Los mensajes y lemas de la campaña electoral en curso nos permiten detectar algunas concepciones erróneas que mucha gente tiene sobre lo que debe ser el alcalde o el presidente de Región. Una de estas concepciones se refleja en un mensaje que se repite hasta el cansancio: el de las "obras.." "Que las obras continúen..", "por más obras", "Hablan las obras". Incluso recordamos un alcalde de Lima cuyo partido se llamaba OBRAS.
Lo que está en el fondo de esta idea es que un buen gobernante es quien hace obras, y eso es un grave error: las obras de por sí no tienen relevancia; cuántas de ellas han acabado como "elefantes blancos"; cuántas otras han servido para satisfacer intereses particulares, y cuántas han sido fuente de corrupción al sobrevaluarse.
El alcalde está para dirigir la vida de la ciudad, así como el Presidente Regional debe dirigir la vida de la Región. El elegido en las urnas debe ser el líder, el promotor de su circunscripción; por supuesto que para dirigir la vida ciudadana tendrá que hacer varias obras, pero integradas a una visión de conjunto y en el marco de una autoridad que gobierna realmente.
Lo que está en el fondo de esta idea es que un buen gobernante es quien hace obras, y eso es un grave error: las obras de por sí no tienen relevancia; cuántas de ellas han acabado como "elefantes blancos"; cuántas otras han servido para satisfacer intereses particulares, y cuántas han sido fuente de corrupción al sobrevaluarse.
El alcalde está para dirigir la vida de la ciudad, así como el Presidente Regional debe dirigir la vida de la Región. El elegido en las urnas debe ser el líder, el promotor de su circunscripción; por supuesto que para dirigir la vida ciudadana tendrá que hacer varias obras, pero integradas a una visión de conjunto y en el marco de una autoridad que gobierna realmente.
Lamentablemente poco a poco hemos asociado el cemento con la eficiencia, y un alcalde se hace visible sólo cuando inaugura algo. Esto lo aprovechan los malos gobernantes, que renuncian a su principal tarea (conducir la vida ciudadana) y se dedican a inaugurar cosas (útiles o no), todas con su enorme letrero, en ceremonias que muchas veces cuestan tanto o más que lo inaugurado.
Hay también quienes con desfachatez inauguran locales inconclusos o sin equipar tomando prestado de otros lugares el equipo que luego devuelven (en la inauguración "bamba" de un hospital incluso llevaron prestaditos enfermos de otro nosocomio). Otros avivados inauguran carreteras por tramos, o locales piso por piso. Los hay quienes remodelan una parte de un todo previamente existente, pintan lo antiguo y lo remodelado con el mismo color y hacen publicidad como si inauguraran algo totalmente nuevo. Todo esto con el apoyo de sectores de prensa convenientemente "aceitados" (Químper dixit).
Concluimos con nuestra permanente invocación para hacer pedagogía política aprovechando el período electoral. En la medida que ayudemos a formar conciencia ciudadana habrá menos espacio para los oportunistas que desprestigian la tarea de gobernar.
Juan Borea Odría
Hay también quienes con desfachatez inauguran locales inconclusos o sin equipar tomando prestado de otros lugares el equipo que luego devuelven (en la inauguración "bamba" de un hospital incluso llevaron prestaditos enfermos de otro nosocomio). Otros avivados inauguran carreteras por tramos, o locales piso por piso. Los hay quienes remodelan una parte de un todo previamente existente, pintan lo antiguo y lo remodelado con el mismo color y hacen publicidad como si inauguraran algo totalmente nuevo. Todo esto con el apoyo de sectores de prensa convenientemente "aceitados" (Químper dixit).
Concluimos con nuestra permanente invocación para hacer pedagogía política aprovechando el período electoral. En la medida que ayudemos a formar conciencia ciudadana habrá menos espacio para los oportunistas que desprestigian la tarea de gobernar.
Juan Borea Odría
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