viernes, 28 de mayo de 2010

TERREMOTO DE 1970: RETRATO DE UNA TRAGEDIA

"Solo en la ciudad de Huaraz, la cantidad de muertos supera la cifra de diez mil. Sin embargo, es posible que nunca se llegue a precisar el número, en vista de que los cadáveres están siendo enterrados por centenares, sin previa identificación, especialmente en los caseríos o zonas aledañas. A la cantidad de muertos antes anotada se suma 20 mil heridos contabilizados hasta el momento por el personal médico que presta primeros auxilios en la zona. Estos trágicos resultados han sido observados en la misma ciudad de Huaraz por este enviado especial, quien llegó allí al mediodía de ayer luego de un penoso viaje a pie que duró 50 horas. El cuadro es pavoroso. Huaraz está completamente destruida. La mayor parte de las casas construidas de adobe que componen el centro urbano se han derrumbado. Las restantes, levantadas en base a materiales nobles, cuando no han cedido totalmente a la fuerza del sismo, presentan tan graves daños que en la mayoría de los casos se las considera inhabitables." Así comentaba Víctor Rodríguez, enviado especial de El Comercio, solo unos pocos días después del terromoto del 31 de mayo de 1970.

Aquel domingo salió tímidamente el sol a media mañana. Me acuerdo que había una festividad en la parroquia Corpus Christi de San Juan, ya que mucha gente acudió antes y después de misa en los alrededores del templo. Estábamos como ahora inmersos en la expectativa de un mundial de futbol. Claro que en esa oportunidad Perú participaba por vez primera luego de una ronda de clasificación dejando fuera del certamen al seleccionado argentino. Se acuerdan de los goles de Cachito en la Bombonera? Justo ese domingo 31 se inauguraba el mundial y el primer partido lo entablaron las escuadras de México y URSS. En aquellos tiempos las transmisiones televisivas de los mundiales no eran en directo, solo los partidos en que jugaba la selección peruana eran pasados por la televisión con mucha dificultad. La señal de muy poca calidad y con fallas era lo que veíamos por el canal 5 de Panamericana Televisión. Al final el partido terminó sin abrirse el marcador y fue un resultado muy positivo para el equipo mexicano que también debutaba en un mundial . Los peruanos teníamos que esperar hasta el martes dos de junio para la contienda con Bulgaria en el marco del grupo que tenía como sede la ciudad de Guanajuato. Como todos sabemos Perú volteó un marcador de 2-0 en su contra con goles de Alberto Gallardo, Héctor Chumpitaz y Teófilo Cubillas. Muy afectados por las noticias de Perú los seleccionados sacaron la garra e hicieron la hazaña del 3 a 2.

Habíamos almorzado en casa un riquísimo arroz con pollo, papa a la huancaína y una crema volteada. Ese día mi mamá se lució en la cocina y recibió todas las felicitaciones de rigor. Eran ya las tres de la tarde y me puse a dibujar en la mesa del comedor unos personajes de dibujos animados, eran personajes de Hanna Barbera y la pasaba muy bien entre crayones y lápices de color. Me acompañaba en mi rutina un vaso de Inka kola y unas galletas de avena. Por la televisión pasaban un programa de concursos y por momentos informaban de lo que pasaba en el mundial. Chela -mi hermana menor- jugaba con una amiga, muy entretenida con su casa de muñecas. Nada hacía presagiar que en unos minutos todo estaría de vuelta y media, con el "corazón en la mano" y llenos de pánico.

El reloj marcaba las 3 y 23 de la tarde. Se escuchó un ruido muy feo que nunca lo había experimentado, éste venía de lejos y no sabía de qué se trataba. Luego de un par de segundos todo comenzó a temblar, las cosas caían y nos pusimos de pie todos en casa, esperando que el sismo pasara. La cosa se puso peor y es cuando la vitrina se viene abajo cayendo justo en la silla donde anteriomente me encontraba. Mis dibujos quedaron impregnados por la gaseosa de sabor nacional mientras que corríamos a la calle para encontrar un lugar seguro.

Desde la óptica de un niño de casi 9 años, un sismo es una tragedia con letras mayúsculas. Veía los postes que bailaban al son de los movimientos. Los carros estacionados en la calle se movían avanzando y retrocediendo. Algunas vecinas arrodilladas en la calzada pidiendo misericordia al Hacedor, otras personas llorando pidiendo perdón y mirando al cielo. Había una familia que preocupados por la ausencia de un familiar daban vueltas y vueltas aterrados y sin saber que hacer. Fueron los peores 45 segundos que hasta ese momento había experimentado, ya que el terremoto de 1966 lo recordaba vagamente.

No había teléfonos en las casas de San Juan y menos celulares. La señal de televisión y de algunas emisoras de radio estuvieron suspendidas por varios minutos y solo la de Radioprogramas del Perú era la que transmitía sobre la tragedia que habíamos vivido. Fue de una magnitud 7.8 grados en la escala de Richter con epicentro en el mar a 50 kms. de las costas frente a las ciudades de Casma y Chimbote. El devastador sismo se sintió desde Guayaquil en Ecuador hasta Nazca en Ica. El Callejón de Huaylas tuvo la peor tragedia de su historia ya que como producto del terremoto se desprendió la pared norte de la cumbre del nevado Huascarán. Aproximadamente un millón de metros cúbicos de hielo descendía arrastrando a su paso más hielo, rocas, lodo, piedras y más materiales; formándose en minutos una gran avalancha de lodo que se dirigió a la quebrada de Ranrahirca hacía el pueblo de Yungay arrasando todo a su paso y sepultando completamente a la población. Cuentan que habían muchos que estaban en esos momentos en un circo y que algunos encontraron protección porque éste estaba en un nivel mas alto. Solo sobrevivieron 350 en total y solo 84 en Yungay; murieron entre 80 a 100 mil personas y miles de desaparecidos. Se calculó en unos 3 millones los afectados por tal terrible sismo.

