sábado, 6 de agosto de 2011



La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por el modo en el que se trata a sus animales. (Mahatma Gandhi)


Hace un par de años, mi hijo encontró abandonado a un perrito, estaba escuálido, sucio y lleno de garrapatas y su pelaje estaba hecho una calamidad, mi hijo le convidó lo que estaba comiendo y el animalito lo siguió hasta mi casa, lo alimentamos esa noche, parecía no haber comido durante semanas y al día siguiente lo llevamos al veterinario para que lo bañe y desparasite; desde entonces se ha convertido en un inseparable compañero y, debo decirlo, he encontrado en él actitudes de gran humanidad que le son esquivas a muchas personas que conozco, él no vacila en acompañarme en mis cotidianas noches de insomnio siempre está ahí, a mi lado esperando el paseo nocturnal y la frescura de la madrugada.

DIARIO DE UN PERRO ABANDONADO

1ra. semana:
Hoy cumplí una semana de nacido, ¡Qué alegría haber llegado a este mundo, todo es tan bonito!

1er. mes:
Mi mamá me cuida muy bien. Es una mamá ejemplar y me da mucha leche.

2do. mes:
Hoy me separaron de mi mamá. Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos tristes me dijo adiós, esperando que mi nueva "familia humana" me trate tan bien como ella lo había hecho.

4to. mes:

He crecido rápido; todo me llama la atención. Hay varios niños en la casa donde vivo y yo los veo como si fueran mis "hermanitos". Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo les muerdo jugando.

5to. mes:
Hoy me regañaron. Mi ama se molestó porque me hice "pipí" adentro de la casa; pero nunca me habían dicho dónde debo hacerlo. Además duermo en la recámara... ¡y ya no me aguantaba!



12avo. mes:
Hoy cumplí un año, ya soy un perro adulto y mis amos comentan que crecí más de lo que ellos pensaban; supongo que estarán orgullosos de tener un perro como yo.

13avo. mes:
Hoy "mi hermanito" me quitó la pelota, yo nunca agarro sus juguetes, así que se la quité. Pero mis mandíbulas se han hecho muy fuertes y lo lastimé sin querer. Después del susto, me encadenaron en el patio a pesar de que hacía mucho calor y estuve casi sin poderme mover. Dicen que van a tenerme en observación y que soy ingrato. No entiendo nada de lo que pasa, sólo se que me siento mal y estoy triste.

15avo. mes:
Ya nada es igual... me subieron a la azotea. Me siento muy solo, y siento que mi familia ya no me quiere; varias veces se les olvida que tengo hambre y sed, y ni siquiera tengo un techo que me cobije del sol o la lluvia.

16avo. mes:

Estoy contento, hoy me bajaron de la azotea, seguramente mi familia ya me perdonó estaba tan emocionado que saltaba de puro gusto, además escuché que me van a llevar con ellos de paseo. Corriendo subí al auto y enfilamos hacia la carretera, de repente pararon el auto. Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo". No comprendo por qué cerraron la puerta y se fueron. "¡Oigan, esperen!" se... se olvidan de mí. Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas. Mi angustia crecía y corrí detrás del auto hasta casi me desvanecerme, ellos no se detenían; me habían abandonado.

17avo. mes:
He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa. Me siento solo y estoy perdido. En mi sendero hay gente de buen corazón que me ve con tristeza y me da algo de comer. Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma. Yo quisiera que me adoptaran y seria leal como ninguno. Pero solo dicen "pobre perrito", se ha de haber perdido.

18avo. mes:
El otro día pasé por una escuela y había muchos niños y jóvenes y de inmediato me acordé de mis "hermanitos". Me acerqué moviendo el rabo para jugar, y un grupo de ellos, riéndose, me lanzó una lluvia de piedras "a ver quien tiene mejor puntería", hasta que una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo con él.

19avo. mes:
Esto es absurdo, cuando estaba más bonito se compadecían más de mí, ahora estoy muy flaco; mi aspecto ha cambiado. Perdí el ojo herido y la gente más bien me bota a escobazos cuando pretendo echarme en una pequeña sombra.

20avo. mes:
Casi no puedo moverme. Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, un auto me arrolló. Yo estaba en un lugar seguro llamado "cuneta", pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor, que hasta se ladeó con tal de centrarme; ojalá me hubiera matado, pero solo me dislocó la cadera. El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba a ladera del camino.

21avo. mes:
Llevo diez días bajo el sol, la lluvia, el frío y sin comer. Ya no me puedo mover, el dolor es insoportable. Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo y parece que hasta mi pelo se está cayendo. Alguna gente pasa y ni me ve; otras dicen: "No te acerques" Ya casi estoy inconsciente; pero alguna fuerza extraña me hizo abrir el único ojo que me quedaba y vi a la señora que con su dulce voz me hizo reaccionar. "Pobre perrito, mira como te han dejado", decía... junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo: "Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir." A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió. Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole me ayudara a descansar. Solo sentí el piquete de la inyección y me dormí para siempre pensando en por qué tuve que nacer si nadie me quería.

Mario Domínguez Olaya

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