Anthony de Mello (1931-1987) fue un sacerdote jesuita que nació en la India donde se consagró al sacerdocio graduándose posteriormente en Psicología en los EEUU, sus estudios lo llevaron a asumir una actitud ideológica heterodoxa en medio del dogmatismo de la fe católica, sus escritos eran una singular mezcla de la doctrina judeo-cristiana con la filosofía oriental y en particular con el budismo; una lectura superficial de la obra de Anthony Mello indicaría un eclecticismo vano y confuso, pero lo que verdaderamente motivaba al padre Mello era demostrar que aún adoptando una posición doctrinaria concreta podía desplegar las alas de la libertad de pensamiento dentro de la propia iglesia católica y se propuso sincronizar axiológicamente* las propuestas del cristianismo primitivo con los valores de Sidartha Gotama (Buda) que dicho sea de paso eran un par de milenios más antiguos que Cristo; y descubrió que era posible una simbiosis ideológica entre ambas doctrinas no en el sentido etéreo y espiritual sino en algo tan pedestre como el mismo ser humano con sus defectos y virtudes.
Esta búsqueda singular no fue solo del padre Mello ya había el antecedente de otro jesuita el padre belga Pierre Teilhard de Chardin (1814-1955) cuya formación de Paleontólogo lo llevó primero a tratar de infundir un racionalismo naturalista en el pensamiento católico para luego desembocar en propuestas de orden dialéctico que lo pusieron en el umbral de la excomunión y el anatema; y mas cercano aun está el caso de nuestro compatriota el padre Gustavo Gutiérrez (para “variar” también jesuita), mentor y gestor de la Teología de la Liberación que estructuraba una nueva propuesta dentro de la Iglesia Católica fusionando el pensamiento de Cristo con el de Marx, estas ideas renovadoras iniciaron un nuevo horizonte en las personas que sin dejar su fe se orientaron hacia la causa de los pobres y explotados y causó gran revuelo en la jerarquía oficial del catolicismo (sobre todo los influenciados por la vertiente fascistoide del Opus Dei) y condenaron al ostracismo al padre Gutiérrez desterrándolo en alguna isla antillana donde solo puedan oírlo los pájaros y mariposas prohibiéndole publicar una sola línea que no sean padrenuestros y avemarías. Por último, cabe mencionar que el padre Mello estuvo en la mira de la “Congregación para la doctrina de la fe” (un eufemismo de la antigua Inquisición) y que por esos años era dirigida por el cardenal Ratzinger –hoy Papa Benedicto XVI-. Léase con cuidado esta parábola que encontré del padre Anthony Mello:
Esta búsqueda singular no fue solo del padre Mello ya había el antecedente de otro jesuita el padre belga Pierre Teilhard de Chardin (1814-1955) cuya formación de Paleontólogo lo llevó primero a tratar de infundir un racionalismo naturalista en el pensamiento católico para luego desembocar en propuestas de orden dialéctico que lo pusieron en el umbral de la excomunión y el anatema; y mas cercano aun está el caso de nuestro compatriota el padre Gustavo Gutiérrez (para “variar” también jesuita), mentor y gestor de la Teología de la Liberación que estructuraba una nueva propuesta dentro de la Iglesia Católica fusionando el pensamiento de Cristo con el de Marx, estas ideas renovadoras iniciaron un nuevo horizonte en las personas que sin dejar su fe se orientaron hacia la causa de los pobres y explotados y causó gran revuelo en la jerarquía oficial del catolicismo (sobre todo los influenciados por la vertiente fascistoide del Opus Dei) y condenaron al ostracismo al padre Gutiérrez desterrándolo en alguna isla antillana donde solo puedan oírlo los pájaros y mariposas prohibiéndole publicar una sola línea que no sean padrenuestros y avemarías. Por último, cabe mencionar que el padre Mello estuvo en la mira de la “Congregación para la doctrina de la fe” (un eufemismo de la antigua Inquisición) y que por esos años era dirigida por el cardenal Ratzinger –hoy Papa Benedicto XVI-. Léase con cuidado esta parábola que encontré del padre Anthony Mello:
(*) Axiología: Tratado sobre los valores éticos y morales en un horizonte cultural determinado.
EL PESCADOR SATISFECHO
Un rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur, tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
- "¿Por qué no has salido a pescar?", le preguntó el industrial.
- "¿Porque ya he pescado bastante por hoy" respondió el pescador.
- "¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?", insistió el industrial.
- "¿Y qué iba a hacer con ello?", preguntó a su vez el pescador.
- "¿Ganar más dinero?", fue la respuesta. "De ese modo podrás poner un motor a tu barca. Entonces podrás ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarás lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrás más peces y más dinero. Pronto ganarás para obtener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serás rico, como yo".
- "¿Y qué haré entonces?", preguntó de nuevo el pescador.
- "¿Y qué iba a hacer con ello?", preguntó a su vez el pescador.
- "¿Ganar más dinero?", fue la respuesta. "De ese modo podrás poner un motor a tu barca. Entonces podrás ir a aguas más profundas y pescar más peces. Entonces ganarás lo suficiente para comprarte unas redes de nylon, con las que obtendrás más peces y más dinero. Pronto ganarás para obtener dos barcas... y hasta una verdadera flota. Entonces serás rico, como yo".
- "¿Y qué haré entonces?", preguntó de nuevo el pescador.
- "Podrás sentarte y disfrutar de la vida", respondió el industrial.
- "¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?", respondió el satisfecho pescador.
(Extraído de "El Canto del Pájaro" de Anthony de Mello)
Mario Domínguez Olaya
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