miércoles, 12 de noviembre de 2008

REALMENTE OH, DIOSAS!

Cuando estoy en Perú veo mucha televisión. Hay mucho que ver, existen todo tipo de programas y de todo formato. Es más interesante que en mi país. Dentro de la televisión en señal abierta, creo que mucho se recurre al travestismo, inclusive en programas familiares. En la señal cerrada existe un canal que creo yo recoge lo que la gente de clase media promedio desearía ver a diario: PLUS TV.

En la señal 6 de Cable Mágico (empresa de cable) existen muy buenos programas que divierten y educan para todos los gustos. Hay un programa de corte femenino que no encaja del todo con el sentir de los televidentes por algunos excesos que se presentan diariamente. Su nombre: OH, DIOSAS!

Desde el nombre, este espacio televisivo lo que trata de transmitir es llevar a la mujer moderna todos los instrumentos útiles para mantenerla actualizada y que le permitan actuar a la altura de los tiempos modernos. Eso está muy bien, yo me considero una mujer moderna y pensante, ejecutiva y libre en mis pensamientos. No me imagino cocinando diariamente sino por placer, puedo leer un buen libro de ciencias como una novela rosa. Cuando tengo que ser firme y tenaz lo soy, y cuando me emociono con un sunset disfruto mi sensibilidad. El programa en cuestión pretende todo esto, pero creo que están equivocando la clara intención que se refleja en las conductoras en la interrelación con el chef.

Astrid Fiedler y Almendra Golmelsky, conductoras de este espacio, arremeten contra el chef Javier Ampuero en todo sentido. Ellas de observadoras, esperando ser servidas, sin mediar ninguna ayuda y/o colaboración para con él le hacen su participación la más incómoda del programa. Mas aún, sus estaturas exceden muy visiblemente con la de Ampuero, él hace esfuerzos denodados para sortear la artillería implacable. Pareciera que este "disfrute" está dentro del libreto a seguir porque se repite siempre. Es la imagen que se quiere vender. Soy mujer, pero me incomoda esta actitud "infantil" de dos conductoras que aunque bellas se comportan alejadas un poco de su edad, sobre todo la Sra. Golmesky, madre de familia. En lo referente a Astrid Fiedler parecería que no pudo experimentar a plenitud su adolescencia y juventud primaria por desarrollarse intelectual y artísticamente, y ahora en su tercera década de vida trata de comportarse como tal.

El programa es bueno, podría ser mejor, si se corrige esto. Ser moderna e independiente no nos debe llevar a actuar como niñas grandes hasta cierto punto insoportablemente antipáticas. No ganamos nada denigrando al hombre si queremos ser mejor, ese no es el camino. No cometamos los mismos yerros de ellos si queremos superarlos. Este es un mensaje constructivo, que creo que muchos coinciden conmigo. Si bien es cierto que es un programa femenino, creo también que se está vendiendo mal la idea de ser una "mujer moderna". Para el bien de la teleaudiencia sería recomendable cambiar de rumbo...
Conozcámos un poco más a Astrid (en la habitación De Henry Spencer)


1 comentario:

  1. Siempre me ha parecido una estupidez limitar el problema del racismo en nuestro país a la discriminación en los locales nocturnos. Las últimas elecciones han sido una muestra palpable de que el racismo genera situaciones mucho más graves y dolorosas que la imposibilidad de bailar perreo en Aura.Pero es preciso cambiar el rumbo de lo que se pone en TV en estos días.
    No solo existe en ese programa racismo, coincido contigo en exponer este tópico. Ser "joven" no es sinónimo de hablar "estupideces". Las conductoras de este bódrio televisivo están muy desubicadas...

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