martes, 9 de agosto de 2011



SOLIDARIDAD

Agobiado y desesperado caminaba sin rumbo bajo la lluvia invernal, sintiendo que en la vida el sentido de lo humano se perdía, cargando en el día a día la responsabilidad de vivir para triunfar.

Cuan desesperado llevaba mi corazón destrozado por más de una ingrata correspondencia que en mi vida vi llegar, y no correspondido como esperaba en el desgano vine a acabar.

Sin un sol en bolsillo, inapetente y extenuado seguí cumpliendo la pesada jornada que no devolvía de manera justa el valor de mi energía que sentía agotar.

Pensé así que solo debía andar el duro camino de mi existir, sin molestar a nadie sin acudir a ninguna puerta pues mi orgullo pensé siempre valorar.

Sucedió lo inesperado, o quizás no tanto y en un abismo sentí caerme y más solo que nunca la decepción y la tristeza me terminaron por agobiar.

Fue así, que en el momento más inesperado llegaron a mi llamado desesperado, aquellas personas que nunca quise molestar.

Y rescatado fui del pozo sin fondo en que caía por la mano amiga que siempre estuvo ahí, y que por momentos en mi inconsciencia pude ignorar.

La vida continua en el vaivén de las subidas y bajadas, mas no le deseo al amigo algún día yo poder ayudar, porque sería de este modo desearle, un momento de angustia y necesidad, solo puedo desearle que Dios en su infinita bondad lo proteja siempre de caer en el agujero negro del sufrimiento y la necesidad.

El Dr. Joe 90

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