lunes, 16 de junio de 2008

“LAS COSAS SON ASÍ…QUÉ LE VAMOS A HACER…”

El aula universitaria adquiere real significado cuando se convierte en un espacio bullente de crítica, de escepticismo sano, de duda racional, propicia para el debate y la discusión argumentada. La actitud “provocadora” del docente cumple un rol clave en este propósito. La provocación busca crear el momento pertinente para promover la ruptura cognitiva (concepto de utilidad estratégica en la producción de los aprendizajes, desde una perspectiva constructivista).

Estando un día trabajando con mis estudiantes el tema de mentalidades, busque deliberadamente plantear la discusión acerca de si “los peruanos somos subdesarrollados mentalmente” y, de ser así, si ello es “por naturaleza”. Partía de la necesidad de promover el desmoronamiento de esa idea que circula aún, ya sea de manera explícita como implícita, entre gente de condiciones distintas (los hay incluso quienes se “ofertan” como “intelectuales”). Provocadoramente me dirigí en un imprevisto de la clase a uno de mis estudiantes y le endilgué la siguiente pregunta: “si me pincho la yema del dedo índice y coloco una gota de mi sangre en una placa de vidrio y la someto a la observación del microscopio, ¿encontraré allí mi mentalidad? ¿Estará acaso en nuestros genes o en nuestro ADN?”. La provocación surtió su efecto. Los estudiantes llegaron a la conclusión que la cultura –y las mentalidades como elemento de ella- no tiene origen biológico ni racial, como piensan quienes jurásica y fascistamente supuran aún hoy ciertos discursos de corte racial-clasista.
En los “debates” del congreso de la república consignados en la actas correspondientes a la segunda mitad del siglo XIX se encuentran posiciones que sostenían que el gran problema del Perú era la raza de la mayoría de su población (es decir, la población indígena). “Padres de la patria” de entonces no encontraban mejor solución a lo que en realidad era la incapacidad de conducción del joven Estado peruano por parte de la élites criollas, que proponer que el Estado promueva y de las mejores facilidades para atraer migración extranjera europea, a fin de “mejorar la raza”.

Las mentalidades -las formas de pensar en sentido más amplio- no pueden ser evaluadas con arreglo a las leyes de la naturaleza sino a las leyes que explican los procesos de la vida social, del desarrollo histórico. No pueden escapar a ser entendidas como resultado de procesos de construcción histórico-social. No obedecen ni a la ventura –o desventura divina- ni a las condiciones determinadas por las leyes de la biología.

Lo anteriormente dicho sirve de pie para examinar una frase muy difundida entre peruanos y peruanas, principalmente de los sectores sociales populares. Nos referimos a la frase que titula el presente artículo, es decir: “las cosas son así… qué le vamos a hacer…”. ¿Cuántos de nosotros la hemos dicho en alguna oportunidad?, ¿en cuantos de nosotros está fuertemente arraigada y es casi cotidiana compañera de nuestro léxico?, ¿qué expresa ésta frase y qué relación puede tener con nuestras estructuras mentales?, y ¿qué conexiones se pueden establecer entre las estructuras mentales de la persona, su esfera de acción y sus prácticas cotidianas?.

Sostengo que esta frase expresa determinada disposición de la persona ante la vida y, sobre todo, ante su entorno, ante “su mundo” Expresa una condición de incapacidad, de subalternización. La persona que ha internalizado dicha frase para pasar a convertirla en parte constitutiva y clave de su estructura mental –a través, ciertamente, de procesos inconscientes- se siente incapaz de ir más allá de las circunstancias y condiciones en las que su vida se sitúa. Varios aspectos de análisis podrían ser considerados al respecto. Podríamos mencionar el tema de la autoestima personal y colectiva (la frase en cuestión deja de ser solo un asunto individual y al ser socialmente compartida por determinados grupos pasa a ser parte de lo que los sociólogos llamamos el mundo intersubjetivo); podríamos considerar, también, el tema de la cultura de la dominación y la cultura del dominado u oprimido. Podríamos hablar de las mentalidades conformistas y fatalistas (estas últimas se asientan en el principio de considerar que el destino existe y ya está previamente “escrito” y lo que los seres humanos podemos hacer ante ello es solo esperar que se cumpla o, a lo más, averiguarlo consultando y contribuyendo al crecimiento de la industria del esoterismo).

