sábado, 15 de noviembre de 2008

UN BURRO CON INGENIO

Un chacarero caminaba al lado de su viejo burro, renegaba en su andar por que el jumento con las justas podía cargar en su lomo un par de pequeñas talegas y ni pensar en treparse sobre él por que simplemente doblaría las rodillas y no daría un solo paso, sin embargo le tenía cierto aprecio al animal sobre todo por que lo había acompañado durante varios años, iba sumido en estos sentimientos encontrados y no se dio cuenta que el burrito caminaba adormilado y se había metido por un sendero equivocado. Tomó en cuenta la situación cuando sintió un fuerte golpe seguido de un rebuzno adolorido, el burro se había precipitado dentro de un pozo seco que estaba a ras de suelo. El animal lloró lastimeramente durante varias horas, mientras tanto el campesino cavilaba alguna manera para sacarlo de ahí y después de varias vueltas llegó a la conclusión de que no se podía hacer nada.

El chacarero enfrió su corazón y las sombras de la razón iluminaron sus reflexiones, entonces decidió que, estando viejo el burro y estando el pozo seco y con necesidad de ser tapado y nivelado; entonces realmente no valía la pena sacarlo de aquel hueco y concluyó que lo mejor era llenar de tierra el pozo con burro y todo dentro.

Estando cerca el pueblo, fue a llamar a sus vecinos para que lo ayudaran en esa labor. Cada uno de los acomedidos vecinos con sus respectivas palas comenzaron a tirarle tierra al pozo. Hasta aquí el burro, al sentir el rumor de la gente pensó que su amo había ido por ayuda para sacarlo del hueco, pero cuando sintió las primeras paladas de tierra sobre su lomo se dio cuenta de lo que estaba pasando y comenzó a llorar con amargura. La tierra seguía cayendo y el burro seguía llorando, pero de un momento a otro y para sorpresa de todos, se hizo el silencio mientras las paladas de tierra continuaban cayendo.

Intrigado, el chacarero se asomo al borde del pozo para ver lo que pasaba y al mirar al fondo del mismo se sorprendió por completo, vio que con cada palada de tierra, el burro hacía algo increíble: se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra. Y como eran varios brazos los que tiraban la tierra muy pronto todos los presentes vieron sorprendidos cómo el burro llegaba hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando de aquel atolladero.

El burro encontró la solución a su desgracia dentro de su desgracia misma, comprendió que en el devenir de la vida van a tirarte todo tipo de tierra encima, incluso aquellos que en un momento dijeron apreciarle y comprendió también que para salir de ese hueco lo único que tenía que hacer era sacudirse la tierra del lomo y usarla para dar un paso hacia arriba, convirtiendo aquello que estaba destinado a sepultarlo como un escalón hacia su salvación. El burro demostró que era posible usar la tierra que a veces nos echan encima para salir adelante.
Mario Domínguez Olaya

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