viernes, 1 de abril de 2011


EL CENTENARIO DEL HERMANO MATEO

Experiencia que se traduce en sabiduría

Qué marista no recuerda con agrado al carismático Hermano Carmelo (Arsenio Merino Ramos), aquel que promovía en cada colegio marista, la vocación de la enseñanza siguiendo los pasos de Marcelino Champagnat. Muchas veces lo vimos pasear por las instalaciones del Ramírez Barinaga llevando ese mensaje que hasta ahora queda en nosotros como instrumento para ser mejores cada día. A pesar de su edad, conocía del manejo con la juventud, de llegar a ellos y despertar el yo espiritual en cada encuentro que tenía con el alumnado.



Fuimos la promoción que -junto con la denominada Santa María Reyna- fue la última en vivir una etapa de cambios trascedentales dentro del colegio, en lo referente a lo académico y espiritual. Al siguiente año de egresar -en 1979- se marcó el inicio de una convivencia diferente entre el alumnado, profesores y hermanos maristas. Es aquí que ingresan al colegio, hermanos maristas con experiencia, que junto con los jóvenes desarrollaban una metodología de la enseñanza diferente en donde la disciplina jugaba un rol muy importante. Es aquí que se incorporan hermanos maristas como Fausto, Santos, Boldú y el hermano Lazaro Armendariz, que fue el que siguió a Manuel García como director.


La presencia de los hermanos maristas desde sus inicios ha sido muy importante en la formación de jóvenes dentro de la familia marista. Aquellos hermanos que cada día son menos en cada colegio y en donde cada vez se pierde ese espíritu de vocación, fueron los que inculcaron los principios que marcan la vida de todo cristiano. Ahora -al igual como lo hacía Carmelo- en el pasado, hay un hombre que a pesar de haber cumplido su primer centenario de natalicio, se encuentra fortalecido por ese gran espíritu marista que siempre ha existido entre los hermanos dedicados desde sus inicios a la enseñanza: EL HERMANO MATEO.


Feliz cumpleaños N° 100 Hno. Mateo Valle


A esa noble extirpe de "Caballeros de San Marcelino" pertenece el centenario Hermano Mateo. Y esos 100 años de vida son motivo de celebración y gozo, ejemplo de amor a nuestra Buena Madre, de entusiasmo por el sueño de San Marcelino, de amor por los niños y jóvenes, de auténtica vocación Marista. El Hno Mateo Valle (Abundio Valle Frances García García), natural de Matabuena de Santullán, Palencia (España), nuestro primer Hermano Centenario, ha podido acompañar varias de las obras Maristas.


Una vida entregada al servicio, dejando familia, su lugar de nacimiento, todo por el amor a la juventud y al encargo de Marcelino Champagnat. Fue fundador del Colegio San José de Huacho junto a los hermanos Andrés y Octavio en 1932, Director del Cristo Rey de Cajamarca, educador y Director varios años del Puericultorio Pérez Aranibar y la Climática Tomás Valle. Educador en los Colegios San José del Callao, San Luis de Barranco, y largos años de Director de Primaria y Jefe de la Banda en el Colegio Champagnat en sus locales de Miraflores y Surco.



En todas sus misiones sus muchos exalumnos, educadores y todo el personal de los colegios han sido testigos de su amor a Dios y a la Virgen, su cariño por todos los alumnos, su trabajo y entrega, su amor a la música y en general su calidad personal y de religioso. Conversando con Arturo Cajaleón (actual director del Champagnat) nos dijo que hasta el año pasado el Hermano Mateo dejaba parte de si en el colegio de Surco, y que siempre entregaba esa valiosa enseñanza que el alumnado estaba ansioso de recibir.


Un hombre lúcido, noble, carismático, sencillo y con muchas ganas de trabajar estuvo de cumpleaños este último 25 de marzo. Aunque sabemos que tiene dos fechas como cumpleaños, el 25 es su verdadero día de nacimiento y el 28 es el nacimiento legal. Lo importante es que vive para contar su enriquecedora vida llena de anécdotas y sobre todo la experiencia almacenada durante todos estos años de fidelidad a Cristo y a la Virgen María.


El Colegio Champagnat de Surco le brindó la semana pasada un reconocimiento a todos estos años dedicados a la vocación y al apostolado de la enseñanza. El viernes 25 se llevó a cabo el homenaje de toda la Congregación Marista del Perú y el lunes 28 recibió los honores de parte de toda la familia del Champagnat que fue hasta hace poco su casa de enseñanza. Tenemos pues el gran deber moral de orar para que Jesús, nuestra Buena Madre y San Marcelino sigan acompañando y bendiciendo su vida y vocación. Y a nosotros que podamos seguir sus muchos buenos ejemplos. Su presencia debe ser inspiración para los hermanos maristas que inician su trabajo y para nosotros, alumnos y exalumnos que de alguna manera con nuestras vidas tratamos de ser merecedores de la rica herencia de Marcelino Champagnat.


Paco Cárdenas Linares

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