EDUCANDO PARA LA DEMOCRACIA
La democracia no es sólo un estilo de gobierno, mucho menos un acto de elecciones; es una cosmovisión, una manera de entender el mundo y de vivir las relaciones con el entorno. Por ello el concepto de democracia no es estático: es un concepto dinámico que va enriqueciéndose con la evolución de la sociedad. No son lo mismo las democracias patriarcales de Grecia antigua, las democracias occidentales del siglo XIX, las democracias occidentales en el siglo XXI, la democracia rusa después de la Perestroika o las democracias africanas en esta misma época.
Así, democracia en nuestra cultura incluye en su percepción de hoy los derechos humanos, el respeto al medio ambiente, la calidad de vida de la población, la libertad de expresión, etc.
La democracia es un concepto en construcción permanente; cuando en una sociedad el ejercicio democrático es positivo, la población lo aprecia, defiende y sostiene. Cuando el ejercicio no es positivo, la población se desencanta y busca otros cauces de organización. No podemos olvidar la frase de un gobernante militar peruano de la década del 50: “La democracia no se come”, o la aprobación del pueblo peruano en las encuestas al golpe de Fujimori.
La democracia no se juega solamente en el escenario nacional. Una sociedad democrática lo es desde sus células básicas, desde todo tipo de organizaciones (sindicatos, escuela, iglesia, clubes culturales, federaciones deportivas…); cuando no hay un entramado social de organizaciones que viven democracia en su día a día, el gobierno democrático nacional corre gran riesgo de convertirse en una fachada.
Una de las estrategias más utilizadas por la dictadura de Fujimori-Montesinos fue copar las instituciones de todo tipo y convertirlas en pantomima; con ello aseguraban un pueblo envilecido que no cuestionaría su dominio y a lo más trataría de estar más cerca de los que “cotaban el jamón” para recibir prebendas personales. De allí la importancia de ir educando para la democracia en toda institución social a la que pertenecemos, y la responsabilidad de todos los ciudadanos para impulsarla.
Juan Borea Odría
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