domingo, 4 de diciembre de 2011


SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO
JUAN EL BAUTISTA
"Envío mi mensajero a preparar el camino..." 
Por el P. Clemente Sobrado

San Marcos 1,  1 - 8:
Comienzo del Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre. Y proclamaba: “Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.”

Reflexión

En este Segundo Domingo del Adviento comenzamos con el Evangelio de Marcos, presentando la figura de Juan como el mensajero que va por delante preparando caminos. Siempre se necesita de alguien que abra caminos, que vaya por delante. Estos son los hombres y mujeres que marcan la historia y también nuestras vidas. Marcos presenta la figura de Juan con unos rasgos que me parecen sumamente interesantes por lo que tienen de humano y por lo que tienen ya de Evangelio. Yo quisiera rescatar tres de esos rasgos de la personalidad de Juan que nos pudieran servir a todos también como una manera de lograr una convivencia humana y cristiana distinta.

El primer rasgo: Juan es de los que sabe reconocer a los otros. No es de los que ocupa toda la primera página, sino que da espacio a los demás. Para Juan los demás son importantes y no pasan desapercibidos, porque él mismo los señala.

El segundo rasgo, sumamente interesante: Juan es de los que deja que los otros crezcan. No es de los que se resiente de que otros puedan ser más y que los otros medren. Algo bien interesante para cuantos hacemos lo posible para achatar a los demás para que nuestra figura destaque más. No hay nada más pobre que utilizar a los demás desacreditándolos para que nosotros podemos llamar la atención.

El tercer rasgo, para mí estupendo: Juan es de esos hombres que es capaz de reconocer lo bueno, las cualidades y las virtudes de los otros. Juan no es de los que pasan por la vida como barrendero buscando basuras, sino rescatando lo bueno de los demás. Gesto que dice mucho de la grandeza de su corazón. La chismografia y los chismógrafos se parecen muy poco a él porque estos solo tienen ojos para ver lo negativo y las sombras de los demás, se gozan en las deficiencias del otro. Me atrevería a decir que Juan ha aprendido de Dios esta manera de ser y comportarse porque también Dios sabe reconocernos a cada uno, quiere que crezcamos y reconoce, aun en medio de nuestras debilidades, todo lo bueno que llevamos dentro.

Fuente
La Iglesia que camina

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