jueves, 30 de octubre de 2008

Lunahuaná: La Perla del sur y su encanto natural (Parte 3)
















Este último fin de semana estuvimos en Lunahuaná y fuimos testigos de su encanto natural que envuelve a sus habitantes que nos brindan lo mejor de sí. Hace años que no pisaba el suelo de esta linda ciudad, sus calles, plazas y construcciones, guardan todavía ese romanticismo que cada día espera al visitante y lo cautiva. No ha cambiado mucho desde entonces, pero sí se observa orden a todo nivel, sobretodo el turístico. Lunahuaná es tierra de camarones gigantescos, canotaje extremo, sol todo el año y gente amigable y acogedora. Al menos este es el aspecto más conocido de esta ciudad. Sin embargo, lo que pocos saben es que en esta ciudad, ubicada a apenas dos horas y media de Lima, la historia milenaria, la diversión familiar y la industria vitivinícola también han asentado sus bases en estas tierras privilegiadas bañadas por el río Cañete.

Gracias a Dios tuvimos una encantadora guía -limeña pero que se siente más lunahuaneña que el camarón al ajo- ella nos mostró la ciudad y anexos con los atractivos principales de cada lugar. Miluska Nué y su hermana Rosita nos acompañaron en un tour lleno de anécdotas y mucha diversión. Entre muchas cosas que nos dijo -empezando el recorrido en el tradicional y famoso puente colgante- era sobre la historia de Lunahuaná se remonta a los albores del Perú. Existen evidencias de que los primeros pobladores llegaron a esta zona entre los 6000 y 2000 a.C. Sin embargo, fue durante la expansión del Imperio de los Incas que Lunahuaná se convirtió en la segunda ciudad más importante del imperio comandado por Pachacútec.

También nos dijo sobre el orígen de su nombre, Lunahuaná proviene de dos vocablos quechuas RUNA: gente. HUANAC: escarmentar, entonces concluímos que RUNAHUANAC: significa el que hace escarmentar gente. Después los españoles castellanizaron el vocablo a Lunahuaná. Existe sin embargo otra hipótesis sobre el nombre que significa Pueblo Castigado, debido a que sus pobladores se resistieron a la invasión incaica. Luego, por su ubicación estratégica, fue la residencia del inca durante varios años, mientras duró la conquista de los pueblos que aún se resistían a la colonización.

Lunahuaná esta ubicado a 38 Km al este de San Vicente de Cañete (Capital de la Provincia de Cañete) y a 182 Km. al Sureste de Lima. Para llegar a Lunahuaná desde Lima, debemos partir de la carretera Panamericana Sur y a casi una hora y media, se llega hasta Cañete. De aquí se toma el desvío a la izquierda en el Km. 144 de la Panamericana Sur, que conduce a Imperial - Lunahuaná - Yauyos. Lunahuaná cuenta con una carretera asfaltada y muy bien señalizada, lo cual nos permite un ingreso fácil y seguro al valle.

Su clima muy agradable, templado y cálido. Sol todo el año, eternamente primaveral. La temperatura media es de 16 ºC en invierno y 26º C en verano. El único problema son los mosquitos que abundan sobre todo cerca de los ríos. Julián Antezana trajo al paseo una caja de bloqueadores y repelentes que nos protegió al 100%.

Lunahuaná tiene como pueblos anexos a Ramadilla (con su caserío Con Con), Socsi, Lúcumo, Paullo, San Jerónimo, Langla, Jita, Condoray, Uchupampa, Catapalla. En total tiene una superficie de 500.33 Km2 y está a 479 msnm. Este lugar es ideal para relajarnos y olvidarnos de las tensiones de la oficina, del trabajo, estudio, etc. En Lunahuaná se puede apreciar construcciones antiguas, con material de adobe que aún se conservan y algunas con techos a base de caña brava. Se distinguen sus balcones de formas bellamente estéticas, con espacios perfectamente ubicados y a gran altura. Estas construcciones se pueden observar mayormente en su centro poblado, en algunos anexos y en los alrededores de su plaza.

Llegamos a Catapalla, después de la primera explicación de Miluska, cruzamos casi corriendo el Puente colgante, nos dijo que las estructuras de base son las originales, pero a raíz de los innumerables accidentes su diseño ha cambiado con el tiempo, el cual data del siglo XVI, construido con trozos de madera unidos entre si, sobre las tranquilas aguas del río, es visitado por muchos turistas. Entramos a su plaza de armas, pequeña y acogedora, nos tomamos algunas fotos en un monumento en forma de alambique.

Lo que nos traía el itinerario eran las Ruinas de Cantagallo ubicadas en el anexo de Catapalla, en el Km. 46 de la carretera que conduce a Lunahuaná. Estos restos arqueológicos datan de la época preincaica, son una especie de ciudadela que se esconde al otro lado del río. Aquí es donde Walter se sintió distinto, experimentó el llamado de sus ancestros y tratando de sacar las visiones de su mente se imaginaba al lado de una piscina con un pisco sour en la mano, tomándo sol al lado de una bella mujer. Creo que mas que un deseo eran alucinaciones por la dura travesía al escalar los cerros.

Juan Borea nos llevaba ventaja, alcanzó los cerros más rápido que nosotros, tuvo un pequeño traspié al bajar. Pablito como buen español tomó otro camino y después se incorporó nuevamente al grupo. Paco con cámaras en mano también tropezó y casi se accidenta. Un buen grupo subió a la cima del cerro donde se encontraban las ruinas. Los restantes bautizados como "Miluska y los Prostáticos" nos divisaban desde lo lejos.

Regresando estenuados fuimos a la "Reyna de Lunahuaná", una vieja bodega que data de 200 años de antigüedad. Es una de las 15 bodegas que producen piscos y vinos. Cada una tiene sus propias viñas y sus alambiques. Esta bodega formaba parte del recorrido turístico. Un paseo por sus instalaciones y una posterior degustación reafirmaron que nuestra bebida de bandera es la mejor. Dentro de sus instalaciones nos esperaba Godofredo González del Valle, el anfitrión. Nos dió una clase de como se elabora el vino, algunas reminicencias históricas y hasta como reconocer un buen pisco. Nos dijo que su bodega fue adquirida por José Manuel González del Valle Toledano, y es considerada como la Bodega Vitivinícola más antigua en la producción que excede los 200 años, de la Provincia de Cañete. Su producción actual es única y estrictamente artesanal, no usan maquinaria y es natural al 100% sin preservantes, fermentos, clarificantes, sin azucar adicional y sin azufre, por lo que sus productos no ocasionan la llamada "resaca" al día siguiente. Nos dijo también su producción solo se vende en la zona y que no nos dejemos sorprender. Nos presentó también su centro experimental de camaranes nativos en donde nos explicaron su ciclo reproductivo.

(Mañana la visita al INCAHUASI, almuerzo en el Restaurante "Rosita" y visita a Pacarán. Todo esto en HISTORIAS PROHIBIDAS)

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