




Para el que escribe fue una gran satisfacción y a la vez un gran honor hace 5 años haber conducido a ese grupo de gente que compartió en la década de los setentas, un salón de clases. Lo que se realizó para nuestras Bodas de Plata, significó un gran punto de partida en la integración de la promoción como el de ver las cosas desde otro ángulo, siendo protagonistas de nuestro andar junto a nuestros ex compañeros de clase. Una canción preciosa de Serrat canta la magnitud infinita, los matices y las formas de decir amigo. Se pasea por aquellos amigos del barrio, con quienes los hombres jugaban a las bolitas y las amigas cocinaban tortas de barro... Los amigos de colegio, aquellos de las maldades, las copias en pruebas, y de las primeras confidencias en el amor..

Si evoco a mis amigos, me lleno de alegría por los que hoy están conmigo y de nostalgia por los que ya no veo. Un amigo es nuestro mejor espejo: si pienso en ellos, veo mi vida, mis pasos, con caídas y grandes saltos, tal cual ha sido, pues ellos han sido testigos de cada una de mis experiencias. Por ahí leí alguna vez que "las personas que no tienen amigos es porque están demasiado centradas en ellas mismas, y suelen ser intolerantes", a decir verdad son palabras que comparto. La amistad es un índice de salud mental . En nuestra adolescencia fue fundamental para reforzar la identidad, y en la adultez el amigo es el testigo de nuestra historia. Tener amigos implica aceptar y tener el don de amor, sólo así se establece este circuito de dar y recibir. Aquí justamente radica el punto que quiero tocar hoy.
No existe mayor satisfacción que trabajar para tu grupo, aquel que comparte en la gran mayoría tus valores y formas básicas de ver las cosas. Esperar o no el reconocimiento es lo de menos en estas circunstancias. Al tomar las riendas de la promoción en lo referente a las actividades por nuestro aniversario número 25 fue un gran reto. Creo que la gestión cumplió la mayoría de expectativas y fue el inicio de un proceso de integración entre los miembros de la promoción.

Juan Borea y Felix Sumari estuvieron presentes en aquella oportunidad, ellos, dos educadores que actualmente siguen trabajando en pro de una mejor educación en el país, desde sus centros educativos que orgullosamente dirigen desde hace muchos años. Fuimos 32 de nosotros los que compartimos de ese célebre momento y participamos de una amena charla que duró aproximadamente hora y media. Hubo gente que no la veíamos de tiempo y que ese domingo de diciembre se reinsertaron en la promoción. Fue una experiencia muy grata que tenemos que volverla a pasar este domingo 30 por la mañana en las instalaciones de nuestra alma mater.
Recordar ahora a Felix Sumari, preguntando a Iván, a Toño y a Percy sobre geografía ese día hizo que el tiempo retrocediera más de 35 años en el reloj de la vida. Escuchar a Juan Borea hablandonos sobre los valores y sentido de la vida, es como rebobinar aquella cinta de la vida escolar, escuchar aquellas enseñanzas con otros oídos, un poco más experimentados y confirmando que esas verdades siguen siendo las mismas aunque haya transcurrido el tiempo.

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