Todo esto, al final converge en la producción de seres humanos que al verse a sí mismos como incapaces para transformar su vida, su entorno, su mundo, se constituyen en seres pasivos, no protagonistas de la historia. Pero, ¿acaso la historia no es el producto de la acción de los seres humanos, ciertamente que bajo ciertas circunstancias?. ¿Acaso la historia de nuestras vidas, la historia de nuestros pueblos no puede ser mejor?. ¿Cómo es que mentalidades que no ayudan a promover la construcción de sujetos activos, promotores del cambio y protagonistas de la tarea de cambiar la historia, de mejorar la historia, se ha ido enraizando en muchos peruanos y peruanas?. ¿Cómo es que estas resistencias operan frente al reto de construir ciudadanía –no la formal de la que nos ha hablado tanto la educación cívica tradicional, sino la ciudadanía real, la que tiene que ver con el desarrollo de competencias democráticas y ciudadanas en la gente como las competencias crítica, comunicativa, emocional, de resolución de problemas y de regulación de conflictos, la cibernética, etc.?.

Explicar la génesis histórica de una frase tan retardataria como la que nos ocupa en la presente entrega, nos llevaría mucho tiempo y un amplio espacio que desbordaría, de lejos, los límites que tenemos para nuestro artículo en este blog electrónico. Baste, por ahora, solo con decir que los intereses de poder no escapan a este hecho.

El poder de los dominadores, en nuestra historia, siempre ha necesitado de inferiorizar al “otro”, es decir, a los dominados. El empleo de mecanismos ideológico-culturales diversos ha sido, tradicionalmente, muy útil para esa tarea. Ya en los remotos tiempos de la cultura Chavín se hacía presente este empleo a través del grupo sacerdotal que tenía el poder del naciente estado teocrático. Sin embargo, es con la conquista que el poder colonial –para asegurase como tal- necesitará de inferiorizar al otro (un “otro social andino”) en el plano psico-cultural e ideológico. No será suficiente derrotarlo militarmente sino será una exigencia derrotarlo ideológica, cultural y mentalmente. Desde entonces se pondrá en marcha, a través de mecanismos institucionales educativos, religiosos, arquitectónicos y simbólicos en general, un proceso destinado a operar en la memoria histórica de los dominados para opacar y/o extraer la riqueza histórica y cultural de su ayer andino (con su autoestima incluida), para interiorizar poco a poco, generación a generación, su nueva condición identitaria de dominado. Si hubiera que rastrear la génesis histórica de la frase “las cosas son así… qué le vamos a hacer…”, habría que remontarnos a ese proceso de dominación colonial no resuelto con el proceso de la independencia y el surgimiento del Estado peruano en el siglo XIX.
La conciencia de asuntos como este los considero como muy importantes para las posibilidades de crecer y realizarnos plenamente como personas y como sociedad. Por eso, cuando termino una clase en la que he abordado estos temas, siempre sugiero al final que tratemos de sacar de nuestro interior y de nuestro léxico dicha frase y que la arrojemos –simbólicamente hablando- lo más lejos posible de tal manera que termine estrellándose contra las barreras –a veces no tan evidentes- que nos impiden apostar al derecho pleno de ser felices siendo dignos. Es la misma invitación que le hago en este momento a usted, que me está leyendo. Verá que luego de hacerlo se sentirá mucho mejor. Se lo aseguro.

Que mañana y los siguientes días sean buen tiempo para vivir…

Daniel Zevallos Chávez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si deseas, déjanos tu comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

TODA LA INFORMACIÓN SOBRE EL PERÚ