a vosotros."

Reflexión

Hola amigos, hoy celebramos el gran acontecimiento de Pentecostés. Es decir, la fiesta de Pentecostés o, también, la fiesta del Espíritu Santo. Me vais a permitir que, al menos por una vez, reflexionemos sobre Pentecostés y los ancianos.

Es que, todos nos imaginamos que eso del Espíritu Santo es para gente joven, como si los ancianos no necesitasen ya de Él. El Espíritu Santo está en toda la Iglesia y los ancianos también son Iglesia. El Espíritu Santo habla a toda la Iglesia, luego también habla a los ancianos. Todos estamos llamados a renovarnos, los ancianos también. El Espíritu Santo rejuvenece a la Iglesia, también los viejos pueden rejuvenecerse.

El Espíritu Santo es el que nos recrea a todos como hombres nuevos. ¿Acaso los ancianos no están llamados a ser los hombres nuevos, incluso envejecidos, de la Iglesia? El Espíritu Santo confiere la continuidad de la Misión de Jesús, ¿acaso los ancianos no están llamados también a continuarla desde sus posibilidades, por más que estén en el atardecer de la vida? No olvidemos la parábola de aquel que buscaba obreros para sus campos. Hubo llamadas de primera hora, las hubo a media mañana, al mediodía, a media tarde y cuando ya la tarde iba de caída. Todas las horas son buenas para sentir la llamada del Señor. Todas las personas son capaces de escuchar esta llamada a cualquier hora.

No todos tenían la misma edad el día de Pentecostés. Los había más jóvenes y menos jóvenes y sobre todos vino el Espíritu Santo. Todos fueron transformados. Todos asumieron, cada uno su propia misión. ¿Acaso los ancianos no tienen la misma capacidad para ser renovados por el Espíritu y ser dotados de los dones del Espíritu?

Los frutos del Espíritu los conocemos por Pablo:

"El amor":
También los ancianos tienen un corazón capaz de amar y ser amados.

"Alegría":
También los ancianos tienen su sonrisa y su capacidad de revelar el gozo y la placidez del atardecer de la vida.

"Paz":
También los ancianos viven esa paz del espíritu y son agentes de paz en los hogares y en la sociedad. Un anciano en casa es el signo de la serenidad, la tranquilidad y la paz.

"Paciencia":
 También los ancianos tienen capacidad para saber serenarse y tomar las cosas con tranquilidad. A veces sus males los alteran, pero aún así bajo esas manifestaciones corre un río de paz.

"Afabilidad":
¿Quién ha dicho que los ancianos no tienen ese don fruto de la bondad y serenidad de su corazón? Si no, pregúntele a los nietos cómo se sienten con los abuelos.

"Bondad":
En el corazón del anciano el atardecer de la vida les regala esa bondad natural y también la bondad fruto del Espíritu en ellos.

"Fidelidad":
También ellos están llamados a seguir siendo fieles a sí mismos, fieles a su bautismo, fieles a su fe y fieles a su esperanza. (Gal 5,22)

Por eso, Pentecostés también es la fiesta de los que van por delante y cuya única ventaja es que han nacido antes y están llamados también a llegar antes.

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