La mayor pesadilla que tuvo los Andes es un recuerdo que flota en la memoria como un fantasma. Se refiere a cuarenta segundos fatídicos de hace cuarenta años. La contabilidad de las tragedias nacionales lo pinta brutal: una ciudad desaparecida, poblaciones sepultadas, un miedo que en cuatro décadas después todavía reaparece cuando nuevos golpes sacuden al país.

El terremoto del 31 de mayo de 1970, un cataclismo de 7,8 grados en la escala de Richter, abrió grietas profundas en el lomo de la cordillera y en el destino de una nación. Los pocos sobrevivientes de la zona más afectada y primeros testigos dejaron relatos temblorosos de aquellos momentos. Su magnitud no fue la de una ecatombe o cataclismo, sin embargo la secuela del alud fue lo que originó más cantidad de víctimas que otros sismos similares.

Creo que conté más de 60 réplicas después de aquella tarde. Me acuerdo que dormíamos en la sala de mi casa en bolsas de dormir y en colchonetas. Provistos de mantas, bidones de agua, linternas y botiquín, estábamos atentos a cualquier otra réplica. Inclusive ya en el colegio y en pleno horario de clases los movimientos de la tierra seguían. Eran tan repetitivos que practicamente nos acostumbrábamos a éstos. Los compañeros Trelles, Monroe y Hermoza eran los más nerviosos y cada vez que temblaba la tierra, éstos se paraban de sus asientos y miraban atemorizados la puerta del aula de clases muy listos para correr si era necesario.

Este lunes se cumplen 40 años de este episodio tan terrible que pasamos todos los peruanos. El último terremoto de Ica fue de mayor magnitud y más cercano a los limeños, sin embargo dada la cantidad de fallecidos, la repercusión que tuvo a nivel mundial y el impacto que causó en mi niñez creo que significa más que recordar una pena de dolor, debe ser una experiencia para la prevención a todo nivel. Desde el terremoto de Chile y el estreno de la película 2012 pareciera que existe una psicosis colectiva por futuros terremotos y/o el fin del mundo. Hipótesis sin fundamento alguno que solo hacen que exista temor. Estamos en una zona de gran potencial sísmico debido a que nuestro país se encuentra ubicado en un "cinturón de fuego" hasta el cansancio conocido. Termino diciendo que con las experiencias sobre desastre tenemos que aprender que estos fenómenos no nos tienen que sorprender nunca desprevenidos.

Paco Cárdenas Linares

8 comentarios:

  1. Muchas gracias por recordar momentos tan importantes de mi niñes. Como tu también tuve casi esa edad. En aquel terremoto murieron mis dos abuelos paternos. Soy de Casma y nunca olvidaré ese domingo por la tarde.

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  2. Cuarenta años es mucho tiempo para recordar esos momentos. Muy buena memoria y un gran relato. Siempre sigo el blog desde el 2009. Felicitaciones.

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  3. Los gringos del norte son los que algunas veces provocan estos desastres. Los guones pendejos los provocan con una maquina llamada HAAARP, si no miren a Haití, que no está dentro del cinturón de fuego que dices en tu artículo.
    Hay que abrir los ojos, existen muchos intereses de por medio y no van a parar hasta joder el planeta.Es una conspiración de la putamadre.

    Consulten
    http://www.youtube.com/watch?v=XI7017_kUhY

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  4. Lo que dices es una locura y estás completamente desubicado. Decir que el ser humano provoque terremotos es insulso. Que los cambios climaticos son producidos por el hombre es bien conocido pero lo que propones es una tontería. Ese que habla en el video es un resentido social que no sabe lo que dice, de seguro está desempleado.

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  5. No hay dudas el del 70 fue el peor de todos por las vidas que cobró. Estemos alertas y no cometamos los mismos errores.

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  6. Que buena memoria Paco, en esos instantes yo estaba a 5 puertas de tu casa en la esquina, en la pendiente iba encaramado con un amigo en una bicicleta de tres ruedas tipo triciclo, cuando empezó el movimiento y salí despedido a la pista mientras que mi amigo de 6 años un año menor que yo fue a parar hasta la otra calle.
    Como todos saben a fines de los 80s trabajé en la zona del callejón, haciendo mi internado, asi como hice muchos amigos, recogi muchos testimonios de primera fuente, que te los enviaré en un próximo artículo.
    Martín

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  7. Sería un gran aporte al blog aquellos testimonios de gente del mismo lugar donde fue el epicentro. Esperamos pues Martín esos artículos que sin lugar a dudas serán un valioso testimonio histórico.

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  8. Cuantos años de aquel suceso que enlutó a muchas familias peruanas. He leído muchos relatos sobre el sismo de 1970, pero encuentro en el de usted, mucha cohesión y sensibilidad que festejo en demasía. Soy exalumno marista del Champagnat de la promoción 1960 y felicito a su grupo por la dedicación que reflejan en sus notas y en su web, para con la Congregación marista y la gran familia que todos formamos. Sigan así, congratulaciones.

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