sábado, 14 de agosto de 2010

CHANTAJE

Pedrito era un niño de 9 años que le gustaba mucho el fútbol y su papá le había regalado un balón de cuero y unos bonitos guantes de portero, esperaba con ansias que sean las 2 pm. para que terminen las clases del viernes y salir a jugar con sus nuevos implementos deportivos; aquel día las cosas no pudieron ser mejor, porque a eso de las 11 am. los profesores celebraron el aniversario de algo y todos los alumnos salieron temprano para sus casas.

Pedrito llegó a su casa y abrió despacito la puerta para darle una sorpresa a su mamá e irse a jugar y subió corriendo las escaleras cuando al pasar por el cuarto ve a su madre con un hombre desconocido, ambos estaban desnudos en la cama, quienes al estar en plena faena amorosa y en una compleja pose no se percataron de su presencia; Pedrito entonces, sin hacer, ruido se esconde en el rincón de un armario para desde una rendija seguir observando lo en la cama ocurría.

De pronto, se siente un portazo y el marido grita desde abajo ¡querida, salí temprano… ya lleguééé!, la mujer salta de la cama y se pone rápidamente una bata y mete a toda prisa a su amante desnudo en el armario, sin darse cuenta que dentro estaba Pedrito, y vuelve a su cama con cara de estar enferma justo en el momento que el marido entra y le dice que se siente mal, el marido se alarma y baja con ella para llevarla al médico, en eso todo queda en silencio y se escucha este diálogo:

Pedrito: - Está muy oscuro aquí dentro.
El desconocido contesta sorprendido: - Si, así es.

Pedrito: - Tengo un balón nuevo de fútbol.
Desconocido: - Me parece bien.
Pedrito: - ¿Quieres comprarlo?
Desconocido: - No, gracias.
Pedrito: - Puedo llamar a mi papá por su celular y contarle lo que vi y encontré en el armario.
Desconocido: - De acuerdo. ¿Cuánto pides por él?

Pedrito: - 300 soles.
Desconocido: - Está carito, no importa, te lo compro pero no digas nada.
Pedrito: No te preocupes

Pedrito recibe los 300 soles y el desconocido se pone rápidamente su ropa dentro del armario y se hace humo a la carrera. Unas semanas más tarde sucede de nuevo algo parecido, Pedrito y el amante desconocido se vuelven a encontrar, escondidos, en el armario.

Pedrito vuelve a la carga: - Está muy oscuro aquí dentro.
Desconocido: - Si, así es.
Pedrito: - Tengo unos guantes nuevos de portero
El desconocido, recordando la última vez que se encontraron, pregunta: - ¿Cuánto pides por ellos?
Niño: - 300 soles.
Hombre: - De acuerdo.
Y siguió el mismo ritual de la huida apresurada.

Al día siguiente, el papá le dice a Pedrito:
- Trae tu balón y tus guantes, vamos a jugar un rato en el parque.
Pedrito responde: - No puedo, los he vendido.
El papá le pregunta: - ¿A cuánto los has vendido?
Pedrito dice: - 600 soles.
El papá frunce el ceño y contesta: - Es malo aprovecharse de la gente... Ese precio es exagerado por las dos cosas... Vamos de inmediato a la iglesia para que te confieses.

Juntos llegan a la iglesia, y una vez allí el papá hace que Pedrito entre al confesionario que era una cabina cerrada y sobrecogedora lo cual asustaba a Pedrito.

Y Pedrito dice: - Está muy oscuro aquí dentro.
El cura abre la ventanilla y ve al niño y por la puerta entreabierta ve también al papá que lo esperaba afuera y contesta:

- ¡No seas pendejo y dime que me vas a vender ahora!


Mario Domínguez Olaya

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